SEPTIEMBRE, 26

Leo en un libro dedicado a los pidgins y creoles, editado en 1995 en Ámsterdam y Filadelfia, conjunto de colaboraciones de varios autores, breves noticias sobre lenguajes mixtos, jergas o pidgins (su estatuto no resulta claramente de aquellas, en todo caso, un pidgin no extendido) que fueron empleados por los marineros vascos que faenaban en Islandia y Norteamérica, para comunicarse con las gentes que habitaban las costas de los mares por ellos visitados. Por ejemplo, durante el período 1550-1650 en New Found Land (Terranova) y golfo de San Lorenzo se utilizó un pidgin vasco-montañés (indios montañeses). Y a fines del siglo XVI y comienzos del siglo XVII, otro vasco-micma en S.E. del Canadá. No trae el estudio ejemplos de oraciones y por ello no resulta cuál es la lengua lexificadora y a cuál pertenece la gramática. Pero sí trae breves ejemplos de otras jergas o pidgins utilizadas por los pescadores vascos, concretamente de lo que denomina vasco-islandés utilizado en el s. XVII en las aguas de Islandia. En realidad, del ejemplo que muestra resulta un pidgin anglo-vasco en el que el vocabulario común es vasco (lengua lexificadora) y la gramática, germánica. Seguramente el inglés de los marineros británicos del mar del Norte no era desconocido a los islandeses. El texto vasco dice: eman (dar) ieza.da.zu (aux. imperativo. A mí. Tú) (dame) esne bero.a (leche caliente. Determinativo) eta (y) gurin berri. a (manteca o grasa reciente o nueva. Determinativo).

El texto del pidgin: ” presenta for mi berru.a usni.a eta berri.a bura”.

Como se ve el orden adjetivo + nombre es el germánico, contrario al nombre + adjetivo vasco. Hay también adaptación fonética de algún lexema vasco y uso incorrecto de la marca determinativa del cas onor (a) que se emplea con ambos miembros del sintagma mientras que en vasco solo puede acompañar al último.

En el libro comentado hay un ejemplo de jerga vasco-romaní. Romaní, idioma de los gitanos emigrados en el s. X del N.W. de la India y próximo al punjabí. En este caso el romaní es la lengua lexificadora y la gramática es la del euskera, lo que paraleliza nuestras jergas de canteros y otros oficios especializados y armoniza con el deseo de no ser entendidos y ocultar, en lo posible, un lenguaje secreto. El texto vasco dice: dose.ak ia (hambrientos casi) hil.e.an (en muerte) gabiltza (andamos) (estamos casi muertos de hambre). La jerga: “Bakalu.ak.mautu.an gabiltza” (lo subrayado con línea continua pertenece al vocabulario romaní, lo otro, a la gramática vasca).

Poco más sé de la cuestión, que me interesa extraordinariamente y de la que procuraré mayor conocimiento. Al socaire del estudio de las lenguas malayas en general y, sobre todo, del indonesio, surge un tema que me parece de gran interés: la formación de nuevos lexemas o palabras por el empleo de las técnicas del acrónimo y de las siglas en la composición. Así como la abreviación de vocablos, empleados después aisladamente o en unión de otros. Todas ellas pueden combinarse y de hecho se realizan en una gran variedad de supuestos.

Si uno ojea un periódico, cualquier periódico de nuestro país, se observa fácilmente que las palabras-sigla y las palabras-acrónimo (o su combinación) se muestran en ámbitos muy específicos, sobre todo en el lenguaje político, económico y administrativo-institucional y con un número de ocurrencias perfectamente tolerable para la fluidez y comprensión del lenguaje escrito: PP, PSOE, UP, PC, ONU, BCE, URSS, OTAN… Estas palabras-sigla se pronuncian o se leen en general tal como están escritas, salvo las que resultan equívocas (v.g. UP) o no muy corrientes para la generalidad (BCE).

Palabras compuestas por unión de fragmentos (iniciales o no) de otras, son menos frecuentes que las palabras-sigla. Aparecen sobre todo en el ámbito institucional (el militar, especialmente) donde están plenamente justificadas por la longitud de los sintagmas (Instituto para el Desarrollo de la Paz y la Cooperación Internacional puede escribirse y pronunciarse “Indepacóin”, por poner un ejemplo). Así encontramos IMSERSO, JEMA,… Una palabra formada en parte con una sigla (palabra escrita UVigo) se lee normalmente como el sintagma “Universidad de Vigo”.

La abreviación de las palabras es cosa del lenguaje oral (y coloquial o familiar): tele, bici,… que según la ocasión más o menos todos utilizamos otras como “porfa” en vez de por favor, de uso, me parece mayoritariamente juvenil y femenino, son francamente rechazables. Si hay una tendencia a la abreviación de bases léxicas hay que ponerla en relación con el lenguaje de los mensajes enviados por móviles. Hay una evidente retroalimentación en un sector de la población. En general todas estas nuevas palabras son mulos, es decir, estériles. No presentan derivación, salvo excepciones, y también pocos morfemas (vg. el de plural “los pces”).

Los países que han estado sujetos en Europa a las dictaduras nazi y comunista presentan un número mucho mayor de este tipo de palabras. Destacan la Alemania de Hitler y especialmente la URSS. Hay una clara relación entre un Estado dictatorial y la utilización de acrónimos y siglas que facilitan ocultar con su aspecto neutro, siniestros significados. Utilización que manifiesta también una clara voluntad de poder y de destruir por el totalitarismo la democracia natural de la lengua.

Recordemos, entre las más siniestras en alemán “SS” y “Gestapo”. En la Rusia soviética, este tipo de formaciones léxicas tuvo un enorme alcance en el ruso, en el que además los nuevos vocablos estaban sujetos, en su mayor parte, a la flexión nominal y verbal, y también a la posibilidad de derivación: entre los corrientes para un lector de lengua española: Konsomol, Sovjós, Koljós, PCUS, Gulag, NKVD, KGB, Komsostáf, Komsot, Sovimformbiuró, Politbiuró,…

Pero consideremos ahora el caso del indonesio, con el que comenzamos estas notas. Bajo el régimen autoritario de Sukarno y la larga dictadura de Suhartu se desarrolló con tremenda fuerza una corriente (que continúa en pleno vigor en la actualidad, más o menos democrática) de abreviación de bases léxicas y de composición de nuevas bases mediante el empleo de siglas, acrónimos y de bases abreviadas (también empleadas aisladas). Los especialistas hablan de “glotonería” del hablante de indonesio, por el empleo de estas técnicas que se extienden al conjunto del vocabulario (nombres comunes y propios) y a veces a las partículas y adverbios (palabras-instrumento).

Es imposible leer un periódico si no se conoce este vocabulario artificial. Continuamente surgen diccionarios de siglas y acrónimos para verse superados rápidamente.

Veamos algunos ejemplos de estas palabras “inisial”, “acronim” y “singkatan” (abreviación) que invaden en los cotidianos todos los dominios de la comunicación, de las cuales las más usadas se convierten en nuevas palabras de la lengua: sobre una oración que significa “estar de pie sobre las propias piernas” se formó un verbo-acrónimo “berdikari” (no contar más que con las propias fuerzas, no depender de nadie”. O “repelita” (plan de desarrollo de cinco años, plan quinquenal”. “Neocolim” es neocolonialismo, imperialismo. “Abris”, Fuerzas Armadas República Indonesia. “Orla” y “orba” es orden antiguo y nuevo, con referencia a los tiempos anterior y posterior al dictador Sukarto. También hay “gestapu” con un significado menos siniestro que su casi homófono nazi, pero que también se las trae (movimiento treinta de septiembre, que supuso la matanza de más de medio millón de indonesios comunistas o sospechosos de serlo). No hay institución que no tenga su palabra-acrónimo o -sigla. Pero también ocurre el fenómeno en el lenguaje corriente. “Jardín zoológico” es en indonesio “kebon binatang” (jardín de los animales), el acrónimo es “bonbin”. Estar sin una “pela” se dice con el bolsillo seco, “kantor kering” acrónimo “kanker”. Y así indefinidamente. En el caos de los nombres propios indonesios se encuentra uno con el eufórico nombre de una chica “emarliti”, acrónimo de 6.marzo.53, fecha de su nacimiento.

Todos los nombres geográficos tienen su acrónimo: “Timor timur” (timor oriental) “Timtim”. “Jawa barat” (Java occidental), Jabar. “Kalimantan selatan” (Borneo meridional) “Kalsel”.

El colmo se alcanza cuando un sintagma como “Instituto para la Planificación de la Paz y de la Población” el acrónimo correspondiente es “in.pe.tres” (por las tres palabras que empiezan por P). O cuando se escribe “OKB”, por “Orang Kaya Baru” (nuevo rico).

Como se ve, sin conocer todo este vocabulario es imposible enterarse del contenido de un diario. Desconozco las actitudes de las personas cultivadas frente a esta proliferación de bases acronómicas y en general las condiciones sociológicas en que se desarrolla. Pero creo que, más allá de unos límites, es una grave patología lingüística no solo en el caso del indonesio, sino en todas las lenguas. Una jerga artificial que las bastardiza y que, en la medida que invada el lenguaje oral, conduce a la opacidad de los significados y a velar parentescos con lenguas próximas y con las que hay mayor o menor intercomprensión. Palabras a las que se pueden aplicar los procedimientos de derivación usuales en la lengua, conservándose así la gramática pero con un léxico diferente.

Se unen de esta forma, como apunté antes, dos poderosas tendencias: el intervencionismo autoritario del poder que convierte al toro bravo de la lengua en manso buey para mejor controlar a los ciudadanos y el infantilismo de las comunicaciones y mensajes por móviles en las antípodas de un pensamiento crítico y complejo.

Una reacción es imprescindible.

Votre commentaire

Entrez vos coordonnées ci-dessous ou cliquez sur une icône pour vous connecter:

Logo WordPress.com

Vous commentez à l’aide de votre compte WordPress.com. Déconnexion /  Changer )

Image Twitter

Vous commentez à l’aide de votre compte Twitter. Déconnexion /  Changer )

Photo Facebook

Vous commentez à l’aide de votre compte Facebook. Déconnexion /  Changer )

Connexion à %s