ÍNDICE
PRIMERA PARTE: POÉTICA
- POEMAS
- POEMAS DEL MUNDO
- VERSOS FUGITIVOS Y PALABRAS SOBRE LA POESÍA
SEGUNDA PARTE: DÍAS DE BIBLIÓPOLIS
- INFORME ROSALÍA
- LUISA VILLALTA Y ANTÓN TOVAR EN EL DÍA DE LAS LETRAS GALLEGAS
- UNA NOVELA DENTRO DE LA NOVELA: “ESTADO INTERMEDIO” DE REXINA VEGA.
- ENCOMIO DE JESÚS ALONSO MONTERO
TERCERA PARTE: UNIVERSO CUNQUEIRO
- LA ACTIVIDAD TEATRAL DE ÁLVARO CUNQUEIRO
- MISCELÁNEA CUNQUEIRIANA
CUARTA PARTE: MONDOÑEDO
- VARIA FLOR MINDONIENSE
- BIBLIOTECA MINDONIENSE
QUINTA PARTE: LITERATURA Y…
- VIDA COTIDIANA
- POLÍTICA
- RELIGIÓN Y FILOSOFÍA
- VERDAD Y MENTIRA, CORRECCIÓN POLÍTICA, DISCRIMINACIÓN SEGÚN EL SEXO, LENGUAJE Y SEXO, TRANSEXUALIDAD.
SEXTA PARTE: PARADISÍACA
- NOTICIAS DE LA ANTIGÜEDAD
- NACIMIENTO, MUERTE Y RESURRECCIÓN DE K. K.
- HIPERBÓREOS
POÉTICA
(PRIMERA PARTE)
- POEMAS
(Desde el fondo del mar)
XVIII. Cruzaré el umbral del país de los sueños.
Noche y día, manantial de sueños,
noche y día en camino,
siempre de una imagen a otra,
todas las recojo y llevo conmigo,
quiero que se conozcan y amiguen.
A veces, solo a veces,
me visita prodigiosa imagen,
entonces, Poseidón enloquecido,
sacudo los signos,
engendro campos de volcanes,
donde mil soles y lunas naufragan,
levanto arcoíris,
puentes sobre abismos hirvientes.
Después, domador de celeste circo,
domino a las fieras, ciñe
a la imagen el aro del poema.
Otras imágenes hay
evaporadas por los nocturnos sueños.
Ellas aborrecen la disciplina dura,
que gobierna las diurnas horas.
Extendido en el lecho,
compuesta la habitual figura,
como crece el fruto en el árbol
en mí crecen cada noche los sueños.
Llegado a la orilla,
ya me hundo en un mundo
de dimensiones otras, rodeado
de colores que no son los del día,
de luces más que luces
y de sombras sombrías.
Unos pasos se acercan,
cuatro tigres pisan la hierba,
una sola onda vibrante
de verdes y amarillos lentos.
Tres lunas en el cielo,
un huevo de oro clausuran sus fases.
Una mujer me observa. La conozco,
de los encuentros de los días,
pero la noche revela lo que el sol oculta
es diosa menor en los nocturnos sueños.
“Tienes un destino a tu lado”
dice “y no lo sabes, cegado
por la hora confusa. Sígueme,
pisarás lo indistinto, serás
arcilla de infinitas formas,
uno en lo abierto que todo lo engendra.
No olvidarás, cuando despiertes,
a tus amigos de lo oscuro,
que cada noche te aguardan.
A entrar te invitan, más adentro,
a cruzar, para ser con ellos,
las siete puertas de los siete muros.
Siempre tu llamar esperan.
Suyo te reclama lo oscuro
para que su vida dure y dure su reino.
No habrá entonces salida
de la noche del sueño a la noche del día”.
Y qué importa, si no hay regreso,
seré vuestro compañero,
figura nocturna sin imposibles,
en oculto jardín con la diosa,
y señor de mis sueños.
Sí, esta noche, bañado en lunas,
hasta siete, una tras otra,
cruzaré el umbral de las puertas.
Cuatro tigres me guían,
costado contra costado,
en mis manos, húmedas lenguas,
danza embriagada de poseídas lunas,
sellos irrevocables sobre las puertas.
Y tú apareces y sonríes, extiendes
tus brazos que abrazan los míos.
Y todo es lo mismo.
Tú, yo, tigres, lunas, abismos,
ardiendo en luminosa imagen.
XIX. La ambición de Kaspar Hauser
Por qué, pregunto,
esta oscuridad en la boca,
por qué estas cadenas del habla
que confusamente nombra?
Y siempre la niebla
y el cuerpo cansado que busca la tierra.
Hay, sin embargo, en mis sueños
un horizonte claro,
valles y cimas de altas montañas,
verdes son sus bosques
y los caminos, anchos,
llevan por laderas ocultas
a soles de luz imposible
y a la azul extensión del agua.
Mudar allí mi piel de soledad amarga!
Yo quiero caballos
para galopar la distancia
y llegar donde, aves libres,
puedan volar mis palabras
derribar con ellas, afiladas
hachas, las viejas columnas
de un orden antiguo, guardián de mis sueños.
Yo quiero ser caballero
sobre caballo de guerra, jinete
incansable de atardeceres y albas,
y sembrar entre las gentes
nueva, nunca sentida esperanza.
Mas quien turbado y oscuro
te arrojó al mundo, aborrece
las palabras sin brida, las crines al viento,
quiere tu vida en la niebla,
que habites, prisionero, el pozo sombrío.
En el ebrio espejo de tus sueños
no ves los puñales de homicida vuelo,
ellos abrirán tu cuerpo,
y cerrarán tus ojos,
serás derribado de tu caballo alado.
Yo quiero ser caballero,
jinete a la tarde y al alba,
galopar la montaña lejana,
habitar la luz que nunca se apaga.
Un eco triste vacila y se extingue,
tan solo un nombre la memoria guarda,
doce son las letras que no borró la muerte.
(A G. Trakl, por el verso “Ich will ein Reiter werden”. A W. Herzog, por el Cáucaso que K. Hauser contempló antes de morir).
XX. Necrópolis de Fisterra
(A D. Eduardo Pondal. A César Portela)
A estribor la costa,
sin abandonarla nunca,
avanza la nave en aguas tranquilas.
Viene de puertos lejanos,
del oriente del mar interior.
Busca abrir al comercio
el norte ignoto, que sus ricos
metales viajen al sur.
Dos fases de luna han pasado
tras cruzar las Columnas.
Aún no lo saben, pero están
en el fin de la tierra, donde
esta se inclina en silencio,
abrazada por el inmenso mar.
Es el océano, serpiente sin principio ni final
forma con su boca anillo cabal.
No es hostil el agua en el atardecer.
Juega alegre con la madera,
la ciñe y blandamente besa
la hace crujir con húmeda tos.
Boa saciada en potente calma
respira fuerte su digestión.
Su ritmo lento desliza la nave
a una bahía que desgarra la tierra
para su descanso en este confín.
Un tejido de niebla va dejando
harapos entre el ramaje de pinos
que beben la orilla con verde
susurro. Allí detiene la nave
el piloto. Sobre la borda apoyados
los ojos devoran de los navegantes
lo desconocido entre sombras,
acompañados por el vuelo sonoro
de las aves marinas y los cachetes del mar.
Un sol soñoliento y cansado,
ya camino del lecho abisal,
arrastra en sus brazos naranja
sucios andrajos de una niebla herida.
Un grito de asombro brota
de las gargantas de los viajeros del sur.
“Mirad, compañeros, mirad!”
Exclama el jefe de la expedición.
“Esos cajones enormes,
esos prismas de piedra en la ladera
Parece que se acercan a saciar la sed
sus negras bocas abiertas, mirad!
Son una entrada al mundo infernal?
Qué pueblo de gigantes, qué cíclopes
construyeron su morada aquí?
Señores de la piedra, sembraron
la tierra con dura semilla gris
entre brezos azules y verdes helechos
y la amarilla flor de la ginesta.
Estos frutos rocosos nos hablan
de antiguos tiempos del hombre,
de dimensiones de un ayer que fue”.
“Tumbas de gigantes” dice uno.
Y otro: ”templo de dioses oscuros”.
Y todos admiran la plantación
de piedra que riegan silencios
de los tiempos inhumanos del comienzo.
El sol es un resplandor lejano
que bracea su ahogo en el agua
y ya la luna llena rueda por el cielo
y vuelve de plata las cajas de piedra.
Callan ahora los hombres,
fascinados por invisible serpiente,
la mirada fija en los cubos de piedra.
nuevamente habla el jefe,
quebrando el tremendo silencio:
“Solo un pueblo de guerreros
puede amistar de este modo la piedra.
Solo gente muy dura puede domar
el granito y convertirlo en rebaño
de blancas ovejas que pastan
la hierba de tardes serenas.
Esas bocas abiertas que veis, compañeros
muestran caminos que no son los nuestros.
No, no todas las puertas se pueden cruzar.
Volvamos, amigos, volvamos al sur,
al mar nuestro que espejea el mármol
de las columnas del templo. Volvamos,
amigos, volvamos si no queremos perdernos.
Memorias me vienen de antiguas
noticias oídas en puertos del sur.
Nos hablan de tierras donde el norte sopla,
las habitan pueblos llamados galaicos,
guerreros de cuerpo de hierro,
son sus armas afiladas hoces,
cortan con ellas espigas y cortan cabezas,
Cereal y sangre aman por igual.
Quizá su altura tremenda reposa,
serena en esos pétreos arcones,
quizá vigilan, atentos, la importuna
arribada del codicioso extranjero,
quizá asen ya el fatigado hierro
que duerme descanso feliz a su costado.
“En esas historias antiguas
se cuenta de un bardo entre ellos,
un bardo inmortal. Lo llaman Gundar
sus versos invocan a pechos de bronce
a defender su hogar que nombran Breogán.
Entonces, cuando son llegados los tiempos,
se alzan brazos de hierro y hoces de luna
para la siega, siempre penúltima,
siega de enemigos que vienen del sur.”
“Volvamos a nuestros hogares, volvamos,
lo grita el monte con terrible silencio,
nos lo pide el viento, lo que dice, no oís?”
“Acostumbrada esta tierra
al pisar de los fuertes galaicos
no sufre el paso leve de la gente del sur.
Marchad ahora, marchad, si no queréis
ser destruídos en combate fatal.
Oro sabroso y metales buscáis,
solo sepultura habéis de encontrar,
húmeda y fría en la fosa del mar.
Estáis en el país de Breogán,
de gente rica en bronce y en estatura
sin par. Juegan con la piedra,
la alzan al cielo
y contra el suelo la quiebran.”
“Vuestro corazón que tiembla alerta
A estas gentes que empuñan sus hoces
Y airadas preguntan, pero estos pigmeos
quién son? y qué hermoso campo de rojas
espigas para el centeno de nuestro negro pan.”
“Huid griegos, romanos, gente del sur.
No veis acercarse a los gallegos de hierro?
Vienen alegres por el cereal maduro
por la fuente de harina que mejore su pan.”
(Fotografías de S. Y C. Portela)
- POEMAS DEL MUNDO
1. PEIZAŽAS
(Del poeta lituano Jonas Aistis, 1904-1973)
Laukas, kelias, pieva, kryžius,
šilo juosta mėlyna
debesėlių tankus ižas
ir graudi daina.
Bėga kelias, ir berželiai
linksta vėjo pučiami;
samanotas stogas žalias
ir šuns balsas prietemy.
O toliau – paskendęs kaimas
Tik žirgeliai(1) tarp klevų-
Šlama liepos tokia laime,
Tokiu liūdesiu savu.
Tik sukrykš, lyg gervė, svìrtis(2),
Sušlamės daina klevuos…
Gera čia gyvent ir mirti!
gera vargt čia Lietuvoj!…
- Žirgeliai: “pequeños caballos”. Son antiguos adornos en forma de cabeza de caballo, de madera, que coronaban los tejados.
- Svìrtis es un mecanismo para extraer agua del pozo, frecuente en las granjas lituanas.
PAISAJE
Caminos, campos, praderas, cruces
Y la cinta azul del bosque de pinos,
El hielo en el agua forma nubecillas densas,
Melancólica y triste una canción.
Corre el camino y los pequeños abedules
Se inclinan por el soplo del viento,
Cubiertos de musgo los verdes tejados
Y voces de perro al anochecer.
Más allá, la aldea oculta,
Solo cabezas de caballo entre los arces,
Susurran los tilos con esa felicidad,
Con esa tristeza suya.
Semejante a la grulla grazna la svìrtis,
Murmura en los arces un canto…
Es bueno aquí vivir y morir!,
Es bueno sufrir la vida aquí, en Lituania!
2.a. CZȽOVIEK
(Del poeta polaco MieczysȽaw Jastrum, 1903-1983).
WidziaȽᴇm czȽowieka,
Mordowanego przez anioȽóv,
Torturowanego pytaniami,
ObrzmiaȽego od zduszonego krzyku,
żywego trupa,
ofiarę moralnos̍ci.
I nie mogȽem mu pomo̍c,
Gdyż zasȽugiwaȽ już tylko na litos̍c̍, wygnaną,
I musiaȽem go dobic̍,
Wraz z anioȽami
De pcząc, rozrywając, c̍wiartując
jego liche serce,
jego ludzkie-mimo wszystko-serce.
UN SER HUMANO
He visto al hombre
asesinado por los ángeles,
torturado por las preguntas,
hinchado por un grito estrangulado,
cadáver viviente,
sacrificio a la moralidad.
Y no pude ayudarlo,
Lo merecía, por misericordia incluso,
el desterrado.
Y tuve que rematarlo,
juntamente con los ángeles,
pisoteando, desgarrando, descuartizando
su corazón sin valor,
corazón, a pesar de todo, humano.
2.b. WIERSZ
(De la poeta polaca Ewa Lipska, 1945. Evidente la diferencia de preocupaciones poéticas con el anterior poema, en armonía con la sucesión de las generaciones.)
Nie zostaȽem wybitnym męžem stanu.
Nie odkryȽem žadnego kontynentu.
Nie napisaȽem dziel-a
kto̍re wstrząsnęȽoby s̍wiatem.
Nawet nie stac̍ mnie byȽd na wielkie morderstvo.
Nie podpaliȽem niczyjego domu
(to we mnie dom spalono).
Dza nikogo nigdy nie byȽem przykȽadem.
Ani zȽy, ani dobry.
Niezdolny do milos̍ci i do nienawis̍ci.
Z brakiem charakteru
przypiętim do klapy.
Skazany za przeciętnos̍c̍
umieram obojętnie.
Mucha
która od wielu godzin
patrzy na mnie tępo
Jest pewnie moim
Alter ego.
POESÍA
No fui eminente hombre de estado.
No descubrí continente alguno.
No escribí una obra
La cual conmoviera al mundo.
Ni siquiera me vi envuelto en un gran asesinato.
No quemé la casa de nadie
(aunque ardió la mía).
Para nadie fui nunca ejemplo.
Ni malo, ni bueno.
Incapaz de amor o de odio.
Por falta de carácter
me aboné al fracaso.
Condenado a la mediocridad
muero indiferente.
Esa mosca torpe
que mira para mí durante horas
es ciertamente mi alter ego.
Historia de las literaturas eslavas (pág. 947).
“La poesía de la generación del 68 <polaca> se inspira en la realidad, en lo cotidiano de las cosas y de las situaciones humanas. Es una poesía que, ante todo, trata de reflejar la existencia profunda y desenmascarar la aparente situación de felicidad que el hombre cree disfrutar.” (F. Presa)
3.a. EKSTAZA SMRTI
(Del poeta esloveno Srečko Kosovel, 1904-1926. En vida no publicó ningún poemario. Considerado como el mayor representante esloveno de la poesía expresionista).
Vse je ekstaza, ekstaza smrti!
Zlati stolpovi zapadne Evrope,
Kupole bele- (vseje ekstaza!)-
Vse tone v žgočem, rdečem morju;
sonce zahaja in v njem se opaja
tisočkrat mrtvi evropski človek.
-Vse je ekstaza, ekstaza smrti-
Lepa, o lepa bo smrt Evrope;
kakor razkocna kraljica v zlatu
legla bo v krsto temnih stoletij,
tiho bo umrla, kot bi zaprla
stara kraljica zlate oči
-Vse je ekstaza, ekstaza smrti-
Ah, iz oblaka večernega (zadnjega
sla, ki oznanja Evropi še luč!)
Lije kri v moje trudno srce,
joj, in vode ni več v Evropi
In mi ljudje pijemo kri,
kri iz večernih sladkih oblakov,
-Vse je ekstaza, ekstaza smrti-.
ÉXTASIS DE MUERTE
Todo es éxtasis, éxtasis de muerte!
Las doradas torres del occidente europeo,
cúpolas blancas -(todo es éxtasis)-
y todo naufraga en el rojo, ardiente mar;
se pone el sol y con él se embriaga
el hombre de Europa, mil veces muerto-
Todo es éxtasis, éxtasis de muerte-.
Hermosa, qué hermosa será la muerte de Europa
Como extravagante reina envuelta en oro
se acostará en un ataúd de oscuros siglos,
morirá en silencio, y cerrará
la vieja reina los dorados ojos.
-Todo es éxtasis, éxtasis de muerte-.
Ah, de la nube del atardecer
(último signo que aún ofrece a Europa la luz)
está lloviendo sangre en mi corazón difícil,
Ay!, ya no hay ni agua en Europa
y nosotros, hombres, bebemos sangre,
sangre de las dulces nubes de la tarde,
-todo es éxtasis, éxtasis de muerte-.
3.b. JALOVA SETEV
(Del poeta esloveno Dane Zajc, 1929-2005). “Se convirtió en el primero poeta esloveno del absurdo, partiendo de la guerra, la muerte y la destrucción”.
Spoznala bi njegovo lobanjo
po lepiʜ beliʜ zobeʜ, je rekla mati.
Lepi beli zobje,
zagrizeni v zemljo,
leperjave oči,
polne zemlje,
močne mlade kosti,
ki so bile nekoč roke,
roke, ki še niso objele ženske,
močne mlade kosti
so objele zemljo.
Polno mladiʜ blestečiʜ zob
je zasejaniʜ v zemlji.
Vsako pomlad bo cvetela zemlja.
Kruta trda zemlja,
ki nas požira s temnimi žreli.
Težko je umiranje starcev.
Še teže je zasejati
svoje lepe rvaje oči,
ki še niso videle gole ženske,
ki jih še niso poljubile ustnice
s šepetom: Tvoja sem
(ničesar še niso videle te oči),
nesmiselno je zasejati
svoje lepe rjave oči za jalovo setev
v brezčutno zemljo.
Nate sen spomnil, brat.
Tvoje bele zobe je mislila
najina mati.
Tvoji beli mladi zobje
so bili jalova setev.
SIEMBRA ESTÉRIL
Reconocería su cráneo,
por los hermosos, blancos dientes, dijo la madre.
Hermosos blancos dientes,
mordidos en la tierra
los bellos ojos marrones,
llenos de polvo
los fuertes y jóvenes huesos
que una vez fueron brazos,
brazos que no estrecharon hembra
pero que, con juventud poderosa,
abrazaron la tierra.
Una siembra llena el suelo
con dientes recientes que destellan.
Cada primavera florecerán los campos,
con su cruel y dura tierra,
que nos engulle con oscuras fauces.
Penosa es la muerte de los viejos.
Más penoso es sembrar
sus bellos ojos castaños,
que nunca vieron una mujer desnuda,
y a los que labios jamás besaron,
murmurando: soy tuya.
(Nada han visto estos ojos),
qué sinsentido sembrar
sus hermosos ojos castaños
para una siembra estéril
en una tierra insensible.
Me he acordado de ti, hermano.
Y en tus bellos dientes pensaba
Nuestra madre.
Tus hermosos, jóvenes dientes,
semilla para una siembra estéril.
4. HIMNOS NACIONALES
Compárese el hermoso lirismo de los himnos nacionales de dos viejas naciones europeas, Letonia y Lituania con la retórica barroca y patriotera del himno de un país como Indonesia, que logró su independencia después de la Segunda Guerra Mundial y que se extiende sobre más de diecisiete mil islas.
a) Himno nacional de Letonia.
Dievs, svētī Latviju!
Dievs, svētī Latviju,
mūs’ dārgo tēviju,
svētī jel Latviju,
ak, svētī jel to! (bis)
Kur Latvju meitas zied
Kur latvju dēli dzied,
laid mums tur laimē diet,
mūs’ latvijā! (bis).
Dios, bendice a Letonia!
Dios, bendice a Letonia,
Nuestra querida patria,
Bendice pues a Letonia,
Sí, bendícela ya! (bis).
Donde las hijas de Letonia florecen,
donde los hijos de Letonia cantan,
ahí, déjanos en felicidad danzar,
en nuestra Letonia! (bis).
b) Himno nacional de Lituania.
(Lietuvos himnas)
Lietuva, tėvyne mūsų
tu didvyrių žeme,
iš praeities tavo sūnūs
te stiprybę semia.
Tegul Tavo vaikai eina
Vien takais dorybes,
Tegul dirba Tavo naudai
Ir žmonių gėrybei.
Tegul saulė Lietuvos
tamsumus prašalina,
ir šviesa ir tiesa
mūs zingsnius telydi.
Tegul meilé lietuvos
dega mūsų širdyse,
vardan tos lietuvos
vienybė težydi.
Lituania, patria nuestra,
tú, tierra de héroes,
que del pasado tus hijos
obtengan su fuerza.
Seguir precisan tus hijos,
únicamente, senderos de virtud
y que trabajen en tu beneficio
y por el bien de la humanidad.
Que el sol de Lituania
aparte la oscuridad
y que la luz y la verdad
sigan nuestros pasos.
Que el amor de Lituania
arda en nuestros corazones,
y en nombre de Lituania
florezca la unidad.
c) Himno Nacional de Indonesia
Indonesia raya
Indonesia tanaʜ air.ku
tanaʜ tumpaʜ daraʜ.ku,
di.sana.laʜ aku berdiri,
jadi pandu ibu.ku,
indonesia kebangsaan.ku,
bangsa dan tanaʜ airku,
marilaʜ kita berseru:
Indonesia ber.satu,
hiduplaʜ tanaʜku!
hiduplaʜ negeriku!
bangsa rakyatku semuannya!
bangunlaʜ jiwanya!
bagunlaʜ badannya!
untuk indonesia raya.
Indonesia raya, merdeka, merdeka,
tanaʜ ku negeriku yang kucinta.
Tanaʜ ku negeriku yang kucinta
Indonesia raya, merdeka, merdeka.
Hiduplaʜ Indonesia raya.
Indonesia grande
Indonesia, mi patria,
tierra regada con mi sangre,
ahí estoy yo de pie,
bajo la guía de mi madre,
Indonesia, mi nacionalidad,
mi nación y mi patria.
Vamos, exclamemos nosotros:
Indonesia unida,
que viva mi tierra!
que viva mi país!
mi nación y todo mi pueblo!
Despertad su alma
despertad su cuerpo,
por la gran Indonesia!
Indonesia grande, independiente y libre,
mi tierra, mi país que yo amo.
Indonesia grande, independiente y libre,
Que viva la gran Indonesia!
5.a. KASPAR HAUSER LIED
(Poema del poeta austríaco Georg Trakl, 1887-1914)
Er wahrlicʜ liebte die Sonne, die
purpurn den Hügel hinabstieg,
Die Wege des Walds, den singenden
schwarr Vogel
Und die Freude des Grüns.
Ernsthaft war sein Wohnen im
Schatten des Baums
Und rein sein Antlitz,
Gott sprach eine sanfte Flamme zu
seinem Herzen: O Mensch!
Stille fand sein Schritt die Stadt am Abend;
Die dunkle Klage seines Munds:
Icʜ will ein Reiter werden.
Iʜm aber folgte Busch und Tier,
Haus und Dämmergarten weisser Menschen
Und sein Mörder suchte nach ihm.
Früling und Sommer und schon der Herbst
Des Gerechten, sein leiser Schritt
An den dunklen Zimmern Träumender hin.
Nachts blieb er mit seinem Stern allein;
Saʜ, dass Schnee fiel in kahles Gezweig
und im dämmernden Hausflur den schatten del Mörders
Silbern sank des Ungebornen Haupt ʜin.
CANCIÓN DE KASPAR HAUSER
Él, en verdad, amaba al sol
que, por la colina, purpúreo, descendía,
a los caminos del bosque,
al negro pájaro cantor
y la alegría del verde.
Grave fue su habitar en las sombras del árbol
y puro su rostro,
una suave llama habló Dios a su corazón:
oh hombre!
Su andar tranquilo halló la ciudad al atardecer;
una queja oscura en la boca:
“yo quiero ser un jinete!”
Pero animales y arbustos le seguían y las casas
y el jardín entre sombras del hombre blanco,
y su asesino lo buscaba también.
Primavera y verano y hermoso el otoño
del justo, ligero su paso
a través de los cuartos oscuros de los soñadores.
Solo con su estrella quedaba en la noche;
Vio caer la nieve como ramaje desnudo
y en el pasillo en penumbra la sombra del asesino.
Del no nacido cayó la cabeza de plata.
5.b. NACHTERGEBUNG
(Poema de Georg Trakl)
Mönchin! Schliess mich in dein Dunkel,
iʜr Gebirge kühl und blau!
Niederblutet dunkler Tau;
Kreuz ragt steil im Sterngefunkel.
Purpurn brachen Mund und Lüge
in ver fallner Kammern kühl;
Scheint noch Lachen, golden Spiel,
einer Glocke letzte Züge,
Mondeswolke! Schwärlich fallen
Wilde früchte nachts von Baum
Und zum Grabe wird der Raum
Und zum Traum dies Erdenwallen.
SUMISIÓN A LA NOCHE
Montaña.monje, estréchame en tu oscuro,
en tu frío azul!
de oscuro rocío desciende la sangre
escarpada destaca la cruz bajo el brillo de las estrellas.
Boca y mentira purpúreas se rompían
En fría alcoba en ruinas;
Brilla aún la risa y el dorado juego,
registros últimos de una campana.
Nube de luna! caen oscuros
en la noche, del árbol los frutos silvestres
y el lugar se vuelve sepultura
y en sueño este palpitar de la tierra.
También se podría traducir por “y en sueño este peregrinar la tierra” o “en sueño la existencia”. Wallen significa hervir, agitar. Wall.fahtt, peregrinaje. Y también podría ser el plural de wall (muro, terraplén).
Angélica Becker, traductora de G. Trakl, después de exponer las dos actitudes opuestas entre los traductores, la primera orientada por la lengua fuente y el contexto cultural del que proviene una obra, con fidelidad absoluta al vocabulario, gramática y particularidades sintácticas, rítmicas y sonoras del autor traducido; y la segunda, que pretende, a través de la traducción, la plena incorporación del autor original a la literatura de la lengua meta, toma partido por esta. Y dice: “la versión literal no poética no carece de efectos poéticos. Pero le falta la mitad del efecto poético que posee en alemán, por haber desaparecido la forma rítmica de canción popular tierna y flotante… Para recrear esta musicalidad específica, la traducción no puede prescindir del verso octosílabo” lo que implica “una consecuencia desagradable”: “sacrificios conceptuales”, “en la traducción ya no hay sitio para todos los ingredientes cognitivos del original”. Basándose en el concepto bousoñiano de los “sistemas verticales de sugerencia que pueden organizar un poema… a través de cadenas asociativas que no pertenecen a la comunicación lógica enunciada directamente por el contenido” traduce de la siguiente forma “Nachtergebung”:
Mujer-monje, en tu negrura
enciérrame, monte frío.
Alta cruz en la blancura
de estrellas. Sangra el rocío.
Se rompen mentira y boca
purpúreas en fría cama.
Risas. Áureo juego. Toca
triste muerte una campana.
Nube lunar. Cae despacio
del árbol fruto salvaje.
Negra tumba es el espacio,
sueño este peregrinaje.
En su opinión, “el tono personal de Trakl y su visión del mundo casi se mantienen inalteradas” (en esta traducción). (G. Trakl, “Cantos de muerte”. Antología. Ed. Seix Barral SA, 2001).
Yo, desde luego, estoy en contra de este subjetivismo que llevado a su extremo es puro arbitrario. No discuto que se pueda crear en la lengua-meta un hermoso poema basado en el poema de la lengua fuente, actividad lícita e interesante, pero que no tiene que ver con una traducción, no puede ser la finalidad de una traducción. Quiero una traducción lo más literal posible que sirva de puente a la lengua original. Y la literalidad no excluye que dentro de la lengua de llegada, y salvando el vocabulario y las imágenes originales, sin pérdida de contenido alguno, se reordenen los constituyentes de la oración, para lograr el mayor número de efectos poéticos.
Nuria Barrios (Babelia, 7.1.23) se pregunta: ¿qué leemos en una traducción? Y hace las siguientes afirmaciones: “Las traducciones sucesivas son las maneras que un texto tiene de hablar a lo largo de la historia” (v.g., música, representación teatral). “No se puede ignorar la intervención de quienes traducen”. “Varían nuestras traducciones y nuestras lecturas”. “Hay criterios profesionales para clasificar una traducción pero que esta responda a nuestras necesidades del momento es un criterio tan válido como los anteriores”. “La incertidumbre es el signo de nuestra existencia”. “El oficio de traducir está íntimamente ligado al oficio de vivir”. “Que todo sea interpretable es una maldición y al mismo tiempo una bendición”. “Imposibilidad de fijar el contenido de un texto”. “Desde que nacemos nos esforzamos en interpretar los actos ajenos y los propios”.
No discutiría yo la verdad de estas afirmaciones. Pero en el caso del texto poético, por sus especiales características, no creo que “las traducciones sean su manera de hablar a lo largo de la historia”. Homero habló una única vez. Y sin poder ignorar “la intervención de quienes traducen”, ni los tiempos de su traducción y sus necesidades, el desiderátum es situar su voz cada vez más fielmente en su época y sus exigencias. Por supuesto, sería traicionarlo suprimir en la traducción contenidos cognitivos, alegremente, aplicando cualquier estructura “bousoñiana”.
Claro que hay que admitir la realidad de traducciones muy variadas por mor de las diferentes necesidades de tipos de lectores. Hay lectores que nunca se aproximarán a un texto-fuente y cualquier cosa les sirve. Como son diferentes las necesidades de los traductores y los fines que persiguen, v.g., evangelizadores. Así se explica la traducción para un grupo esquimal de “El cordero de Dios” por “La foca de Dios”.
Comentando con mi amigo Gonzalo Allegue ”Les anneés” de Annie Ernaux, me proporcionó un artículo de su traductora al español, Lydia Vázquez (2023) en el que apuntaba sus soluciones para traducir a la escritora francesa. Algunos ejemplos: “quat’sous” (algo sin valor). Como en el francés de Normandía (de donde es la autora) la expresión parece que tiene un significado sexual, se traduce “no vale una hucha”. “Le comble de la religieuse est de vivre en vierge et mourir en sainte (= enceinte)” se traduce “el colmo de una monja es ponerse enferma y no tener cura”. “Qu’est-ce que les fiançailles? Un compromis” (con.promis). Traducción: ”cariño, tu y yo qué somos? Dos pronombres” (tuyo)! En cualquiera de los tres casos una nota a pie de página debiera haber acompañado la traducción literal. Y es más, la mayor parte de las canciones y melodías presentes a lo largo de las edades de la escritora, especialmente las infantiles, como no familiares a oídos de un lector español, la traductora las sustituyó por otras españolas populares en España, a pesar de que no es cosa baladí las connotaciones de una melodía que ha sido importante en la vida de una persona.
Ello me lleva a pensar que en poesía (y en literatura en general) hay que leer menos y leer mejor, ahorrando así esfuerzos para concentrarlos en el acceso al texto original.
6. LESBOS
(Poema de la poeta americana Sylvia Plath, 1932-1963).
Este poema figura en “Restored Edition Ariel, a facsimile of Plath’s Manuscript”, 2004. No figura en la edición británica de Ariel que contiene el texto fijado por Ted Hughes, viudo de S. P., en 1965. Para las razones de esta exclusión, ver el prólogo de Frieda Hughes en la edición del Facsímil.
Viciousness in the kitchen!
The potatoes Hiss.
It is all Hollywood, windowless,
the fluorescent light wincing on and
off like a terrible migraine.
Coy paper strips for doors.
Stage curtains, a widow’s frizz.
And I, love, am a pathological liar.
And my child. Look at her, face down on the floor,
why she is a schizophrenic.
Her face red and white, a panic.
You have stuck her kittens outside your window
in a sort of cement well
where they crap and puke and cry and
she can’t hear.
You say you can’t stand her,
the bastard’s a girl.
You who have blown your tubes like a
bad radio
clear of voices and history, the staticky
noise of the new.
You say I should drown the kittens. Their smell!
You say I should drown my girl
She’ll cut her throat at ten if she’s mad
at two.
The baby smiles, fat snail,
from the polished lozenges of orange liloleum.
You could eat him. He’s a boy.
You say your husband is just no good to you,
his jew. Mama guards his sweet sex like a pearl.
You have one baby, I have two!
I should sit on rock off Cornwall and comb my hair!
I should wear tiger pants, I should have
the acid baths, the skyfuls off of you.
He lumps it down the plastic cobbled hill,
flogged trolley. The sparks are blue.
The blue sparks spill.
Splitting like quartz into a million bits.
O jewel. O valuable.
That night the moon
dragged its blood bag, sick
animal
Up over the harbor lights.
And then grew normal,
hard and apart and white.
The scale-sheen on the sand scared me to death.
We kept picking up handfuls, loving it,
working it like dough, a mulatto body,
the silk grits.
A dog picked up your doggy husband. They went on.
Now I am silent, hate
up to my neck,
on affair.
We should meet in another life, we
should met in air,
Me and you.
2.
Meanwhile there’s a stink of fat and baby crap.
I’m doped and thick from my last sleeping pill.
The smog of cooking, the smog of hell
floats our heads, two venomous opposites,
our bones, our hair.
I call you Orphan, orphan. You are ill.
The sun gives you ulcers, the wind gives you t.b.
Once you were beautiful.
In New York, Hollywood, the men said:
“through?
Gee baby, you are rare”
You acted, acted, acted for the thrill.
The impotent husband slumps out for a coffee.
I try to keep him in,
an old pole for the lighting,
thick, thick.
3.
I do not speak.
I am packing the hard potatoes like good clothes,
I am packing the babies,
I am packing the sick cats.
O vase of acid,
it is love you are full of. You know who you hate.
He is hugging his ball and chain down
by the gate
that opens to the sea
where it drives in, white and black,
then spews it back.
Every day you fill him with soul-stuff,
like a pitcher.
You are so exhausted.
Your voice my earring
flapping and sucking, blood-loving bat.
That is that. That is that.
You peer from the door,
sad hag. “Every woman’s a whore.
I can’t communicate”.
I see your cute décor
close on you like the fist of a baby
or an anemone, that sea
sweet heart, that kleptomaniac.
I am still raw.
I say I may be back.
You know what lies are for.
Even in your zen heaven we shan’t meet.
LESBOS
Brutalidad en la cocina!
Las patatas silban
Todo es Hollywood, sin ventanas,
la luz fluorescente se enciente y se apaga
Con gestos de terrible migraña,
tímidas tiras de papel, en vez de puertas.
Cortinas de escenario, rizos de viuda.
Y yo soy, amor, una patológica embustera.
Y mi niña, mírala, en el suelo, boca abajo,
Pequeña marioneta desarticulada,
pateando para desaparecer
porque es una esquizofrénica.
Su rostro rojo y blanco, qué espectáculo!
Pusiste sus gatitos fuera de la ventana
en una suerte de pozo de cemento
donde cagan y vomitan, y maúllan
Sin que ella pueda oír.
Dices que no puedes soportarla,
Esa hija de bastardo.
Tú, que has hecho saltar tus tubos
como una mala radio,
claridad de voces e historia,
el ruido estático de la nueva.
Tú dices, debería ahogar los pequeños gatos,
qué olor!
Y dices, debería ahogar a mi niña.
Ella cortará su garganta a las diez
si está furiosa a las dos.
El bebé sonríe, un gordo caracol,
desde los pulidos losanges del linóleo naranja.
Podrías comerlo. Es un chico.
Dices que tu marido no es bueno para ti,
simplemente eso,
como una perla, guarda su mamá judía el dulce sexo.
Tú tienes un bebé, yo tengo dos.
Me sentaría sobre una roca,
fuera de Cornwall, a peinar mi cabello
y por qué no llevar pantis atigrados?
Y por qué no un ligue?
Por un café. Procuro que no salga,
detenerlo,
un viejo poste para el rayo,
una pileta de ácido,
los cielos llenos fuera de ti.
Amontona en orden la colina de plástico.
Carro azotado. Azules las chispas,
se fragmentan, como cuarzo, en un
millón de pedazos.
Oh joya!, oh bien precioso!
Esa noche la luna arrastraba
su bolsa de sangre, animal enfermo,
arriba, sobre las luces del puerto.
Y creció entonces normal,
dura, separada y blanca.
Con el brillo de su escala sobre la arena
me llevé un susto de muerte.
Permanecimos recogiendo puñados,
amándolos, trabajándolos como masa,
cuerpo de mulato,
sémola de seda.
Deberíamos encontrarnos en otra vida,
encontrarnos en el aire,
Tú y yo.
Mientras, hay una peste de gruesa mierda de bebé.
Estoy drogada, embotada
desde mi última pastilla para dormir.
La niebla de la cocina, la niebla del infierno
arrastran, dos opuestos tóxicos,
nuestras cabezas, nuestros huesos,
nuestro cabello.
Huérfano! Te llamo huérfano. Estás enfermo,
Con úlceras por el sol,
Tuberculoso por el viento.
Un tiempo, fuiste hermoso,
en Nueva York, en Hollywood
“acabaste?” te decían los hombres
“vamos, nene, eres extraño”
Y representabas, representabas, representabas
Por la emoción.
El marido impotente se desploma
a tu perruno marido lo recogió un perro.
Se fueron.
Ahora estoy en silencio,
odio hasta mi cuello,
espesa, espesa, no hablo.
Semejantes a buenos vestidos
envaso las patatas duras,
empaqueto a los nenes,
empaqueto a los gatos enfermos.
Oh jarrón de ácido!,
es amor de lo que estás lleno,
conoces lo que odias.
Él está cogiendo su pelota y su cadena
abajo, junto a la puerta que da al mar
adonde conduce, blanco y negro,
entonces lo arroja de vuelta.
Cada día lo llenas con asuntos del alma.
como una jarra.
Estás tan agotado.
Tu voz es mi pendiente
aleteas y sorbes, murciélago
que ama la sangre.
Eso es eso. Eso es eso.
Acechas desde la puerta, triste harpía.
“Cada mujer es una puta.
No puedo transmitir”.
Veo tu linda decoración
junto a ti como el puño de una criatura
o una anémona, ese mar
cariño, ese cleptomaníaco.
Aún soy salvaje.
Digo, puedo volver.
Conoces para qué valen las mentiras.
No nos encontraremos,
incluso en tu cielo zen.
3. POESÍA
I. VERSOS FUGITIVOS
Álvaro Cunqueiro (1960): “A petición de una amiga de verdioscuros ojos” escribió el siguiente elogio en el álbum de ella:
“Noche y tierra te hicieron más carnosa
que el lirio de Florencia y que la rosa.
Por vestirse tu piel, vino la seda.
Deja su cuello al cisne, que aún te queda.
-Oscuro sol dispuesto en enramada-
la luz veraneando en tu mirada”.
Pedro Salinas
- “A que darle palabras al poema
si lo estoy viendo”.
- “Alborean columnas por el mundo,
ofreciéndole un orden a la aurora”.
- “Y fuiste voz al fin y tan hermosa
que puede confundirse con mirada”.
Sylvia Plath
- “I let her <moon> go,
I let her go. Diminished and flat
as after radical surgery”.
- Is it the sea you hear in me
… or the voice of nothing?
- I am inhabited by a cry.
George Trakl
“Immer niederkehrst du Melacholie,…
Wieder kehrt die Nacht,
Neigt sich jährlich tiefer das Haupt”.
(Siempre regresas tú, melancolía,…
Y otra vez vuelve la noche,
y cada año la cabeza
se inclina más hondo.)
Anne Carson
“To abolish seduction is a mother’s goal.
She will replace it with what is real:
products”.
Xikang
(Del clube chino del bosque de bambú, s. XIII).
“Qué placer pasearse por el jardín!
Doy la vuelta al infinito…
Con el vino, sueño con el hombre retirado,
que guarda las viejas costumbres.
Le bastan siete cuerdas de laúd
y pone todo su corazón
en conocerse a sí mismo”.
(Por su independencia y su vida retirada, que fue interpretada como traición fue decapitado. Le fue permitido tocar una melodía en el patíbulo, delante de su esposa e hija).
Liuling
(Compañero de Xikang).
“Nombre maestro
para quien el cielo y la tierra
duran solo una mañana
y la eternidad, solo un instante…
si se detiene, es para asir una copa
o sujetar la botella.
El vino es lo único que existe.”
II. PALABRAS SOBRE LA POESÍA
Diodoro de Sicilia
“La poesía gusta más que sirve.”
Lezama Lima
“No es posible la imagen sin mediación de figuras visibles.”
Pero nacida aquella “la armonía invisible gravita más fuertemente que la visible”. Heráclito frag. 210 H. Diels (frag. 54 de Hipólito): “a͑rmoni̍н a’fanнs, fanerн̂s kreíttωn” (Kreíssωn).
“Cuanto más opuestos los elementos en aproximación, mayor deflagración poética”.
Doña Dolorida, condesa de Trifaldi (en El Quijote)
“De las buenas y concertadas repúblicas se habían de desterrar los poetas, a lo menos, los lascivos… que los tales trovadores, con justo título, los debían desterrar a las islas de los lagartos.”
Pedro Salinas a Jorge Guillén (epistolario)
- “Unamuno y Ramón no leen, se leen a ellos mismos aun cuando estén leyendo a los demás”.
- (Sobre Juan Ramón Jiménez, 1945) “No le toques ya más que así es el sapo”.
La fuerza de la imagen. Ramón R. de la Serna:
“Yo quiero sugerir el asombro de las cosas, sacándolas un poco o un mucho de quicio”.
“Pues sé que el mundo de la imagen es el que crea la felicidad”.
Álvaro Cunqueiro. Crónicas del Sochantre. Epílogo para bretones.
“Como casi todo en Bretaña, en esta Bretaña que yo descubro en mí y en la que quizás un día se encuentren habitando los lectores bretones de estas crónicas. No sería la primera vez que el sueño del poeta hace la isla”.
“Por lo fácil que me resulta considerar a Bretaña país de la imaginación y no tierra real”.
Pedro Salinas
“Los imposibles, por qué se ven tan claros?”
“Y era de noche de abril, clara noche de luna,
era altar el piano y era diosa mi prima.”
DÍAS DE BIBLIÓPOLIS
(SEGUNDA PARTE)
- EL INFORME ROSALÍA
Muy de mañana el Protector de la ciudad entró en su despacho de la prostasía. Tenía un asunto muy importante que resolver, que siempre había estado en el centro de sus preocupaciones y sobre el que las decisiones oportunas se habían ido demorando, a causa sobre todo de las implicaciones de estas en la política exterior de Bibliópolis, en las relaciones con las otras bibliópolis gallegas para las cuales el asunto a tratar era algo central, clave de bóveda de su cánon literario. Un nombre, digámoslo ya el de Rosalía de Castro, cabeza de una estirpe canonizada como fundadora de la literatura en lengua gallega, fuente con Pondal, Curros y otros del Rexurdimento literario gallego del s. XIX. Dejando aparte a Curros al que ya el padre del Protector había denegado la entrada en una posible antología de la poesía gallega y cuya posición en la ciudad se resolviera en una de las grandes crises que atravesara Bibliópolis, y también a E. Pondal sobre quien recaían instrucciones inequívocas a la policía literaria de no ser molestado y por el que el Protector, en cuanto progenitor de una destacada descendencia épica, sentía especial simpatía, aún reconociendo la mala calidad de otros muchos descendientes, el debate sobre el tema Rosalía se había vuelto inevitable y urgente. La asamblea poética de Bibliópolis había demandado una clasificación definitiva del papel en la historia de la poesía gallega de la familia Rosalía de Castro y, simplemente su papel en la poesía, su consideración como poeta. Se había fijado una fecha para las sesiones para la que faltaban solo tres días. La sesión se abriría con un informe del Protector. Tras su discusión y la presentación de enmiendas, en su caso, tendría lugar la correspondiente votación. Estaban convocados los tres hijos vivos de Rosalía, Cantares gallegos, Follas novas y En las orillas del Sar. Desde luego, y en atención a la importancia histórica de Rosalía que sobardaba ampliamente su significación literaria (algo parecido, aunque en dimensión mucho menor, sucedía con Curros) se había excluido cualquier forma de juicio. La digna residencia de la familia en la ciudad y su ciudadanía no estaban en juego. Otra cosa era la situación en la polis de los numerosos estudios exclusivamente literarios de los seguidores de Rosalía sobre su poesía, laudatorios en términos hiperbólicos y sin el freno de la contextualización histórica o sociológica, los cuales, atendiendo a su calidad, podrían ser invitados a abandonar la ciudad. El Protector, y así quería reflejarlo en su informe, estaba convencido de que la literatura en lengua gallega estaba necesitada de una sacudida, de un “ébranlement” de una “ἕnosis” (el griego y el francés eran dos lenguas oficiales en Bibliópolis) y así se titulaba el informe del Protector “Énosis necesaria de la literatura en lengua gallega”. Esta sacudida debería afectar especialmente a la poesía, vista la deriva suicida en la política poética de la práctica unanimidad de las polis gallegas. A la memoria del Protector volvía el juicio contra los poetas premiados con el Día de las Letras Gallegas que había exigido un “purforos”, un portador de fuego para erradicar de Bibliópolis la terrible epidemia.
Esta vez, y en lo que se refiere a Rosalía, la énosis se limitaría a un viento liberador que borrase las nieblas que por culpa de esas políticas dominantes en las ciudades del país opacaban la imagen de la auténtica poesía, es decir, de la poesía y que tanto confundían al pueblo lector. Gustaba de decirlo, la poesía es una, sin perjuicio de niveles en una escala divina, buenos y grandes poetas al lado de nombres grandiosos, y sin perjuicio de las distintas calidades dentro de los descendientes. Por esa escala ascienden ángeles y arcángeles, dioses, semidioses y grandes espíritus poéticos. En ningún caso pueden poner el pie en ella los versificadores terrestres, los poetastros y los fistores o poetas populares, sin más relación con la poesía que el nombre. Y a pesar de la comprensión que verbo de los poetastros solía manifestar el gran poeta y vecino de la ciudad A. Tovar “moramos junto a ellos/con ellos confundidos/el ripio con el verso” y “los pobres poetastros/con sus fardos de sueños”, el Protector reconocía su imposible convivencia con ellos. Podía tolerar quizá un mediocre relato literario pero le ofendían y encolerizaban los ripios y ritmas fáciles de los poetastros.
Los días anteriores, el Protector se había reunido largamente con los miembros de la familia Rosalía, C. G., F. N. y O. S. Los interrogara y escuchara con atención y los había tranquilizado sobre su posición en la ciudad. Siempre tenía muy presente una frase de su padre, “dejando a parte a Rosalía, un hecho o acontecimiento extraliterario”. Cierto, un acontecimiento histórico en Galicia en su época, cuyas repercusiones no han dejado de crecer hasta hoy, repercusiones histórico-culturales de todo tipo en el crecimiento de la conciencia nacional, en la afirmación de la lengua y cultura gallegas, en la presencia de Galicia en el mundo. Un acontecimiento irreversible y de enorme transcendencia. La paradoja era que su base poética fuese tan débil, que un edificio tan alto tuviera como fundamento, una argamasa poética de tan baja calidad.
El Protector estaba convencido de que la exaltación poética tan desmesurada de Rosalía no era culpa de ella o de sus hijos, sino fruto de intereses y necesidades históricas complejas.
El Protector, muy influenciado por la cultura egipcia y concretamente por las noticias de que los templos egipcios ocultaban determinados escritos en sitios secretos o disimulados de las bibliotecas de los santuarios o guardados en huecos de columnas, había dispuesto en la construcción de Bibliópolis una variedad de escondrijos para expedientes o decisiones que no podían ser divulgados o para confinar algún libro problemático en espera de soluciones definitivas para su caso particular. De uno de tales lugares extrajo la documentación relativa a la familia Rosalía y, saboreando con delectación un puñado de nueces y almendras tostadas se concentró en la parte que afectaba a Cantares gallegos. En el caso “Rosalía”, en lo que afectaba a C. G. y a F. N., decidiera dejar al margen el problema de la lengua por ellos empleada pues pensaba que, aunque con dificultad, puede haber poesía, y gran poesía en un idioma corrupto, no objeto de normativización ni de altos usos literarios. Tenía bien presente la opinión de un admirado ciudadano, Gabriel Ferrater que había escuchado en una conversación con Joan Petit, también ciudadano de Bibliópolis. Ferrater sostenía que Maragall era un mal poeta y Petit argumentaba que no podía ser buen poeta por falta de tradición de registros poéticos en catalán. La réplica de Ferrater fue recitar de memoria unos versos de Carner. El propio C. G. le dijera que encontrara a la lengua “sin gramática nin regras” sin embargo este gallego de Rosalía estará siempre como perturbador telón de fondo en cualquier consideración de la poesía de C. G. o de F. N.
La conversación mantenida con C. G. resonaba en la memoria del Protector: “…puxen o mayor cuidado en reproducir ó verdadeiro esprito d’ó noso pobo, e pensó qu’ó conseguín en algo… si ben de unha maneira débil e froxa”. “Os nosos cantos populares. A poesía gallega, toda música e vaguedade, toda queixas, sospiros e doces sonrisiñas”, “guiada solo por aqueles cantares” “atrevinme á escribir estos cantares, esforzándome en dar á conocer como algunhas d’as nosas poéticas costumes indan conservan certa frescura patriarcal e primitiva”. “Cantos, romerías… tod’aquelo que… é dino de ser cantado”. El Protector sonrió ante aquella ingenua frescura. Floreció en él una honda simpatía con la modestia y falta de pretensiones, pronto borrada por el espíritu crítico que alimenta la poesía de C. G.
Palabra clave la de canto, pensó. Por mucho que se hayan acompañado en el origen, música y poesía hoy guardan una distancia inmensa. Una bonita canción probablemente será una mala poesía. Y una gran poesía, imposible de musicar. Las poesías y canciones populares, con su estructura rítmica son en general versos sin pretensiones desde el punto de vista literario y cuanto más simples, mejor se musican. Por ello los ritmos populares, aunque se presenten bajo forma poética, tienen decidida vocación de canción, instrumentada por la música. Y eso pasa con un género como el de las cantigas, incluso con las hermosas. No puede haber dudas que “Cantiga nova que se chama Riveira” desde un punto de vista exquisitamente poético es una parte secundaria y epocal dentro de la gran poesía de A. Cunqueiro. Y, no por casualidad, donde ha incidido la musicalización de A. Prada. El Protector siguió sumergido en la poesía de C. G. En general era de la opinión que los mejores de los ritmos populares glosados por C. G. eran de superior calidad al texto de este: v.g., “Nosa señora de barca”, “Campanas de Bastabales”, “Adiós ríos, adiós fontes”, “Airiños, airiños aires”. La mayor parte, sin embargo carecían de interés poético. Y en cuanto al texto de C. G. anotó el Protector la antología siguiente:
- “As de cantar,/meniña gaiteira,/as de cantar,/que me morro de pena”.
- “De valles tan fondos,/tan verdes, tan frescos,/qu’as penas se calman/no máis que con velos”.
- “Dios bendiga todo, nena/rapaza, Dios che bendiga,/xa que te deu tan grasiosa…”. “Amen, miña vella, amen,/mais, po’ las almas benditas, /hoxe dormirés n’un leito”.
- “Deixa que canten, marica;/marica, deixa que canten…/qu’ eses labiños de rosa/inda non sei como saben”.
- “Santa, santasa, non sós comprida,/decindo cousas/que fan ferida”.
- “Ollos de meiga,/cara de mona”.
- “Descendentes das airosas/fillas da pagana Grecia/…griegas estatuas semellan”.
- “Máis frescas qu’unha leituga,/máis sabrosiñas que frescas”.
- “N’ela garulan/mozos galantes/c’as rapaciñas d’outros lugares”.
- “Díxome nantronte ó cura/qu’é pecado…”.
- “Quixente tanto, meniña/tivenche tan grande amor,/que para min eras lúa/branca aurora e craro sol”.
- “Elas tocan para que rece;/eu non rezo, qu’os saloucos/afogándome parece/que por min tên que rezar”.
- “Meu Santo San Antonio/dáime un homiño,/anqu’ó tamaño teña/d’un gran de millo”.
- “Adiós Virxe d’Asunción/branca com’un serafín”.
- “Arrepuiñadas todas/as carnes se me puñeron,/…mais acordeime da virxe”.
- “Ay, miña probe casiña/ay, miña vaca bermella”.
- “Con esa boca tan feita,/sorrindo todo fartiño,/cal ubre de vaca cheya”.
- “Adiós, expresiós che mando/polo burro de Camilo”.
- “Cumprido este deber, Vidal, reposto/de sorpresa tan grave e prasenteira, /ponse limpio, amañado e ben composto”.
- “Ay, qué mociño…!/Ay, qué rapaz!/…s’ela é bonita/ela é traidora”.
- “Que Castilla e castellanos,/todos nun montón, a eito,/non valen o que unha herbiña/d’estes nosos campos frescos”.
- “Páguech’este cantar triste/qu’as nosas tristezas conta,/que soio ti… ti entre tantos!/d’as nosas bágoas s’acorda”.
- “Chúrras! Chúrras!/Churriñas, churras! cas·qui·tó qu’escorrenta-las burras“.
- “Risas, cantos, armonía,/brandas músicas, contento,/festas dansas, alegría,/se trocou na triste e fría /xorda vós do forte vento”.
- “Qu’auroriña/o ceu colora/c’uns arbóres/que namora”.
- “Pois son de espricansa pouca;/si grasia en cantar non teño/o amor da patria m’afoga”.
- “Sempre po’la villa entraba/con aquel de señorío,/sempre con poxante brío /con tambor s’acompasaba”.
El Protector cerró la carpeta del expediente. Suspiró hondamente y cogió otra vez unas cuantas almendras. Pensó las palabras que los asesores de C. G. pronunciaran en su favor. A. Pociña y A. López: “la más grande poeta de Galicia del S. XIX”, y como las composiciones estaban relacionadas con la lírica amorosa y el antiguo cantar de amigos “formando un cuerpo sólido de valores y actitudes tradicionales y conformistas, típicos de una comunidad rural estable”. Y también contenían “observaciones sociales indirectas y una protesta política y social más obvia”. M. Mayoral y B. A. Roig hablaran de C. G. “como un canto de alabanza a Galicia y de reivindicación de sus valores”, “de demostración de que el gallego era, como cualquier otra lengua, capaz de uso literario” y “de combate de las opiniones negativas sobre Galicia” y con “una posición de ataque” (castellanos de Castilla).
El maestro Xesús Alonso Montero, muy respetado por el Protector, alegó que C. G. “era el primer libro en gallego de nuestra literatura moderna”, “un libro auroral y reivindicativo, …algún tiempo después la gratitud y la devoción de las gentes esbozaban el comienzo de un mito… cantó la alondra y ya todo fue distinto…” precisó el maestro que “lo popular, lo folclórico y lo costumbrista…” caracterizan a C. G. Y, además “una definición y una defensa de nuestras señas de identidad”. “Libro de afirmación… y de contestación” (con sus poemas contra los castellanos y contra España).
El Protector no ponía en duda la literalidad de las afirmaciones de los grandes abogados que asesoraban a C. G. pero claro, qué significaba, aún siendo verdad (y sin traer a colación a E. Pondal) la calificación de la más grande poesía de la Galicia del s. XIX? Teniendo en cuenta el ámbito de actuación del superlativo, le parecía que muy poco. Su carácter de texto auroral y de dar comienzo a un mito, era evidente. Pero ese mito, ese “fenómeno de carácter extraliterario” (A. C.) tenía que ser explicado, cosa que estaba más allá de los conocimientos del Protector, por los expertos en historia, cultura y sociología de la Galicia de los siglos XIX y XX: por qué “todo fue distinto”. Ya que las virtudes literarias de C. G. no justifican de ningún modo ese mito.
Por otra parte las inquietudes y protestas de índole social y los textos contra los castellanos y contra España, por mucha consideración positiva que pudiesen merecer por su novedad, no se podían tener en cuenta en una valoración exquisitamente literaria, se insinúa ya aquí un problema de sobreinterpretación que alcanzaría su cenit en F. N. y en O. S. Y claramente un parasitar el juicio literario con valoraciones históricas y sociológicas, lo que al Protector le parecía inadmisible en sede literaria. Todo el mundo puede elaborar textos de contenido social pero su calidad de poéticos no se deduce de ese contenido, por mucha empatía que origine. La realidad de la poesía de C. G. era la que era y que resultaba claramente de los versos escogidos. Cierto que había algunos mejores, pero también mucho peores. Y se podían hacer al azar mil antologías diferentes y todas arrojarían un resultado similar.
Tampoco era justificación hablar del contexto y de la poesía que se hacía entonces en Galicia y en España. Por qué no hablar entonces de la poesía que se hacía en el s. XIX en Francia, Inglaterra, Alemania,…? Hay un canon universal de la poesía o mejor una escala en la que los poetas que la ascienden ocupan posiciones diferentes, que pueden cambiar con el paso de los siglos, pero siempre permanecen en ella. C. G. jamás llegó a pisar el umbral de la escala. Si alguien lee sin prejuicios C. G. no puede menos de ver una forma poética insuficiente, por hermosos que sean los sentimientos subyacentes, pues ya se dijo autorizadamente que un poema se hace con palabras, no con ideas (y por más que estas sean necesarias). C. G. es una versificación popular y costumbrista, fruta de una fistora y que no puede figurar en ninguna antología poética, cualquiera que sea su ámbito, digna de tal nombre.
Como decía con frecuencia un amigo pescador del Protector, cuando se le preguntaba por los resultados del lanzamiento de la caña con el cebo, “entre pouco e nada”, así la poesía en la red de C. G.
FOLLAS NOVAS Y EN LAS ORILLAS DEL SAR
Después de comer ligeramente (una ensalada y un cristal de agua fresca) el Protector volvió a encerrarse en su despacho, con la compañía de una jarra que contenía una mezcla de café y malta de cebada. Entonado por la hirviente bebida desplegó sobre la mesa las páginas que, relativas a Follas novas, acumulaba el expediente. En la conversación previa F. N. había sido asesorada por las eminentes letradas Marina Mayoral y B. A. Roig y en momentos puntuales por el profesor Xesús Alonso Montero. El Protector leyó en primer lugar el testimonio de M. M. / B. A. R.: “su solidaridad con el sufrimiento ajeno”, “denuncias concretas de un injusto reparto de la tierra… y denuncias concretas de un injusto reparto de la tierra y de abusivos impuestos y cargas a los gallegos”, “fue la voz de los pobres, de los emigrantes, de las viudas de vivos y muertos”, “fue una gran escritora”, “…da a su poesía la universalidad e intemporalidad de las grandes obras literarias”, “libro de clara intención social”, “un paso definitivo en el camino de la poesía social”, “F. N. habla del sentido de la vida y la muerte, del amor, de las creencias religiosas o de la falta de ellas, de los temas que afectan al hombre como ser existente”, “con ella sucede lo que con Cervantes para Castilla, representa y encarna el espíritu de todo un pueblo”. Hablaron también de poesía existencial, de la utilización de formas sencillas para hablar de realidades complejas y hondas, del silencio de Dios, “del folklore a la metafísica”, de la vivencia de la soledade radical del ser humano, de Unamuno y Heine, del encuadramiento dentro de la vertiente más desgarrada del romanticismo europeo, semejanzas con el concepto de soledad existencial de la filosofía contemporánea, complejo de Polícrates, nostalgia del paraíso perdido… Y Don Xesús Alonso Montero, que “F. N. se sumergió en estratos esenciales del ser humano”, “poeta en tiempo menesteroso” para decirlo con palabras de Hölderlin (C. F. de la Vega). “Por primera vez la poesía metafísica hablaba en gallego”. El Protector pensó y repensó largamente estas palabras de tan destacados profesores. Pero antes de valorarlas adecuadamente en su informe volvió al texto de la conversación con F. N. y sus ingenuas explicaciones sobre lo que pretendiera: “estos pobres engendros de mi tristura… al leerlos de nuevo vi bien claro como era incompleto y pobre… sin más mérito que la perenne melancolía que lo envuelve, cuanto le faltaba para ser algo que valga,… sentir como propias las penas ajenas… la tristeza… no me deja un momento”. “El pensamiento de la mujer es ligero… nos gustan cosas también ligeras, no está hecho para nosotras el duro trabajo de la meditación… nunca intenté pasar los límites de la simple poesía”. “Lo que quise fue hablar una vez más de las cosas de nuestra tierra”. En relación con esto último el Protector recordó palabras del maestro X. A. M. relativas a que F. N. “no era consciente de la proeza lingüística… hacer metafísica en gallego… no vislumbró la Galicia que… necesariamente se desprendía” de ella misma. “Y que poseía una pobre conciencia de la realidad y de las posibilidades de una cultura en gallego… fue una genial intuición poética… no es consciente de su gigantesca estatura, del decidido papel histórico jugado por su obra en la historia de la reconcienciación de Galicia… su capacidad de reflexión no está a la altura de su obra ni tampoco a la altura de la conciencia histórica alcanzada en Galicia merced, en buena parte, a su trabajo… “cien años de meditación gallega”.
Retornó al texto del diálogo con F. N. De los veinte poemas de “Vaguedás” (desde la pura consideración poética, muy por encima de C. G.) solo le interesó algo el XIII “xa nin rencor nin desprezo/xa nin temor de mudanzas…”. El resto, poemas íntimos, de fácil y ligera forma, se olvidan nada más leídos. Y además, con frecuencia, una característica muy frecuente en los biblía, objeto de examen, uno o varios versos que, según su parecer, suponían una caída de nivel en la altura lírica, con un efecto vulgar, v.g. (XI) “que os verte, Dios llo pague! Ós rezagados./Hastra que o que os recibe/ai! reventa de farto”. “Do íntimo”ocupa unas cincuenta páginas, desde “Adiós” a “Soia” solo hay buena poesía en:
- “Adiós montes e prados, igrexas e campanas”.
- Unos versos “so en mi mesma buscando no oscuro/i entrando na sombra/vin a noite que nunca se acaba/na niña alma soia”.
- El poema “cando penso que te fuches negra sombra que me asombras”.
- Quizá, el pazo de A.
- “Extranxeira na súa patria”.
La tercera parte “Varia” (unas ochenta páginas) con poemas “de carácter lírico y social” (M. Mayoral). Desde el primer poema “Marianiña, vaite ó río” hasta “para a vida, para a norte,/e para sempre en xamás” no encontró el Protector nada que destacar o perdurable, una poesía menor, aunque, claro, superior a C. G.
“En la tumba del general inglés Sir John Moore…” (“ejemplo de tono elevado de los poemas rosalianos” M. Mayoral). Le pareció frío y retórico, lleno de tópicos románticos y un empleo poéticamente terrible del nombre y apellido del general inglés: “los frescos campos donde John correra” y “cal falarían sin parar de Moore”, etc.
Como ejemplo das recaídas de nivel, “decides que o matrimonio/e santo e bueno, seraio/mais non casou san Antonio” o “teño un mal que non tén cura…/Curandeiros, ceruxanos,/dotores en medeciña…” o “sarna con gusto, non pica” o “parecen feitos adrede/para lerse a sopramocos”.
Las cuarenta páginas del libro IV “Da terra”. Con los poemas “Calade”, el de glosa a “Miña casiña, meu lar”, “A probiña que está xorda”, “Xan vai coller leña ó monte” e “Tanto e tanto nos odiamos” estaba de acuerdo con el parecer de M. Mayoral/B.A. Roig: “un apéndice a C. G.”. Y siempre un costumbrismo y un folklorismo de corto alcance, con las acostumbradas caídas de nivel: “no cortelliño onda as bestas/brrr…! que morro ca friaxe!” o “caramba, coa moller esta/dixo enfadado San Pedro… señor, señor… sursum corda,/aquí estou e aquí me quedo”, etc., etc. Lo demás, olvidable.
El título de la quinta parte “Las viudas de los vivos y las viudas de los muertos” (poesía de carácter social, M.M. y B.A.R.) ya indica por dónde va el contenido: “vendéronlle os bois,/vendéronlle as vacas/opote do caldo/i a manta da cama”, “…da antigua Devesa profanemos os retiros…/séntate ó meu lado e dime/dime… o que tantas díron/quen casa ten de seu,/ten media vida”. “O forno está sin pan,/o lar sin leña”, “da lavandeira que cos brancos liños/contra unha pedra dá”, “como non morrer lonxe daquel seio/que mel de meles dá”, “como venden a carne no mercado/vendeute o xurafás”, “ti que me pides, rapaza, cando/desmemoriado son como un deño”, “médico, doille a cabeza…”, “oieuse unha carcaxada/cal si do inferno saíra: era o trasno do convento”, “pero en verdad che digo que as mulleres son todas o enemigo”, “que ti es meu home eu túa muller e debo/calar a miña dor i os teus desvíos”, “María, se non fora/por que hay un Dios que premia e que castiga”, “tan fresca e colorosa/e doce coma a mel dos seus cortizos”. Los fragmentos reseñados hablan por sí solos: predominio de lo popular y del costumbrismo, descripciones tópicas del paisaje, monotonía del llorar rosaliano, configuración poética de corto alcance, pensamiento sin fuerzas para volar más allá de los vallados que limitan los campos. Solamente una estrofa (y de acuerdo con M.M./B.A.R.) le pareció excelente “non coidarei xa os rosales/que teño seus, nin os pombos,/que sequen, como eu me seco,/que morran, como eu me morro.” Uno de los escasísimos momentos rosalianos en unión de “Negra sombra” y de algún otro en que F. N. pisó la escala de la poesía antes de salir nuevamente de ella. Pero esos versos, aunque cativa cosecha entre tanta siembra, en ella permanecen y permanecerán. A otro nivel, se puede mencionar, quizá parte de “As torres de oeste”. Antes de concluir el informe a la asamblea, el Protector revisó su conversación con “En las orillas del Sar” (en adelante, O.S.), con las opiniones del maestro X.A.M.: “predomina el espíritu torturado o angustiado”, “O.S. es una rigurosa exploración en su intimidad”, “un auténtico tratado de desolación”. Con citas de Heidegger y Hölderlin, ve que “la noche del mundo ha sucedido al día de los Dioses”. Nos habla O.S. de “la desesperanza y de la infelicidad” que se anticiparía “a la filosofía existencial del s. XX”. La propia O.S. en su conversación con el Protector recitó: “en el cielo, en la tierra, en lo insondable/yo te hallaré y me hallarás/no, no puede acabar lo que es eterno,/ni puede tener fin la inmensidad”. Esta es una hermosa estrofa. “Qué somos? Qué es la muerte? La campana con sus ecos responde a mis gemidos desde la altura, y sin esfuerzo el llanto baña ardiente mi rostro enflaquecido. Qué horrible sufrimiento! Tú tan sólo lo puedes ver y comprender, Dios mío! …Desierto el mundo, despoblado el cielo,/enferma el alma y en el polvo hundido/el sacro altar en donde /se exhalaron fervientes mis suspiros,/en mil pedazos roto/mi Dios, cayó al abismo,/y al buscarle anhelante, sólo encuentro/la soledad inmensa del vacío”. “De improviso los ángeles/desde sus altos nichos/de mármol, me miraron tristemente/y una voz dulce resonó en mi oído;/<<pobre alma, espera y llora/a los pies del altísimo…>>”. Aquí no reina un tiempo sin dioses, tampoco un pensar profundo, solo una pregunta al alcance de cualquier hijo de vecino que trata de explicar una poesía religiosa, un primer momento en que Dios calla y uno segundo, en el que los ángeles reprochan a la pobre poeta sus dudas.
De ”Margarita”, con ese final “saciará al fin su sed el alma ardiente/donde beben su amor los serafines!” y de “Los tristes”, “dichosos mortales a quien la fortuna/fue siempre propicia… silencio!, silencio!/si veis tantos seres que corren buscando/las negras corrientes del hondo Leteo”, poco hay que decir. “Los robles”: “saludando la estrella del véspero”, “pero tú, sacra encina del celta”, “qué hermoso está el campo;/la selva, qué hermosa!”. “Que en lluvia de rizos acaricia la frente de nácar”, “…a tu sombra tejieron/del héroe gallego/las frescas guirnaldas!”, “que tú amaste y te amaron, desdichada”, “no subas tan alto, pensamiento loco,/que el que más alto sube más hondo cae,/ni puede el alma gozar del cielo/mientras que vive envuelta en la carne”, “pues es obra que Dios al tiempo encarga/y a la madre inmortal natura,/artista incomparable”, “yo inclino/la frente al suelo y con tristada exclamo con el mártir del Gólgota: <<perdónales, señor, porque no saben lo que dicen>>”, “yo desde mi ventana, que azotan los airados elementos”.
“Volved”: “bien sabe Dios que siempre me arrancan tristes lágrimas/aquellos que nos dejan”. No le pareció necesario comentar estos versos, hablan por sí solos. Mejor, el 11, 29 “camino blanco, viejo camino…”. Pero de nuevo aparecen en los números siguientes: “labios de cándido aroma”, “candor de los ángeles”, “resplandor de la dicha inefable”, “te amo…, por qué me odias? te odio…, por qué me amas?”. Siempre estos altibajos rosalianos, con predominio absoluto de los descensos, parece incapaz la poeta de componer un buen poema, sin ripios y versos banales.
“Una sombra tristísima” (nº 38) es un buen poema. Pero a continuación vienen “las canciones que oyó la niña” y “la canción que oyó en sueños el viejo”, tediosos y sin mayor interés. “Quisiera, hermosa mía,/a quien aún más que a Dios amo y venero” (nº 49). “Su fulgor siempre casto y siempre amigo”, “no, los muertos no vuelven de sus antros”, “ah! del mudable corazón has visto/los recónditos pliegues?”, “qué pompa! qué lujo!/que fausto! qué entierro!”, “y de su ángel guardián el auxilio/implora invocando piadosa su nombre”, “yo te lo digo, niña, a quien de veras amo;” “que con lo eterno le unen por misterioso arcano, por eso yo que anhelo que el refulgente astro”, “felicidad…/aun cuando sé que existes/y no eres vano sueño”.
En “Santa escolástica” prima el interés, digamos sociológico, sobre el poético en I y II, pero luego: “majestad de los templos, mi alma femenina/te siente, como siente las maternas dulzuras”, “<<hay arte! hay poesía…! debe haber cielo, hay Dios!>>”, “se hunde mi pie en la linfa transparente”, “y a los pies de la cruz un refugio/busco ansiosa implorando remedio,/de Jesús el cruento martirio.”, “…libre paso deje al triunfo de los brutos/que asesinados los césares, ya no dan premio ni pena…”, “y mi voz entre el concierto de las graves sinfonías,/de las risas lisonjeras y las locas alegrías”, “pensaban que estaba ocioso/en sus prisiones estrechas,/y nunca estarlo ha podido/quien firme al pie de la brecha,/en guerra desesperada contra sí mismo pelea”. “A la luna” es un poema ligero con algunos versos buenos (“la iglesia, el campanario, el viejo muro”) pero la mayoría de las estrofas son pura retórica vacía y alguna muy mala, (la de “quién levantó tal tempestad de llanto…?”, o la nº 74, “con el poderoso encanto/que del fondo del sepulcro/hizo levantar a Lázaro”). De los números finales lo mejor es eso, que llega el final. Recordar “qué dichoso es el muerto, o qué dichosa!” (nº 91). Y, a efectos de la psicología de Rosalía, la segunda estrofa (y última) del nº 97: “yo prefiero a ese brillo de un instante”.
Con un suspiro, se reclinó el Protector en su asiento. Había llegado al final del expediente “Rosalía”. O.S. le había decepcionado y aburrido largamente. No lograba ver por ninguna parte “ese tratado de la desolación”, ese “asomarse a territorios tan graves del espíritu humano”. En realidad todo era un problema de sobreinterpretación del texto rosaliano, hacerle decir lo que no decía poniéndolo en relación con problemáticas a él largamente ajenas o explicitando un “pensado rosaliano” y no manifestado, “pensado” introducido por el intérprete. “Un tiempo menesteroso” en el cual los dioses se han ausentado es ajeno al texto de F. N. o de O.S. Se encuentra, sí, en él “el silencio de Dios”, dentro del marco de la fe católica y angustioso para el creyente. Pero este silencio es provisional y en seguida, vienen los ángeles a reprochar la actitud de la poeta, del modo más ramplón y tradicional. Y luego hay un abuso del sintagma “poeta metafísico” o de la oración “Rosalía realiza poesía metafísica…”. Todos los seres humanos normales se plantean preguntas escatológicas, acerca del sentido de la vida y de la muerte, la fugacidad de lo existente, nuestra pequeñez desde la perspectiva de la inmensidad del universo,… En este sentido todos nos hacemos preguntas metafísicas y todos somos, con mayor o menor intensidad, seres metafísicos. Pero no por eso somos todos poetas o filósofos metafísicos. Para ello, en primer término, es necesario ser poetas o filósofos, es decir, emplear el lenguaje poético o filosófico y con la altura o profundidad reconocidas en la historia de la poesía o de la filosofía. Un poeta, como ser humano, tendrá inquietudes metafísicas pero si su texto es insuficiente de forma o de pensamiento, será un mal poeta, por muchas inquietudes que tenga. Y estas, vestidas escasas de forma, probablemente serán muy superficiales. El Protector recordó aquello de que “los límites de tu lenguaje son los límites de tu mundo”, susceptible de otras interpretaciones pero que aquí venía como anillo al dedo.
La forma poética de la poesía de Rosalía, para un lector sin prejuicios, en la gran mayoría de las ocurrencias tenía que resultar muy insatisfactoria. Al Protector eso le parecía evidente, y los fragmentos escolmados en el informe, que no eran tendenciosos sino representativos del “id quod plerumque accidit” lo patentizaban. Y el pensamiento que de los mismos brotaba no se podía caracterizar de profundo, de coherente, de sostenido, lo cual, por otra parte, vistos las cartas, prólogos y textos varios que de Rosalía subsisten, es lógico y no era de esperar otra cosa. Uno de los “maître à penser” del Protector, don X.A.M. escribió que “no es consciente Rosalía de hacer metafísica”. Cómo va a serlo, si esta es introducida de contrabando por los intérpretes a partir de Carballo Calero, C. F. de la Vega y otros grandes arquitectos del mito rosaliano.
A la memoria del Protector vino una reciente conversación con un culto amigo castellano y devoto entre los devotos de Rosalía, quien hablaba de la Rosalía metafísica y en apoyo citaba el poema “cando penso que te fuches/negra sombra que me asombra”, un poema excelente, y, además, todo él, no solamente una estrofa o uno o dos versos. Uno de los poquísimos ejemplos que se pueden citar en Rosalía, son suficientes, literalmente, los dedos de una mano. Para el Protector, “la negra sombra” representaba, más que el dolor de vivir (Ma. May.), la oscuridad del interior de Rosalía, la sombra y el peso de su tristeza, angustia y melancolía como características de su espíritu que superan con mucho el normal “dolor de vivir”.
Otra estrofa de Rosalía la interpreta auténticamente “so en mi mesma buscando no escuro/i entrando na sombra/vin a noite que nunca se acaba/na niña alma soia”. Una oscuridad sin fin cuya lógica conclusión es el “alá vou! lles dixen/daime morte doce” del poema de “As torres de Oeste”.
El Protector, lego en la materia, no se atrevería nunca a calificar psicológica o psiquiátricamente la angustia de F. N. o de O.S. pero estaba seguro que el poema era una expresión de sentimientos personalísimos, sin relación con una problemática metafísica general. Un grado de obsesión en la angustia propio de una personalidad “a-normal”. Inmediatamente relacionó con los versos, excelentes, de Antón Tovar, un gran poeta poblado de temores y sobresaltos a quien nadie calificaría específicamente de metafísico. Rosalía y su texto F. N./O. S., como la ciudad de los cimmerios en Homero, están siempre envueltos en la niebla, en la que no penetra la luz del sol. Pero una niebla de tristeza, angustia, lágrimas, melancolía, propia de un ser depresivo y en consecuencia, no una niebla luminosa sino estéril.
La conclusión del informa era clara, lo salientable en el fenómeno rosaliano era su carácter extraliterario, como por otra parte con otros muchos actores del “Rexurdimento” del s. XIX. Pero en el caso de Rosalía este carácter extraliterario se había convertido en un mito, un mito fundacional que desde el comienzo había ido creciendo y creciendo. Desde Murguía (“que me quiere inmortalizar”) eliminador de textos que “pudiesen perjudicar la imagen de Rosalía” (M.M.), hasta hoy, con afirmaciones laudatorias superlativas sin base real en la escritura rosaliana, ausente siempre un punto de vista puramente poético y en su lugar, cuestiones de ecdótica, lengua, biografía, papel en la construcción de Galicia, hasta llegar a afirmaciones como que Rosalía es para Galicia lo que Cervantes es para Castilla (M. M.) quizá cierta en lo de la función de Rosalía como mito fundador en el resurgir de la conciencia del pueblo gallego y de la cultura gallega. Pero aparte que la significación de Cervantes en relación con Castilla es secundaria a su significación para todo ser humano, con independencia de la cultura o pueblo a que pertenezca, pues a él se dirige, a lo que de Quijote y Sancho hay en cada uno, aparte de eso, sino se precisa, la comparación, chirría, dado el abismo de calidad entre ambos textos.
En vista de todo lo cual, el informe proponía a la asamblea que los estudios rosalianos en Bibliópolis se centrasen en el futuro en los aspectos históricos, sociológicos y culturales del mito rosaliano, su construcción, función y vigencia, de su necesidad o no en la situación actual de Galicia y de su cultura. En todo caso con olvido o dejando en segundo plano las cuestiones poéticas surgidas de la poesía rosaliana, como paradójicamente ocurriera ya en la construcción histórica del mito. Por ello, y era otra de las conclusiones del informe, todos los libros que estudiaban a Rosalía, con el requisito indispensable de su calidad, mantenían con seguridad y libremente la vecindad en Bibliópolis. Y los que llegaren a la ciudad en el futuro, tendrían entrada sin impedimento alguno. Pero su papel en Bibliópolis sería apoyar y afianzar la investigación del mito rosaliano, única cuestión de interés para el Protector, quien se seguía preguntando como al comienzo, cómo tal catedral se ha levantado sobre tan poca poesía. Para el Protector, el eje de los estudios rosalianos tenía que trasladarse al s. XX, el siglo de construcción del mito, aunque con raíces en el s. XIX, elaborado para llenar vacíos y responder a necesidades, sentidas con acuciosidad y urgencia, de la misma época.
Era digno de mención, pensó el Protector, que dos de los tres grandes mitos gallegos (el celtismo, el tercero) se basasen en una ausencia, ausencia (o casi) de verdadero talento poético en Rosalía y ausencia del cuerpo del apóstol en la catedral de Santiago. Pero qué efectos los de ambos mitos!
Las páginas finales de la documentación rosaliana recogía un artículo del escritor gallego C. Reigosa, residente en Madrid en el que se quejaba de un silencio actual en torno a Rosalía, aunque, decía, nadie la iba a atacar.
Precisamente el Protector pensaba que por haber cumplido el mito su función histórica, empezaba a ser percibido como no necesario. Y que muchos podrían hoy compartir el informe elaborado para la asamblea, el cual no era ningún ataque, sino una clarificación insoslayable.
El Protector cerró el expediente, lo selló con el sello oficial de la prostasía (una figura de Don Quijote montado, dirigiéndose a batallar con los molinos de viento) y se hundió en su acogedor y dilatado sillón “más cómodo que el útero materno”. Al poco perdió la conciencia, y durante horas flotó en las aguas del sueño que lo acariciaban amistosamente.
- DÍA DE LAS LETRAS GALLEGAS
Después de unos días de descanso, el Protector se había reintegrado a su trabajo cotidiano. Entre los asuntos pendientes uno reclamaba su atención. La Real Academia Gallega eligiera para el día de las Letras Gallegas a la poeta coruñesa Luisa Villalta (1957-2004), precisamente tenía encima de su mesa la Poesía reunida (1991-2004) de L.V. bajo el título “Pensar é escuro”, un volumen editado por la editorial Galaxia, a cargo del profesor Armando Requeixo.
Título extraído de un verso de la poeta (pág. 139) según aclara en la introducción A. Requeixo (pág. 31): “a poeta que pensa escuro. Un poema da primeira época de L.V. recordábanos que, seguindo o ronsel de Heráclito <pensar é escuro>, de aí o título deste volume”. Y poco después (glosando a la poeta) (pág. 66): “o círculo péchase e compre volver ao principio: pensar é escuro porque a razón é tráxica. A vida mesma.”
“Título y párrafo no afortunados”, pensó. “Y un mal agüero”.
Ciertamente hay oscuridad en el hombre y en el mundo en el sentido de lo que no se sabe. Podemos llamar misterio a ese no saber porque nunca será completamente aclarado, como el océano que rodeaba la tierra en la concepción antigua, el no saber rodea el avance continuo del saber. A la memoria del Protector acudió Lezama: “sin oscuro no hay iluminaciones”. La iluminación del pensar y de la imagen son por definición claras. Un pensar oscuro y una imagen borrosa son la negación del pensar y de la imagen. No hay que confundir oscuridad y claridad difícil. Una poesía oscura de pensamientos e imágenes confusos es aborrecible, con frecuencia pura retórica vacía. El pensador, el poeta tienen que tener presente siempre la mirada del Auriga de Delfos que parece taladrar las tinieblas. Un ejemplo de esas eivas lo veía precisamente en ese poema de L.V.: “pensar é escuro/como un muro de sombra imerecida;/de outro lado o sol, sempre ao outro lado,…/e é así porque a razón é tráxica,/como tráxico é calquer fin último,…”. Estos dos últimos versos son sumamente frívolos en su afirmación. Como lo son los tres primeros. Aludir al sol y a su lejana situación es decir que la claridad está lejos del pensar. De las dos fórmulas ecuacionales de L.V., resulta que la esencia, el “es” del pensar es la oscuridad y que la esencia, el “es” de la razón es lo trágico. Lo que, evidentemente no es cierto. La primera ecuación niega la esencia del pensar al poner en lugar de la misma una patología del proceso. Y la segunda es frívola (aparte de no verdadera) porque habría que precisar en qué supuestos ciertos aspectos, usos o ambiciones de la razón (v.g. los faústicos) pueden conducir a la tragedia. Pero definir la razón por la tragedia como el pensar por la oscuridad es absurdo. Y nada digamos de unir ambas oraciones en una construcción subordinada causal, un auténtico dislate. Con frecuencia en el libro, una agradable melodía arrastra en su interior, como una ostra, “la perla” correspondiente. En todo caso, será el pensar de L.V. el infectado por la oscuridad. Y el Protector desde luego nada sabía acerca de los posibles aspectos trágicos del razonar de L.V.
La frase del editor (pág. 31): “…recordábanos que, seguindo o ronsel de Heráclito <pensar é oscuro> de aí o título deste volume” hizo fruncir el ceño al Protector. Por qué atribuir a Heráclito algo que nunca dijo? No hay tal ronsel. Basta recorrer los fragmentos que sobre él se conservan, números 193 al 254 con la numeración de H. Diels y que recoge G.S. Kirk y J.E. Raven para comprobarlo. Otra cosa es que Heráclito tuviera fama de oscuro en la antigüedad. El fragmento 195 de Diógenes Laercio, con referencia a la obra “perì fúseωs” dice: “a͗safesteron grápsai”, escrita de modo oscuro. En griego antiguo asafʜ̍s es “poco claro, oscuro, indistinto” frente a safʜ̍s (claro, manifiesto, evidente). Y a.safó.grafos significa escrito con estilo oscuro.
Timón de Fliunte (s. III a.n.e.) le calificaba de ai͗niktʜ̍s (mejor ai͗niktʜ̍r) o sea “que anuncia en términos oscuros”. Más tarde el epíteto fue el de skoteinós (oscuro, y que se conserva en griego moderno) fue el epíteto casi invariable. Latín obscurus.
En todo caso “pensar es oscuro” lo pensará la poeta Luisa Villalta y no sé si el editor, pero no es de Heráclito.
El Protector había leído el libro aprovechando el escaso ocio de sus vacaciones. No conocía con anterioridad la obra de L.V., para él era solo un nombre y temiera encontrarse con algo semejante a G. Gurriarán o a X. Arias. Sin embargo la lectura de las primeras páginas lo tranquilizó en el sentido de que por lo menos no se encontraba con la nada poética de los dos anteriores. Había una poeta, su alcance se vería, pero la decisión de la RAG no era escandalosa como la de los años 2022 y 2023. Podía ser criticada, el Protector esperaba que el día de las Letras Gallegas estuviese dedicado a Antón Tovar, poeta a quien tenía en alta estima y de quien releyera recientemente “El tren y las cosas” y una antología de sus poemas en gallego editada por Xerais.
En la poesía reunida y editada por A.R. figura un primer libro “Música reservada” (1991) compuesto por “Música reservada” (1987), una serie de sonetos, correctos desde una consideración formal pero que al Protector dejaron frío, resbalaron sobre él, sin dejar huella ni memoria de verso alguno. Siguen “O oco da palabra” (1986), “Grial do sol perdido” (1985), “Ruído” (1995), “Rota ao interior do ollo” (1995) y “En concreto” (2004).
Al finalizar la lectura, muy pocos versos que estuvieran realmente húmedos de emoción humana, llegaron a tocar su espíritu. Solo una fría construcción intelectual, ejemplos: “o silencio desperta un eco de lustros/a facerse río, peixe, alegría”. “A morte faise fume de transformación ao longo das rúas, versículos de historia”. “Todo isto son palabras roubadas que che estou roubando/para un uso fraudulento, xa se sabe/para cambiar por elas o que se ama”. “Entón quéixome da lingua como corda/un extremo no infinito”. “Suspeito/existe un inferno doméstico sen modo nen ternura”. “A perfeizón do instante/é anterior e posterior a todo/porque se prende en sí de eterno/gañándose terreno no volátil”. “As cores son aos ollos vermes de algo/descomposto para a vida diluirse,/como un río, sí, pero caíndo/en si mesmo, sempre e retornando”. Y así, páginas y páginas. La poeta, que era asimismo violinista, en su autopoética, recogida en la introducción habla de “restituir la unidad primitiva de música y poesía” y en el prólogo “a Música Reservada escribe L.V.: “este libro nace de una experiencia musical…”. Sin perjuicio de los vínculos originales de música y poesía, hoy son cosas muy diferentes. El Protector pensaba que en cualquier aproximación de música y poesía, esta padece. Y a su modo de ver esto ocurre en la poesía de L.V.: “os poemas vólvense son novamente”. Pero la gran poesía es mucho más que sonido, es palabra humana que ilumina. Cierto que palabra rítmica, sin ritmo no hay poesía, pero un ritmo profundo, que tiene que ver con el ritmo del espíritu y del que la métrica es traje secundario.
Del volumen examinado, el Protector juzgó los mejores libros, los tres primeros, con muchos versos agradables al oído, “musicales” pero con la tacha de un contenido frío y retórico, sin emoción, resbaladizo como el hielo.
Los libros finales le parecieron sin mayor interés, en especial “Concreto” que, para cantar a su ciudad, A Coruña, es un desierto de calidez humana, y de ternura que pueda ser compartida por un lector. Los versos iniciales de “A cidade” dan el tono dominante: “asentamento dos pasos arrededor da mente/instante de dispersión encistada/múltiplo eu/vento do orgullo ateigado de olvido/torceduras do espazo”… Pasando por “viño e o noso proprio sangue disperso pelas rúas/humildade brutal e alegremente multiplicadora” (Ruínas). Y finalizando por: “non me acompaño de partes senón de todos/en cada parte continua/e eu son a propria túnica que me veste/e o camiño que se adentra na cidade/mental detida en min/no instante exacto de sombra que me inclina/e non me abate/decoracións a forza de desgaste/palabras”. Sí. Palabras vacías. Palabras que no interpelan ni conmueven a un lector para quien el amor y la vida mortal son los grandes temas de la poesía. Los diferentes libros y poemas abundan en citas de escritores de la cultura universal. El Protector se preguntó por este abuso de las citas, muchas ellas sin relación aparente con los poemas. Claro que eso permite hablar al editor (páginas 64/65) “toda esta arquitectura poética sostense no diálogo feraz con moitas das voces e tradicións literarias máis grandes da historia da literatura universal”. Sigue una grandiosa enumeración de nombres de todos los continentes y de todas las épocas. Y finaliza: “esa fulgurante galaxia de estrelas do firmamento literario de todos os tempos son os interlocutores do astro. L. Villalta. Diálogo mayor. Voz entre voces”. Realmente, pensó el Protector, es necesario escribir prólogos tan laudatorios, con una inflación descontrolada en los elogios que parecen un maletín de marcos alemanes del fin de la primera guerra mundial? Y por qué, al hablar de identificación de la poeta con su ciudad, añadir con el destino colectivo de su “matria nadir” (!) en vez de ciudad natal, base o fundamento? En fin…
El nombre de Antón Tovar se paseó nuevamente por la mente del Protector. Recordó la gran impresión que en su juventud le había causado la lectura de “El tren y las cosas”. Un conjunto de buenos poemas, con unos cuantos sobresalientes como gigantes en una cordillera. Abrió el libro, tantas veces visitado: “aquel tren/silbaba el tren/aun silba el tren por el recuerdo”. El soneto “El perro”: “alta andará la luna, largo el río…/por qué ladras tan hondo, perro triste?”. La tarde “donde los niños lloran sus hambres agresivas”. Paseo “el sol viene a la tierra como un perro de luz”. El brasero: “nos apretamos contra/la noche, el oleaje/de las noches del mundo, las noches que añorantes/va silbando ese tren…/se está bien, se está bien, apretujados/contra los lobos ululantes”. “Es hoy el primer día de su olvido” en el “Entierro”. Y sobre todo el tren humano y en él dos estrofas, como agujas que se alzan a imposible altura: “quizá en recuerdo suyo/aun jugamos al tren/todas las nochebuenas. Sin orden de estaturas, sin nivel/desordenadamente./Porque nos dimos a crecer/tanto que edades y estaturas/no cuadran en el tren. Yo medré con tal prisa/que nuestra madre empieza a ser/como una niña decreciente para mi altura de hijo fiel.”. “La de él ya fue talada/por la muerte a cercén./Yace en Castilla aquel/a quien todos creíamos/un invencible rey”. El libro finaliza con: “por las tabernas de la noche/vamos bebiendo el vino del cansancio/el vino de los tristes,/el vino de los sábados/como quien bebe la muerte y se le ensancha…” “Vagabundo sin fin/de vagabundos sueños”.
El Protector no olvidó nunca aquel día en el que se le acercó su padre, “El tren y las cosas” abierto por “El tren humano” y diciéndole, entusiasmado “lee esto, es Shakespeare”. En el libro, como marcapáginas está el artículo que A.C. publicó en las páginas de la noche el 18 de agosto de 1960.
Un artículo hermosísimo: “y vienen ahora seis versos que son una sola voz admirable y gloriosa, algo que oyó uno, acaso en Shakespeare. Es un epitafio antiguo, y un Homérida no lo hubiera rechazado…”. Un claro pensar lleno de humana emoción, ausente en toda la producción poética de L. Villalta. El Protector dejó “El tren y las cosas” y hojeó la “Antoloxía poética” que recién leyera. Coordinada por Delfín Caseiro antologiza únicamente la poesía en gallego de A. Tovar. Solo hay un poema en español, el último de “El tren y las cosas”, “El gallego” donde el poeta anuncia que si puede hará su casa en las palabras de los hijos de la patria gallega, poema que figura en el excelente prólogo de Xesús Alonso Montero. En esta antología hay grandes poemas y estrofas y versos. El mismo Tovar en gallego que en español: “lémbrome que lembraba unhas lembranzas/que foron un pasado que non teño./En desmemoria habito, fun, non veño/máis que de altos olvidos e inquedanzas”. “Emilio” que recuerda al “Tren humano”: “baixa do monte vestido/de capitán xeneral;/nas lapelas margaridas/e nos beizos a agromar./Peta ás portas dos veciños,/e os veciños danlle pan,/cuncas de caldo e cadelas/coma súditos leás”. “Un santo”: “en verdá e en mentira me levanto/en longa soedá, fonda ferida/fuxiu a niña vida desvivida/e son pola door case que un santo/…santo da nada escura/anque non queira”. “A nada”: “busco un acougo inmenso que reclamo”. “Lingua campesiña”: “lingua campesiña e proletaria/baixo a que estou acochadiño…/idioma escuro/patria pequena”. “Lingua que rexeitaron os meus pais”: “inda tes folgos lingua enxebre/nos teus labios de moza asoballada,/lingua dos meus limiaos, dos meus antergos,/inda tes folgos para bica-los meus ensoños”.
Al Protector la lectura de los versos de Tovar le emocionaba siempre, esos versos sobre humildes existencias, florecidas de angustias y temores, con el pitido de un tren o el ladrido de un perro en la noche como telón de fondo.
Pero algo le indignaba sobremanera. Cómo es posible, se preguntaba, que en 2023 en Galicia sigan dominando los pigmeos que mutilan a los gigantes a su altura? Cómo es posible en la total obra de un poeta filtrar el español del gallego para omitir a aquel, jibarizando y falsificando una existencia y una obra que son una unidad? Y todo ello en aras de un purismo lingüístico que solo existe en la imaginación impotente de cuatro desdichados. Mutilar de esta forma a un poeta es mutilar a la Galicia que se dice amar, es engañar a los escolares y estudiantes que utilizarán esta antología y determinará su visión del poeta. Hay amores que matan, “tóxicos”, una palabra cuyo constante uso por los más desarrapados de intelecto, hacía sonreír al Protector. No tenía la menor duda de que A. Tovar era merecedor del día de las Letras Gallegas, sin comparación posible con L. Villalta. Media docena de poemas de Tovar, por lo menos, serán siempre recordados. De Villalta, estaba seguro que ninguno. Pero la relación de la RAG con la poesía era la que era.
A estos mandarines e inquisidores mezquinos, ubicados en sitios clave de la administración cultural gallega y de sus instituciones, les lanzaría el reto que D. Diego Ordóñez de Lara lanzó a los zamoranos por la traición de Vellido Dolfos y que se recoge en El Quijote: “yo os reto zamoranos por traidores fementidos. Reto a todos los muertos y con ellos a los vivos. Reto a hombres y mujeres, los por nacer y nacidos. Reto a todos los grandes, a los grandes y a los chicos. A las carnes y pescados y a las aguas de los ríos”.
Nada menos.
- UNA NOVELA DENTRO DE LA NOVELA
Concluidas las sesiones de la asamblea de poetas de Bibliópolis, el Protector volvió a la normalidad de su actividad diaria, en el curso de la cual recibió en audiencia a un miembro del clan Rexina Vega, recientemente establecido en la ciudad, enriqueciendo así la acreditada trayectoria cívica de dicho grupo familiar. Tres largas conversaciones permitieron al Protector conocer a fondo al nuevo ciudadano, de nombre Estado Intermedio, ciento noventa páginas de amplitud y nacido en editorial Galaxia en 2020. Dos series de capítulos que se alternan, estructuran su configuración. El primer capítulo (estado transitorio del momento de la muerte) lleva el nombre de Chikhai y lo componen doce tesis, las dos primeras relativas a la actitud y sentimientos de la protagonista ante la casa familiar en el campo, que perteneció a su padre, y las diez restantes, sobre la agonía y muerte de su padre (pág. 45). El segundo capítulo, Chonyd (estado transitorio de la realidad) se localiza en la estación Términus en la que el muerto reciente se halla acompañado de un lama, un mono (ayudante del monje) y una máquina “comecuartos” (o tragaperras), cuya función es mostrar imágenes de la vida del difunto. La tarea del lama es salvar al fallecido padre de la narradora. Le pide disolverse en las aguas del río, que no lo cruce, que abandone sus recuerdos, que se disuelva en la paz blanca de la corriente (páginas 49-52). Luego, como se dijo antes, se van alternando las páginas dedicadas a la casa en las que la narradora, al tiempo que examina dependencias, muebles, objetos, recuerdos, papeles que hablan de una existencia (la del padre muerto) y su relación con la familia, especialmente con la hija, va desgranando la propia memoria de la vida, conflictiva, con el difunto, y las páginas relativas a la estación Términus, una vieja cafetería abandonada, en las que el muerto resiste y desoye el llamamiento del lama a seguir el sendero luminoso, a fundirse con la luz y queda preso del engaño del propio cuerpo y de sus recuerdos, sin querer renunciar a la apariencia de lo que no es. En la máquina “comecuartos” de estación Términus se van mostrando diversos episodios de la vida del padre desde la infancia hasta el final, con la explosión de sentimientos contradictorios de la narradora al rememorar las relaciones del difunto con “aquelas mulleres infelices nas súas casas de cartón pedra”, en especial el vendaval de pasión con la joven, “esa fantasía de volver atrás, de absorber a xuventude, chuchala, aspirar o brío de sangue novo”.
Al final, la confluencia de ambas series se produce en la casa (páginas 173-190). El trabajo del lama ha sido inútil y no ha podido vencer el apego al mundo sensible del difunto. Paralelamente la hija decide cerrar la vivienda y venderla. “Porén, no enorme armario do cuarto que foi dos meus país hai aínda lugares que descubrir, portas de entrada a outra dimensión,… sinto que podería perderme dentro, vagar indefinidamente por ese universo fechado…, podería perderme dentro…”. La hija, al contrario que el padre, resiste a los recuerdos, se libera de la memoria y sale a la luz, aunque sabe bien que “vender esta casa, amputala do herdo, significa negarte, pai, ben o sei. Coma se no teu paso pola vida houbese algo enfermo”.
Al final la hija enciende en el monte una hoguera en la que arderán los vestigios del muerto, las pruebas de su paso por la existencia. El padre difunto que sigue con sus sueños de ser que no son pero para él tan fuertes que no le permiten la perfecta disolución en el todo, aparece como fantasma, desaparece, vuelve nuevamente. “As comportas entre o alén e o aquén fican… abertas” alrededor de la pira en la que se van a consumir “as enormes bolsas de plástico negro cheas de obxectos persoais”. Aparecen el lama y su ayudante. El lama dice al padre: “ti tes aínda moitos conflictos que resolver… aínda vas estar roldando por estes pagos unha boa presada de anos… Tócache andar errante polo estado intermedio… Mira que cho advertín…, cona!” (efecto cómico por el cambio de registro en el lenguaje del lama). El fantasma paterno implosiona en una llamarada mientras el lama concluye “encamíñaste a un lugar en que non existe ningunha posibilidade de liberación”. Y se marcha con su compañero. La hoguera procede a realizar su trabajo, la voz del padre se pierde y la hija exclama “benvida, mañá do mundo!”, pero “todo o que deixo atrás, lévoo comigo”. Cómo liberarse de la memoria, siendo un ser viviente!
El Protector, ya se dijo, tuvo tres conservaciones: una del total contenido, otra de los episodios de la estación Términus. Y otra, de la serie de la casa, incrementada con las escenas de la vida del padre que aparecen en Términus. El Protector, que estudiara gramática tibetana para sus estudios lingüísticos, ignoraba todo lo referente a mitología y religión tibetana, acostumbrado a la precisión del derecho romano y la sobriedad de sus fuentes, se perdía en esa proliferación metastásica de figuras y símbolos. Por ello prefería la novela dentro de la novela, una narración reducida a la serie de la casa más los episodios de la vida del padre que muestra la máquina comecuartos en la estación Términus, con la implosión final y simbólica del fantasma paterno en la pira de refugallos en el jardín, aunque pudiera ser que su ignorancia determinara dicha preferencia.
Sin embargo el Protector quedó asombrado de la fuerza narrativa de la nueva ciudadana, la riqueza de lenguaje, la pasión, la autenticidad, la calidez del texto, sin fríos culturalismos en ningún momento, al contrario, la formación cultural como arteria para la circulación de esa corriente poderosa sin obstáculos. Gustó especialmente el Protector de las doce primeras tesis, los días de agonía, tanatorio y entierro, magistral la tesis 5ª, sobre los últimos cigarrillos de los que van a morir. Magníficas también las páginas de la estancia en la casa de la narradora en las que evoca la complejidad de su relación con el padre y llenas de interés las escenas de su vida que muestra la estación Términus. Al final quedan dibujados finamente los contornos de una figura que al Protector le resultó sumamente atrayente.
Hacía poco que había leído “La place” de Anne Erneaux, que cuenta también la relación de una hija con su padre, si bien la aproximación es predominantemente sociológica o dentro de un contexto en que predomina el punto de vista sociológico. Como narraciones, no sabría el Protector precisar cual le interesó más. Desde luego, R. Vega no desmerece al lado de A. Erneaux, cada una en su estilo, desde el ángulo puramente literario. Y se ve claro la diferencia de escribir en Francia y en Galicia. Allá, la fama y, en su caso el nóbel. Aquí el silencio, cuando no la mezquindad y la envidia, eso sí, sin perjuicio de los elogios post-mortem.
El Protector saludó efusivamente al nuevo ciudadano y le asignó una cómoda vivienda en Bibliópolis, en la que tiene como vecinos al “Tren y las cosas” de A. Tovar y “La place” de A. Erneaux, a F. Villon y a A. Rimbaud.
- INAUGURACIÓN DEL CENTRO DE CULTURA GALLEGA, XESÚS ALONSO MONTERO.
El veintiocho de noviembre del corriente año de dos mil veintiocho tuvo lugar en Bibliópolis la inauguración del “Centro de Cultura galega Xesús Alonso Montero”, ubicado en la avenida Lezama Lima de esta ciudad. Si bien el profesor y escritor, Don X.A.M. no pudo estar presente, afectado por una ligera indisposición, acudieron todos los biblía hijos suyos, destacados ciudadanos de Bibliópolis, acompañados de una presencia abrumadora de los habitantes de la ciudad.
El acto estuvo presidido por el Protector quien pronunció las siguientes palabras, en español y en gallego:
Queridos conciudadanos. Cien años, un siglo, lleva X.A.M. entre nosotros, los gallegos. Es ya uno de los nombres de Galicia, decir X.A.M. es nombrar a nuestra patria. Es una referencia de la geografía gallega, una referencia inevitable de nuestro horizonte físico y cultural, un inmenso carballo que ha crecido, crece y seguirá creciendo ante nosotros. Las generaciones van y vienen: aparecen, conviven con él, desaparecen, y vuelven a pasar. Pero él está ahí, sigue siempre ahí, viejo árbol, indestructible, con su ramaje abundante en sombras de comprensión y solidaridad, y con copiosa carga de frutos de palabra fértil y fresca, siempre como el pan de cada día. Es una alta montaña, un río que recorre el país de las cuatro provincias y que cuando llegue al mar que es el morir, seguirá fluyendo, caudaloso, el río de su obra, esa tribu numerosa aquí presente, mientras palabras como Galicia, saber, justicia… tengan sentido.
Sin embargo, algún día su voz, no la escrita, su voz física cesará, un gran carballo se derrumbará. Imaginad ese silencio que se extenderá como niebla invisible por Galicia. Llevamos décadas y décadas, acostumbrados a su voz viva que ha resonado en tantas ciudades, villas y aldeas de nuestra tierra. Seguirá habiendo grandes voces en Galicia. Pero no podrán ocultar ese silencio que ensordecerá a su tribu. Permanecerá su voz en sus biblía. Mas una voz ya sin voz. Imaginad.
O poeta Aragón calificou o feito de pasarmos a beira dunha obra humana importante, e calar, coma un crime. Por vivirmos nunha sociedade de silencios que adoita louvar o trivial e o balbordo mentras fica muda do verdadeiramente significativo cumpre agora, neste acto, non unha presentación protocolaria, desde logo superflua, mais mostrar, evidenciar os vieiros dun esforzo e dunha obra que se extenden ao longo de case oito décadas e cuxo final aínda non alviscamos. Obra de relevancia para a cultura humana en xeral e, dun xeito especial, para nós, galegos.
Eses camiños que leva percorrendo o profesor e escritor X.A.M., estreitos e difíciles cando comezou a súa andaina, mudados polos seus pasos en amplas alamedas que hoxe pisamos doadamente, podemos sintetizalos en dous. Por unha banda loita (é necesario o emprego dese termo militar) constante e sen vagar, a prol de Galicia, da súa cultura, en especial dunha compoñente tan fundamental como é a lingua galega. X.A.M. recolleuna gravemente ameazada (lembremos o seu “informe dramático”). Pero él sementou en todos os eidos, acción práctica e institucional, libros, ensayos, conferencias, moreas de artigos nos xornais e revistas, milleiros deles. Grazas a él, e a otros como él, vivimos hoxe nunha situación diferente. Mais tamén a literatura en español, a outra gran lingua nosa, foi obxecto de estudo polo profesor e teño agora na memoria os seus traballos cervantinos ou machadianos. Aquí quero suliñar a ausencia de sectarismo, a presencia da comprensión xenerosa no pensamento de X.A.M. pois quen ama apaixoadamente unha lingua como él ama o galego, ama tamén o español e ama todas as linguas. Falando do esperanto, díxome hai moitos anos “nihil humanum alienum puto”.
Por outra banda, memoria, o exercicio da memoria histórica. No seu longo camiñar non se esqueceu de ninguén, ninguén ficou no po, a beira da estrada. Recolleu en livros artigos e folletos as vidas dos que loitaron (e sufriron) por Galicia, pola súa cultura e pola liberdade e a democracia nos tempos oscuros e homicidas da dictadura, vidas nas que con frecuencia ambas cousas coincidiron: escritores, poetas, periodistas, mestres, mariñeiros, artesáns, sindicalistas, campesiños, intelectuais, obreiros, políticos, todos eles militantes da esquerda e do progreso, homes e mulleres, moitos meramente bos e xenerosos. Todos eles lembrados amorosamente e, moitos, salvados do terríbel esquecimento. Pois eles, grandes ou pequenos, foron xustos e viviron, polo menos, un momento de grandeza, a miúdo, o da súa morte inxusta. Na arca de X.A.M. estarán resguardados para sempre. Tarefa sagrada e X.A.M. é o sacerdote dese templo laico.
Sempre na acción e na escrita, sempre no seu vivir, con fidelidade a unhas ideias de fraternidade e igualdade humanas, exercitando o dito pliniano “divinum mortali iuvare mortalem”. Ideias e prácticas de transformación social que fagan posíbel outra sociedade e que se resumen nunhas palabras que malia que moitos ignaros ou apresurados pensan fora de moda e canceladas, seguen sendo horizonte de calquera aspiración á superación da inxusticia da desigualdade e da explotación, aspiración sempre renacida, inmortal, aínda que seña mil veces decapitada desde a dereita ou desde a esquerda.
Dicía o poeta turco Nazim Hikmet, preso longos anos nos cárceres dos militares turcos, que os homes poden enganar e de feito enganan. Enganan as igrexas oficiais e as nomenclaturas dos partidos. Mais os cantos dos homens, a canción humana non engana, a internacional non engana. X.A.M. sabe que outro mundo é posivel e ese saber foi e é a guía da súa vida e a obra, armada dun instrumento, a palabra. Un soldado (e D. Xesús éo, lembremos “a batalla de Montivideo”) pode selo de pluma ou de espada, ambas poden coincidir como no noso Garcilaso. Álvaro Cunqueiro ten falado de mandaríns de pluma ou de espada. X.A.M. é un mandarín da pluma e, como tal, coñece os secretos da palabra, oral ou escrita, as súas máis íntimas resonancias. É un señor da linguaxe, un pastor dos vocablos e lévaos polos vieiros e do xeito que señan máis eficaces, alá onde señan necesarias. Entón a palabra executa as máis sutís decapitacións, quebra o espiñazo ao bronce, desfai os elos das cadeas de ferro.
Se a linguaxe é o que nos constitúe como humanos, o señorío da linguaxe acrecenta o humano en nós. Así D. Xesús é altamente humano.
Espero que durante moito tempo seremos testemuñas desa relación privilexiada do vello profesor e loitador coas palabras, que cada día teremos verbas frescas, recén nadas como o noso pan de cada día.
UNIVERSO CUNQUEIRO
(TERCERA PARTE)
- LA ACTIVIDAD TEATRAL DE ÁLVARO CUNQUEIRO
A.C. no fue solo el dramaturgo que todos conocemos y admiramos, sino también un escenógrafo y un director de actores y, en cierto sentido, él mismo, un actor.
Para argumentar lo anterior es preciso examinar la totalidad de su obra literaria en prosa, obras teatrales y novelas pues en estas últimas se encuentran, aunque breves, abundantes piezas y escenas de teatro.
En cambio, en el vastísimo conjunto de sus artículos literarios, escasean las reflexiones sobre el teatro. En general, se puede afirmar, no ejerció como crítico teatral.
- Vida y fugas de Fanto Fantini.
La novela abunda en lo que A.C. llama figuras de teatro (o sea, papeles de actor) que el “signor” Capovilla imaginaba “para que disfrazado de ellas encontrase amor F.F. por las posadas de Toscana. Estas figuras estaban siempre llevándose la mano diestra a la frente como borrando memorias o cenizas de sueños”.
Don Hamlet Hardrada de Elsinor, Príncipe de Dinamarca. Es otra de las figuras de viajero secreto de F.F. “El índice de la mano derecha en los labios, pasaba rápido e inquieto de un rincón de sombra a otro rincón de sombra”.
Heredero veneciano. Una de las figuras de Fanto en las posadas. Salía de su cámara vestido de violeta y plata, haciendo que metía bolsitas de cuero en los acuchillados del jubón, que los que le veían hacer tal creían que estaban llenas de oro del rico heredero. El gesto inventado por messer Capovilla era que se diese aire con los guantes.
Lanzarote de Lago. El signor Capovilla “hizo pasar a Fanto, ante la anciana de las joyas en la posada en el camino de Florencia, por un sobrino, y de su mismo nombre, del caballero Lanzarote del Lago. La figura de teatro de F.F. era ponerse donde daban los rayos del sol poniente, acariciando las flores del glicinio”.
Sobrino del rey de romanos. Otra figura de F.F. en la imaginación del signor Capovilla. “Iba a Roma, y llevaba de viaje a <Artemisa>, yegua de su aprendizaje de jinete, a la que había querido dar el gusto de pasar el Tíber, junto al castillo de Sant’Angelo. En la ocasión, Fanto vestía un traje celeste y oro, que lo hicieran las viudas Bandini con una casulla que sobró del marido de una de ellas, que iba para obispo “in partibus”.
Todas estas figuras se pintan en el índice onomástico, un resumen de las escenas que se desarrollan en la narración (v.g., páginas 29 y 30). “La gente… salía a la puerta por ver quien llegaba, y cuando Capovilla veía que ya estaba presente todo el público, le hacía una seña a Fanto, este se quitaba un guardapolvo de dril, y aparecía en toda su gentileza, vestido de salmón y plata, al cuello cadena de oro… Fanto se descubría, se quitaba la redecilla que le sujetaba la larga y dorada cabellera, y pedía un vaso de agua fresca. Mientras bebía, apoyaba la mano izquierda en la cintura”.
Escena del galope de Fanto sobre la silla y desmayo de las gemelas.
Viudas. Previamente (página 23), “tú -le advirtió Capovilla a Fanto- haciéndote el asombrado de tanta hermosura, y el más del tiempo con la mirada en su boca”. Y sigue el inmortal galope de Fanto clavando espuelas en la silla, la sangre encendida, y el grito y el desmayo de las gemelas.
Instrucciones de Capovilla a Fanto “para dar la vuelta a Italia y aun pasar a otras naciones, tú de caballero secreto, usando diversos nombres… Tras años de este teatro…”.
Estas son las principales figuras y escenas de la novela. Hay sin duda más páginas relacionadas con el teatro en ella. Como vemos Capovilla (alter ego de A.C.) actúa como director teatral, disponiendo la escena y aconsejando a Fanto en la interpretación de su papel, no solo escribiéndolo. Pero no me cabe duda que A.C. se ve mozo también en la piel de Fanto, ejecutando con sabiduría los gestos de la melancolía y de la juventud enamorada, medios de infalible seducción.
- Las mocedades de Ulises.
Amadís de Gaula. Figura de Ulises en la cámara de Helena, la niña paralítica de Laconia. “No sabía el doncel si iba para alegres bodas o para triste y oscura muerte, pero llevaba violetas en la birreta”. Ulises recibe instrucciones: “le gustaría verte entrar en su cámara. Se llama Helena”… “La casa estaba a la entrada de la aldea y se subía a ella por una docena de escaleras excavadas en las rocas…” “Y pidió, joven y cortés mancebo, entra hablando!”. A.C./Ulises “apartó la pesada cortina de lana forrada de plumas, compuso triste y fatigado ademán, con esa facilidad que tienen las mocedades para las inmensas pesadumbres, lujo poético de la juventud y subió lentamente los dos escalones de blanco mármol. Rápida visitó su lengua húmeda los labios. Tenía la seguridad del tono. La habitación era amplia, y de más allá de la pequeña celosía en la que abiertos alhelíes sustituían bordados visillos, llenando de oro la penumbra, lo saludaban unos ojos curiosos y claros… Ulises dejó caer la montera en el suelo y se desciñó la esclavina, soltando la cadena que se la sujetaba al cuello. La dobló en el brazo ocultando el rojo forro, y todo él en negro, apoyándose en la blanca pared, contó su vida. La vida del señor don Amadís de Gaula…”. Ulises suspende su relato porque “silenciosamente, en las puntas de los pies, entran seis muchachas. Se sientan, apoyando las espaldas en la pared, en la alfombra que hay a los pies del lecho… Ulises busca sonrisas pero en la penumbra solamente encuentra reflejos de la luz de la celosía en los cabellos negros… Piensa, ante el nuevo auditorio, dejar el modo heroico… Y busca en la imaginación un contar humano, libre de los temas y los tropos de las escuelas. Ulises, cuando cuenta, está más seguro cuanto más cerca discurre del teatro que le recitaba Poliades. Eurípides había dejado su huella en el gesto y en el lamento. También tenía Ulises, contando, prontos fantásticos heredados de Foción… Ulises adelantó hacia la cortina y la movió. Entró el sol hasta los pequeños pies de las atentas espectadoras, los acarició y se fue… Desenvolvió calmoso Ulises la esclavina, dejó ver el rojo forro, se la vistió, echó las alas hacia atrás con solo levantar los largos brazos, se puso de perfil, dando un paso o dos, allí donde en la pared había más claridad, y continuó… ¡Cuánto no hubiera dado Ulises en aquel momento por tener una hoja seca y sacarla lentamente y dejarla caer!… Meter la mano en el bolsillo sobre el corazón y dejar caer una hoja seca. El gesto de Ulises!”.
En esta famosa escena tenemos de todo. Escenografía, dirección de actores, interpretación, hasta crítica de las influencias en la actuación de Ulises. En las mismas Mocedades encontramos a Poliades, tabernero de Ítaca. Escribe el discurso de bautizo para Laertes con instrucciones de elevación de voz o caída de tono y voz confidencial. “Acaricias con amistosa mirada al auditorio”.
Y a Juan Pericles, ateniense de nación, primer actor. “Príncipe, dijo dirigiéndose a Ulises, domino especialmente la escena de la muerte del rey, tu ilustre antepasado. Doy siete pasos en dirección al público antes de caer y digo los versos apagando lentamente el cirio de mi voz. Ya en el suelo, pincho la vejiga que llena con sangre de puerco llevo escondida bajo la camisa y me incorporo para decir aquello de “reino, reino, reino, perdida paz, para siempre, siempre, siempre “y caigo definitivamente y golpeo con la frente en las tablas. Bajo la peluca llevo una chapa de hierro. Golpeo fuerte: pum! Y con la sangre salpico las sandalias de los nobles insurrectos y al horrible bastardo, y a veces, si logro caer junto a las candilejas, los mantos y el rostro de los que se sientan atónitos en la primera fila de butacas”.
Este mismo Pericles le enseñaba a Ulises “a decir como en el teatro y más verazmente que en la vida las palabras de Lear desde el enorme caballo marino: nieto, estás en tu prado! Hay que poner más confianza en el grito, príncipe. Lo dices como si solo te diera permiso para correr el campo y lo que dijo fue que tomabas posesión del mar. Figúrate que estamos en el teatro… del noble y franco rostro sale una amistosa sonrisa y una generosa voz. No le vi sonreír! Pero en el teatro tendría que ser así, la donación tendría que venir con sonrisa. No me enseñes mi oficio. Sale la amistosa sonrisa y se escucha la generosa voz. Nieto, estás en tu prado!”.
En la página 154 de “Las mocedades” se cuenta un curioso episodio ocurrido en Trípoli de Siria y que muestra la confusión del público entre teatro y realidad. Representándose una comedia de crímenes, parece que el gobernador le tomó afecto al más joven de los asesinos. Y cuando en el tercer acto se instalaba la escenografía del bosque en el que prendían al asesino “y en Trípoli hacen muy bien los bosques… el gobernador anunció que le ponía un caballo a Crispino para que se salvase por el camino viejo… y la gente de miedo que Crispino se escapase, lo buscó por el bosque, bueno, por detrás del telón. Lo colgaron de la viga maestra del decorado”.
- Un hombre que se parecía a Orestes.
Filón el mozo. Dramaturgo de la ciudad. Tomaba apuntes para escribir la tragedia de la muerte de Egisto y Clitemnestra por el vengador Orestes pero como este no llegaba no daba por terminada la pieza. Escribió la pieza de los amores de doña Inés y le dio una copia al tracio Eumón.
Filón el viejo. Dramaturgo de la ciudad.
Bola de nieve de Filón el mozo. En ella figura la entrada de Orestes con la muerte de Egisto y Clitemnestra. “Era una bola de nieve muy preparada y dentro de ella un Orestes vestido de rojo con una espada larga atravesaba al rey Egisto que aparecía coronado y con una capa blanca. A sus pies estaba ya caída Clitemnestra, vestida de azul”. Al mover la bola “comenzó a nevar sobre el parricida y sus víctimas. Caía lentamente la nieve, llenaba la corona de Egisto y cubrió el pelo rubio de Orestes, poniéndoselo tan blanco como ahora lo tenía”. En la bola de nieve tenía pues, Filón, el final no escrito de su obra, manuscrito y bola contenían la tragedia, había que pasar las páginas y mover la bola para conocer el final, esa nieve que todo lo cubre y que borra las diferencias y que tantas veces A.C. hizo caer, girándolas y sepultando paisajes y ciudades.
Paso del rey y del capitán dialogante. Escrito por el propio Filón el mozo en cuatro escenas. En él, al final, doña Inés pregunta: “Cabe amor en las letras de un libro?”.
Del propio Filón es el “paso del Galán de Florencia” en dos escenas. En la segunda, un desconocido se acerca al correo y le dice: “dile a aquella que tú sabes… que cuando haya paso libre para cartas de amor que le escribiré contándole todos los jardines de mi corazón”. Incluso un mensaje así, sin el nombre de quien lo envía y con un destinatario que desconoce el correo, acaba llegando a su destino, aquí, al corazón de doña Inés.
Conversación de Filón el mozo con el rey de Tracia, Eumón. “Yo estoy a la espera, como pueda estarlo el rey Egisto, porque conviene que haya un testigo para los siglos. Y todos los sucesos del mundo los reduzco a la gran expectación de la llegada del vengador y tomo notas para adornar la historia. Y ahora mismo, cuando tu montas en tu caballo y marchas hacia tu país, señor Eumón, subiré a mi biblioteca y en uno de mis cuadernos, por si conviene prestarle este gesto a Orestes, apuntaré el que tú tienes frecuente, de llevar el dedo índice de la mano derecha a la despejada frente, como ordenando a un oculto pensamiento que comparezca. Tengo apuntados, inclusive, gestos de animales, un desperezo de felinos, el alargar del cuello del lobo que asoma a una encrucijada, la impaciencia distraída del hurón, la cabeza erguida del azor que acaba de entregar la pieza que ha cobrado… Mi Orestes será variado porque es el hombre, el ser humano. Si el público de teatro fuese educado en fisiognómica haría un acto solamente con los gestos, pasos, escuchas, dudas, preparativos para el acto vengador del joven príncipe. Lo titularía “La aproximación de Orestes”, sería de gran utilidad para los cazadores de bestias salvajes, y una luz estaría siempre sobre el rostro del protagonista, sobre sus manos, sobre sus pies, no dejando perder nada de la infinita muestra de sus movimientos”.
En el borrador de la inacabada tragedia se menciona por Filón, quien siempre vigila la llegada de Orestes, “la gracia sosegada de los movimientos de un desconocido que ve en la calle”. Ahora ve “el noble perfil, la puntiaguda barba… y Filón que tiene el sentido repentino de las casualidades que son necesarias para componer el argumento del drama, reclama, en su imaginación aquella piedra para la corona real” (una piedra preciosa que lleva el desconocido) y “le da a Ifigenia el primer tema de la gran escena del reconocimiento… por mucho que tarde en escribir el segundo acto… no se me olvidará el grave andar de Orestes”.
Otras dos piezas breves en la misma obra son “El paso del mendigo” (tres escenas) escrita por Filón y el relato de la moza Liria al rey Eumón de La viuda, el sastre Rodolfito y doña Inés, ambas con el contraste entre una realidad humilde y cómica y el lirismo desatado de los sentimientos amorosos de doña Inés.
- Autor de “El caballero de Olmedo”. En la obra el matador resulta ser una mujer despechada, vestida de hombre.
- Las crónicas del sochantre
En el atrio de Comfront representan “Pasión y muerte de los leales amadores Romeo y Julieta en la hermosa ciudad de Verona de Italia”. Ejecutada por la hueste de los difuntos…. “Pusieron el tablado para la función contra la pared de la iglesia vieja y la postearon con santos del calvario que entonces ya no se gastaban respetos mayores en Francia. El sochantre sopló muy medida una pavana y después, una cortesina… El fidalgo de Quelven iba colgando de unas cuerdas un tapiz prestado por el alcalde y en el que estaba representada una plaza con arcos, y en una fuente que había en ella, un músico de laúd quedárase adormecido, y el escribano, que se pusiera unas plumas en un casco de granadero, pues iba a hacer el papel de Gonfaloniero, colocaba en rueda, en el tablado, algunas gentes de Comfront, y el más alto de los hombres, que era un cordonero algo blasfemo, erguía en un palo un cartel que en grandes letras coloradas decía: este es el pueblo de Verona”.
La pieza consta de un paso único y cuatro escenas. Cuando cae la noche, durante la representación, comienzan a mostrarse los esqueletos de los difuntos. Entonces grita el coro: “la peste negra! La peste negra de Italia! Mirad la muerte! La peste!”. Y todo el mundo huye y el atrio queda desierto.
- Cuando el viejo Simbad vuelva a las islas.
En él se contienen las escenas segunda y vigésimoquinta de la pieza de teatro chino llamada “La dama que engañada por un demonio elegante quiso comprarle al viento la perdiz que hablaba” o “La verdadera historia de un mandarín que por no gastar quedó cornudo” (la escena 2ª se desarrolla en el patio de las esposas, en la casa del mandarín Tu Fu. Hay un jardín de trampa con rocas y bambúes, y un naranjo enano con tres naranjas). (La escena 25ª pasa en la cámara de té del mandarín. El sabio erudito habla con los doscientos volúmenes de moral de su biblioteca).
OBRAS DE TEATRO
- O incerto Sr. Don Hamlet, Príncipe de Dinamarca.
“Esta peza ten por escenario o Castelo que chaman de Elsinor… No peito penedoso da (illa) máis avesía alí está… A torre real… Elsinor máis que un Castelo é unha cidade. Ten un peirao defendido por catro torres, un mercado… unha eirexa… un adro cuberto, fosos… e despois leguas e leguas de corredores, e milleiros de escadeiras, que van e veñen, ruben e baixan…”. Esta descripción inicial es como la decoración de fondo, un gigantesco tapiz con la geografía de Elsinor.
La escena de la jornada primera es una sala del castillo. Paredes desnudas, ahumadas. Un moho verde crece en ellas con un brillo de esmeralda o de oro viejo cuando lo roza un rayo de sol o la luz de las lámparas. A la derecha, una gran escalera de piedra. A la izquierda, una chimenea. En el hogar arde un fuego fatigado. Altas bóvedas y vigas poderosas de carballo. Una única ventana en las paredes, aquí y allá, oquedades y saeteras. El piso de la sala es de tierra.
En la escena segunda entra Hamlet, vestido de negro, un libro y una viola en las manos.
En la escena cuarta, cuando entra Ofelia, hay más luz.
Jornada segunda. Cámara de ajedrez. Desde el balcón se ve el puerto y el mercado del pan. Los mástiles de las naves casi llegan al balcón. Una gran mesa. Sobre ella montones de libros y un ábaco. En la escena quinta entra Hamlet, contento, hablador, movedizo.
Jornada tercera. El patio cubierto de Elsinor. A la derecha, entre unas arcadas se ve el jardín. Florecen en él crisantemos, begonias, y la hiedra. Otras escaleras llevan al patio desde sendos corredores. Al fondo una pared sin huecos. A la izquierda, un corredor de caracol que descansa sobre columnas. El sol entra por la izquierda.
Como se ve, una escenografía sobria, que procura una ambientación general al servicio del texto que es el absoluto protagonista. Ni siquiera se insiste sobre la interpretación de Hamlet u Ofelia (dando indicaciones sobre gestos o tonos como ocurre con las figuras de Fanto Fantini o “el gesto” de Ulises.
- A noite vai coma un río.
(Pieza dramática en un prólogo y dos jornadas divididas en cinco cuadros y un epílogo).
Sala en una torre. Una puerta abre a un patio grande. Hay una ventana al fondo, y una escalera sube al primer piso. Hay jarros con flores en el suelo y en la mesa y en la pared, muy blanca, cuelgan macetas con enredaderas y rosacresta morada.
Al pie de la escalera hay un gran espejo de pared.
El escenario no varía en la primera jornada, cuadro primero. Un candelabro encendido en la mesa y un quinqué en lo más alto de la escalera. Luces en el espejo, como rostros.
El escenario no varía tampoco en el cuadro segundo.
Segunda jornada, cuadro primero. En el jardín de la torre del pazo de Valverde. Cerca del laurel, una fuente, un banco de piedra y rosales sin flores, que es otoño. Asciende por la pared una hiedra de grandes flores moradas. Anochece pero aún domina la tarde.
Cuadro segundo. En el jardín, mediada la tarde. Cuatro maniquíes acéfalos vestidos de diferente forma y color.
Cuadro tercero. En el jardín, de día.
Epílogo. Cuadro único. En la fraga de Esmorís, a la orilla del río. Se escucha el río nocturno en las tornas y en los caneiros y el viento, en los carballos y los tejos. Se oye a la gente, entrando y saliendo de las sombras. Noche sin luna, cerrada, sin una estrella en el cielo. Solo tierra, noche, viento.
(Las mismas observaciones que las efectuadas en Don Hamlet. La descripción cunqueiriana de la noche en la fraga de Esmorís es mucho más que un conjunto de indicaciones escenográficas. Es un poema).
- Palabras de víspera.
Cuadro primero. Una cámara en lo más alto de una torre, con un salido almenado. Ventanucos en las paredes, y en el paso al salido, un escaño cubierto con paño morado. Hora entre lusco y fusco.
Cuadro segundo. Campamento del rey Alfonso. Una tienda abierta en el medio con escaños, alfombras y almohadas en el suelo. Sobre las tiendas se alzan altos chopos en los que doran hojas que secan. Tiempo de otoño.
- Rogelia en Finisterre.
Cuadro primero. Un despacho. Cajas de conserva, tabales de salazón, sacos. Colgados de techo, zuecos y botas de agua.
Cuadro segundo (escena cuarta). Cuarto con ventana al mar. Escalera de pino que lleva a un sobrado.
Cuadro tercero (escena primera). El mismo cuarto. Flores en la mesa.
Cuadro cuarto (escena séptima). Almacén con sacos, redes, una lancha, un arado.
Cuadros quinto y sexto (escenas segundas). El cuarto de cuadros anteriores.
Cuadro séptimo. En el campo. Es de noche.
ARTÍCULOS LITERARIOS Y PERIODÍSTICOS
Como decíamos al comienzo, en la masa oceánica de estos géneros de A.C. no aparece un gran número de reflexiones o temas de índole teatral. Sigue a continuación una selección de lo que hemos hallado.
Los días en la noche
El teatro y los melancólicos (1960). Hipólito Guarimonius, médico alemán del s. XIX “aconseja a los melancólicos que vayan al teatro a curarse, y escribe en su libro que las representaciones de los cómicos ingleses son buenas para el diafragma”. “Para los melancólicos siempre se ha indicado como medicina la contemplación de los ríos: sentarse a la sombra del chopo en la ribera y ver correr las aguas fugitivas. Ir al teatro sería casi ir a una contemplación semejante, y en vez de las aguas, las humanas vidas…”. A.C. oyó alguna vez a D. Ramón Otero Pedrayo llamar al Castromil Santiago-Ourense, el gran teatro del mundo.
De teatro y crítica (1961). Reseña de una comedia americana dirigida por Cayetano Luca de Tena. “Los críticos descubrieron la profundidad… la habilidad… dramatismo… el crítico tenía, acaso, que ver eso, velado al ingenuo espectador, como yo”.
Laberinto habitado. 1973, nº 1814. Con motivo de la representación de una obra suya, A.C.: “una literatura no puede decir que tiene teatro entre sus géneros diversos si este teatro no es representado. Un teatro escrito para leer no es concebible”.
O reino da chuvia (1960). Página 365: “por la noche he ido en Vigo a Castrelos… a ver representar El avaro de Molière. Todo lo que es comedia de Aristófanes a Arniches -y cito a Arniches porque es para mí y para muchos el más importante autor español de comedias del primer cuarto de siglo, algo excepcional, genial acaso- está vivo y pimpante en la comedia molieresca. Qué delicia! Y Carlos Lesmes lo hizo muy bien, versátil, emocionándose en el momento preciso: toda la poesía del avaro de Molière está en que a veces el viejo usurero Harpagón, creyéndose humanamente triunfante, se emociona, sueña juventud, amor, una hermosa con dote, la más brillante seducción. El “avaro” no se prestaba a excesos de tamayismos. Lo que no aconteció con Julio César ni con la orestiada. La compañía Lope de Vega que viaja ahora por Galicia, es mala. Descansa en Carlos Lemos. Daba pena oírle en Julio César a un actor… En el papel de Antonio los hermosísimos discursos que están entre los mejores de la historia universal de la oratoria y que Shakespeare le inventó a Marco Antonio… Hay que añadir que este intento de traer al ágora el teatro, al olor de multitud en que nació, ha tenido la mala pata de topar con Tamayo, todo él juegos de color y de luz. Como están teniendo la mala pata de tropezar con Antonio, bailarín despeinado acrobático y monótono, las danzas populares interpretadas por grupos folclóricos. La muiñeira que se bailaba a 15km/hora, por influencia de Antonio ha pasado a bailarse a una media de cien. En el grupo vigués Vento das Cíes ellos eran jóvenes potros espantados, lanzados romería abajo. Hay que decir urgentemente que no. Hay que decir que la muiñeira es una danza masculina, sí, pero grave, sosegada, sujeta a ritmo y a números y no a violencia y a brincos. Y esos gritos estúpidos del pandeirista! En comparación con la inútil velocidad y la estrepitosa manera de los muiñeiros…”
1961 (página 441). El siciliano de Pirandelo es un tipo excéptico y desarmado, pleiteante inútil, gozoso de irse haciendo al margen de la legalidad, burlando impuestos y reglamentos, confiado en la recomendación y en el poder de los ricos y con una gran pena porque no se come lo suficiente ni se bebe… Es un tipo muy gallego. Se podrían poner sicilianos de Pirandello en Ourense o en Lugo y quizás no se notase que eran foráneos, salvo en el gesticular exhuberante del sículo, famoso ya en la edad romana.
En el mismo artículo: “Los vientos podían ser interrogados pirandellianamente, qué es de ellos mientras no soplan, cuando otros ocupan el espacio y galopan? O es siempre el mismo viento, con distinto rostro, personaje en busca de autor?”
Y fijémonos, añado yo, que hablamos de vientos y de brisas como de actores: “entra o se levanta un fuerte norte, tal un héroe antiguo. Y la caricia de una brisa evoca el movimiento armonioso en la escena de una Ofelia o una Julieta”.
Descanso del camellero. Los países de la tragedia (página 285): “todavía está en pie una torre redonda que formaba parte, en el siglo XIV, de la fortaleza veneciana de Famagusta… En una de sus almenas apoyó una vez su suave mano Desdémona. Estaba al lado de Otelo. El sol matinal hacía brillar el gran aro de oro en la oreja del moro. El capitán Otelo y la feliz y delicada Desdémona despedían al navío de la Serenísima que los había llevado a la isla. El pañuelo con el que Desdémona decía adiós… era un pañuelo rojo. Era ese pañuelo rojo que jugará tan importante papel en la tragedia… Otelo no llegó nunca a ver en el alma de Yago, aquel huidizo, silencioso y sin embargo, apasionado, encendido, incontenible pensamiento. Yago no cesaba de soñar. Parece muy fácil de demostrar que Yago de quien estaba enamorado era del señor Otelo. Desde aquel mismo día que, en Shakespeare, aparece ante los diez e inicia aquel estupendo discurso… Cuenta sus hazañas,… como Desdémona las escuchaba. Y el amor que nace como el lirio… desde aquel mismo día Yago que estaba presente, en un rincón, tras el cordón negro que cerraba media aula al pueblo, amó. Desdémona es la rosa que hay que deshojar para que nunca más el osado capitán… huela su aroma. Yago lo hace todo, serpentino, hasta que pone la muerte en el cuello de Desdémona, palidísima…”.
Creo que de todo lo expuesto resulta la evidencia del hombre total de teatro que fue A.C. y que las figuras y representaciones contenidas en su obra narrativa están a la espera de un guión que las integre en una serie de cuadros o escenas teatrales pues son teatro y como tales, no se contentan con la lectura, piden, exigen un escenario.
- MISCELÁNEA CUNQUEIRIANA
- Gabriel Ferrater. Sobre el poeta alemán Gottfried Benn: “Los motivos que a un hombre le pueden llevar a equivocarse son tantos, en particular si se trata de un escritor y de una cuestión política, que no tiene interés ahondar en los de Benn”.
- Sobre la biografía de los escritores. Una escritora, empleando un perfecto lezamiano: “Desconfía de la pulsión biográfica. Lo biográfico anula lo hipertélico y lo que no es hipertélico no vale la pena escucharlo”.
- El profesor Hugo García, de la U.A. de Madrid es uno de los coautores del libro “Utopías hispanas” (2022). Libro extraordinariamente interesante pero que aquí traigo a colación por incluir un artículo de A.C. “Islas de utopía” (1954). En la presentación del mismo se dice: “Bajo la dictadura franquista como bajo su predecesora de los años veinte, los mundos imaginarios fueron otra forma frecuente de evasión y disidencia. El gallego A.C., por ejemplo, imaginó un paraíso muy distinto del “paraíso difícil, erecto, implacable” preconizado por José Antonio… Cunqueiro seguiría buscando su sueño de libertad o icarismo en la literatura…”. Y en la presentación general que hace el mismo profesor en el capítulo 5 “De la reconstrucción al desencanto España 1940-2000” se realiza una enumeración: “poetas vanguardistas como Joan Brossa, escritores inclasificables como A.C., pioneros de la ciencia ficción como Pascual Enguídanos o literatos aficionados como José Larraz se sumaron a la empresa de imaginar espacios liberados de las leyes y los valores de la Dictadura”.
En realidad es difícil ver en el alado y bonito artículo “una empresa de imaginar espacios liberados” y más bien se tiene en cuenta la obra cunqueiriana para avanzar tal afirmación (no olvidemos que el libro es una antología de breves trabajos y artículos). Al contestar al coautor, concediéndole la autorización de inserción del artículo, le hacía las siguientes reflexiones: “de la lectura de los fragmentos de presentación enviados deduzco que se piensa la utopía (?) cunqueiriana como una reacción frente a las circunstancias políticas del momento, lo que prolonga otras lecturas de las obras de A.C., incluso de las mayores (Crónicas del sochantre, Merlín y familia…). En esta última algunos han visto en el mago Merlín un alter ego de Franco (!). Para mí tales lecturas son un fruto tardío de la época del realismo social y yerran en la comprensión del texto cunqueiriano cuya profunda originalidad se les escapa. La naturaleza paradisíaca del texto cunqueiriano es independiente, a diferencia de lo que suele ocurrir con la utopía, del régimen político contemporáneo. A.C. escribiría su literatura, esencialmente la misma, cualquiera que fuese el régimen político en que viviera, democracia o dictadura (salvo textos menores fruto de la coyuntura). La literatura de A.C. no surge como reacción sino de un impulso creativo que nace de vivir la imagen como destino, segregando, “como el caracol su concha”, el texto paradisíaco. A diferencia de Lezama Lima que pedía la ingenuidad de habitar un nuevo paraíso, A.C. crea un texto estructuralmente paradisíaco que habita por medio de sus alter egos (quizá el propio A.C.). En este paraíso el tiempo es reversible, en realidad deviene geografía, sincronía de espacios. Y el espacio, a través de la anulación de la distancia (los caminos se llevan atados a la cintura, o descansan como perro fiel a los pies del viajero…) se convierte en un punto de máxima concentración. Todos los ciudadanos de la ciudad cunqueiriana pierden su individualidad afectados por metamorfosis generalizadas y un animismo de todo lo existente. Lo imposible resulta posible y el milagro acontece. Y los muertos regresan y conviven con los vivos. Quien habita el paraíso no construye utopías y A.C. fue un ingenuo habitante de “el dulce reino de la tierra”, a la sombra del árbol del milagro. Pienso que la mayor falsificación que se puede hacer de la literatura cunqueiriana es una lectura en clave de interpretación política y coyuntural (salvo, repito, textos marginales).
- Desde el “centro” (léase Madrid por simplificar) y desde su cánon literario hay con frecuencia una percepción errónea de los escritores gallegos que escriben en español (y en el español de Galicia). En primer lugar, A.C. y también, E. Blanco Amor, José María Castroviejo y otros.
Los ven como “demasiado gallegos” y como marginales al sistema literario castellano. Se les escapa que hay docenas de españoles en el mundo y que a los escritores gallegos en español hay que leerlos como se lee a un escritor peruano, argentino, mexicano o cubano, con sus peculiaridades léxicas y sintácticas y no como algo regional y arcaico. Es preciso que el lector castellano crezca y madure (lector en sentido amplio, editoriales, críticos, periodistas…) que esté abierto a la pluralidad de la península como está abierto a la pluralidad del mundo.
- A.C., creador de laberintos. El título de estas notas lo extraigo del cuaderno publicado en colección Selva de Esmelle de la casa museo de Álvaro Cunqueiro, el año 2021 (nº V) y de la autoría del profesor, crítico y poeta Claudio Rodríguez Fer con el título “Borges e Cunqueiro creadores de labirintos”. En realidad el cuaderno reflexiona sobre más temas que el laberinto que solo ocupa las páginas 47/49, estando el resto dedicado a estimas literarias comunes a Borges y A.C., al interés de ambos por el judaísmo, a la zoología fantástica de los seres imaginarios y a otras similitudes y diferencias.
Ya en el terreno específico del laberinto, recoge R. Fer “la preocupación por los laberintos que A.C. mencionó entre las “muchas cosas que tenía en común con Borges”. Después de enumerar los respectivos escritos sobre el laberinto, señala a R. Fer: “mas, a diferencia de Kafka, Borges y Cunqueiro no acostumbran a concebir el laberinto como un caos de pesadilla o terror en el que el ser humano sólo se pierde y angustia, sino como algo misteriosamente ordenado y en donde por tanto hay salida, pese a que secreta, por lo que ninguno de estos dos escritores renuncia a la esperanza, quizás porque, como dice Borges… un hombre que imagina el laberinto que es el mundo descubre al final que este se le parece a él mismo, acaso porque imaginación y realidad son lo mismo”. Y acaba su ensayo con las siguientes palabras: “en fin la fascinación por los laberintos… tiene que ver con la perplejidad ante lo inaprensible, lo incognoscible y lo incomunicable, pero también con el misterio de lo desconocido… al cabo, todo lo que creemos conocer o avistar es estructuralmente laberíntico y nadie lo puso de manifiesto con más acierto que estos creadores de laberintos felices que fueron, que son y que seguirán siendo Borges y Cunqueiro”. En el conocido libro de “Entrevistas con A.C.” de Ramón Nicolás, A.C. hace las siguientes precisiones: “en cuanto a Borges, lo he conocido demasiado tarde, aunque, efectivamente, hay algunas conexiones entre su obra y la mía. Ahora bien, él presenta un mundo de ciencia ficción, laberintos matemáticos, etcétera, que yo no utilizo” (página 170). “Yo creo que hay una diferencia de fondo esencial. Yo no tengo esa pretensión de que haya en mis libros una presencia filosófica casi constante que la tiene muchas veces Borges, en relación con los suyos” y después de poner el ejemplo del Golem en ambos escritores finaliza diciendo: “en fin, es otra cosa, es otro mundo. Sí, a veces tocamos temas algo semejantes, un gusto por ciertas cosas, pero creo que se equivocan totalmente, creo que hay más relación de mis historias con las historias de Carpentier, por ejemplo, que con las de Borges (página 171). Borges… pretende que su narración se corresponda con un orden cuasimatemático, un orden físico natural, que en mí no existe… lo mío es contar por contar, el primer distraído y divertido soy yo. La aventura es lo que me interesa…” (página 102).
Según mi parecer no es comparable en absoluto la vivencia del laberinto en Borges y en Cunqueiro. Es más, considero que la idea del laberinto es una idea completamente anticunqueiriana. No solo esa concepción borgiana con preocupaciones filosóficas, de una estructuración laberíntica del misterio del mundo con esos acordes irreales y esas resonancias que parecen abrir las puertas a lo desconocido. Una grave melodía que te envuelve. Sino también, la consideración del laberinto como símbolo de la humana concepción.
Es evidente que la problemática del laberinto interesó siempre a A.C. Basta recorrer su obra literaria. La sección en la revista Destino de sus artículos literarios llevaba el nombre de Laberinto y cía. Y el mismo nombre uno de los tres tomos de Enveses editados por Ed. Taber. Pero esta denominación es simplemente eso, un juego literario y no una concepción estructurada del laberinto.
En Vida y fugas de Fanto Fantini se contiene el más extenso tratamiento literario del laberinto escrito por A.C.: “…había llegado a ver la estructura de la prisión… veía perfectamente el conjunto, como si estuviera fuera de él, a mediodía… avanzar, naturalmente, en el camino de la liberación, de la fuga, camino que solamente podía ser recorrido hasta el fin por medio de una acción exclusivamente mental”. Cuando F.F. se demostró a sí mismo que la fuga era una <cosa mentale> se tranquilizó… sabía, ahora que podía salir. En realidad sabiendo que la prisión era “una idea de una prisión, ya estaba fuera… la esfera era una construcción imaginaria del gran rector, que aquello no había sido nunca construido… Solamente transformándose en algo de la misma naturaleza imaginaria… era posible la salida…”. En realidad esta esfera-prisión poco tiene que ver, no solo con Borges sino con la tradición del laberinto que nos viene de la antigüedad. Pues el auténtico laberinto es mucho más que una construcción laberíntica. Tiene esta mucho más que ver, y así puede ser interpretada, como una meditación sobre el poder, sobre la manipulación del “big brother” y la resistencia exitosa del hombre libre que rasga la tela de araña que oculta la luz de la verdad. Pero sobre todo es un ejemplo de la habilidad en fugas de F.F., de las varias exitosas de F.F. que relata el libro y una de las razones por la que su fama llegó hasta nosotros.
En “El año del cometa” Paulos le dice a María que se perdió en el laberinto “en uno que hay a mano izquierda yendo para Siria, viajando por el mar. Gracias a que me até el camino a la cintura y lo llevé conmigo por todas aquellas vueltas y revueltas y en las tinieblas y que ahora a ti se te ocurrió tirar de él. Sino… tardaría más de mil años o más en el viaje de regreso. Dentro del laberinto hay una ciudad y en medio de la ciudad un pozo en el que canta una sirena”. La continuación es conocida de todos los lectores de A.C. Nada que ver con las connotaciones antropológicas o filosóficas tradicionales del laberinto. Solo una construcción laberíntica al servicio del soñar de Paulos y en la que crece el habitual lirismo cunqueiriano: “me dijo en la lengua de allí en la que esperar se dice amar y viceversa”.
En los relatos cunqueirianos contenidos en revistas y periódicos apenas hay presencia de laberintos, teniendo en cuenta los millares y millares por él escritos. El texto más largo y significativo es el envés publicado en Faro de Vigo el 15.8.71, bajo el título “El laberinto del imperio secreto”, pero basta leerlo atentamente para ver que la construcción laberíntica está al servicio de otros fines. En esta segunda tanda de relatos del imperio secreto, y que inaugura este artículo, separada de la primera (que llamo el imperio poético) las preocupaciones de A.C. son otras. Son los años finales de la dictadura, con proliferación de discursos que procuran, cautelosos, abrir cauces a una apertura política a los que responden los guardianes de la ortodoxia. Tiempos de ambigüedades y malentendidos, aparición de nuevos lenguajes políticos, babel efervescente en la capital que sorprende al observador provinciano (como escribe el propio A.C.). Este artículo hay que leerlo en clave de ortodoxia/heterodoxia política, como otros muchos de esta segunda serie. Además A.C. ve una serie de correspondencias con diversas épocas de la China imperial (v.g., quema de libros bajo Shi Huang Ti, excepto los de ciencia, lo que se refleja en el artículo) y especialmente con una problemática confuciana (v.g., las relaciones entre los nombres y las cosas, la importancia de nombrar correctamente, papel del diccionario, importancia del rito, rectificación de las mentes…) y más allá de Confucio, la fascinación cunqueiriana por la “literatura celestial” china.
Cierto que en el tan mencionado artículo se dice que “una escuela filosófica defendía el laberinto como hábitat normal del hombre y estimaba que equivaldría al suicidio, al que condenaba, la prisa por salir del laberinto”. Pero esto hay que entenderlo como una metáfora de la seguridad de permanecer al amparo de “los principios inmutables del movimiento”. Una salida apresurada a la luz de la democracia sería el caos, y un suicidio para España. Al final los más ultras de la ortodoxia se enrocan en su laberinto. Lectura que se aclara con la de otros de la misma segunda serie.
Por eso el nombre que M. Somovilla puso a su excelente recopilación de los relatos del Imperio Secreto, “El laberinto del I.S.” no me parece adecuado para dicha recopilación, ya no digamos para la primera serie que titulé “El imperio poético” en este mismo boletín. Predetermina o lleva a una determinada interpretación de los artículos, alimentando el fantasma de los laberintos cunqueirianos, con todas las connotaciones de la milenaria palabra laberinto. También escribió A.C. sobre la encrucijada, un tipo de construcción laberíntica, con un interés principalmente etnológico. Por ejemplo, en Sábado Gráfico, nº 1007/1976. “El terror de la encrucijada”. “Pertenezco a un pueblo que, como otros en Europa, ha sentido y quizá aun sienta el terror de la encrucijada de caminos”. Relata el caso del escritor Ramuz a quien le contaron que en una encrucijada, la peste llegaba siempre por el camino de la derecha. “Pero el problema es que un hombre, puesto en el centro de una encrucijada, girando para echar un vistazo, va teniendo todos los caminos a la derecha”. Y lo mismo le ocurrirá al hombre gallego al que el lobo ataque por el camino de la izquierda. Y hoy, además, lamenta A.C., carecemos de divinidades favorables especializadas y, aun teniéndolas, no sabríamos cómo orarles. Y añade: “en cierto modo el laberinto consiste en una serie de encrucijadas, y creo que hombres y colectividades siempre están en el laberinto, en las encrucijadas…”. De esta afirmación no se puede extrapolar que para A.C. el laberinto sea un símbolo de la condición humana; simplemente, que hombres y pueblos en su vida histórica se hallan en encrucijadas de alternativas vitales que exigen decisiones, con el consiguiente riesgo de equivocarse. Nada que ver con el laberinto.
Repito, los laberintos, sean cretenses, kafkianos o borgianos son antiparadisíacos, en la ciudad paradisíaca cunqueiriana no tiene sentido hablar de laberinto, una construcción que no resiste la luz del milagro. Finalizo mencionando una danza que guarda relación con las encrucijadas. En el gran libro sobre la lengua bambara (2005), oficial en Mali, Ismael Maïga informa de la danza “Dǫ̀nnin.dǫn.goman bé tèn dè” “qui veut dire littéralement, <la petite vilaine danse>. Ce n’est pas en réalité une danse pratiquée aujourd’hui. On la dansait jadis dans des situations particulières qui sont mal répertoriées. Toujours est. Il qu’aujourd’hui ce nom de pas de danse est devenu un proverbe qui fait allusion aux situations où il y a irréversiblement une ou des conséquences néfastes. Car au cours de cette danse il y avait obligatoirement un mort : si tu la danses en allant en avant, ton père meurt. Si tu la danses en allant sur les côtés, c’est soit un frère, soit une sœur qui meurt. Si tu la danses en allant en arrière, c’est ta mère qui meurt. Et si tu la danses en restant sur place ou si tu ne la danses pas du tout, c’est toi qui meurt. Autrement dit, une fois que l’on se retrouve à danser cette danse, on est sûr d’être endeuillé ou mort“. En esta clase de encrucijadas no hay divinidades a quienes acudir con oraciones o ritos, la muerte es la única salida.
MONDOÑEDO
(CUARTA PARTE)
- VARIA FLOR MINDONIENSE
UN POEMA DE MI MADRE ELVIRA
Entre los papeles que encontré al fallecimiento de mi madre estaba el siguiente poema, escrito, según nota suya, a los diecisiete años de edad. Lo puse entonces en una carpeta y lo redescubrí recientemente.
En las horas de la noche,
En sus calladas horas,
Cuando el silencio habla
Y la lámpara de la vida amortigua
Su luz. Cuando el sueño desobedece
A mis ojos y siento el oscuro trabajo
De la sangre. Largas horas…
Entonces, de lo más profundo en mí
Surge la angustia,
Manos sin nombre oprimen
El corazón y la sangre vacila
Y parece que se detiene
Como si quisiera suspender la vida.
Luego avanza lenta,
En oleada espesa, que me ahoga la garganta
Y con redoble de tambor golpea mis sienes.
Estoy sola en un espacio infinito,
Un desierto vacío.
Soy apenas un grito, perdido
En la niebla, una llamada oscura,
Sin respuesta, nada!
Y allí, entre las sombras,
El horror, todo el horror antiguo
De la noche y la muerte.
En Montañesas, del poeta de Mondoñedo Antonio Noriega Varela (2ª ed. 1910), hay un poema que tuvo su origen en un encargo que mi abuelo materno César González-Seco Romero hizo al poeta para dedicárselo a Josefa Seoane Hermida, su futura esposa y abuela mía materna.
Tarsicio Rico Montes lo copió en Mondoñedo el 19.11.05 y se lo entregó a mi primo Luis Enrique Cabanela, al tiempo que lo informaba de que sabía de tal encargo porque se lo contara un tío suyo, crego, D. Manoliño de (apellido indescifrable) fallecido hace hoy más de cincuenta y cinco años.
Teño amores na montaña,
teño moza montañesa,
que m’a deparóu un santo
no turreiro d’unha festa.
Deronll’as rosas de maio
roxa color pr’as meixelas,
branca!, volainiña branca!,
seiqu’ind’é máis que as folerpas,
e de folerpos d’a neve
penso que debeu ser feita,
xa qu’o sol y-as nordesias
no m’a logran ver morena.
Teño amores na montaña,
teño unha moza laberca
que si c’os ollos feitiza
o corazón m’estonteya
c’aquelas palabras doces,
y-aquelas surrisas meigas
d’as nenas repinicadas,
argullo d’as cumes ermas.
Miña santiña bonita,
¡Dios que m’a deu m’a defenda!
pois para min non hay ceyo,
si no me caso con ela.
¡Heime casar!, os solteiros
sempr’andan nas malas lenguas,
y-eu quero vivir con honra,
xa que non teño outra herencia.
Heime casar ¡non que logo!
y-heime de casar n’aldea,
¡miña nai!, porq’ali moran
as poucas almas sinxelas,
que sacan o pan d’a boca
para socorrer a probeza.
Despóis buscarei casiña,
unha casiña tarrea
con cortello, para criar
dous bacoriños d’a teta,
¡y-a facer pares de zocas!,
que se me canga, abofellas,
millor qu’escrbir en verso
na doce fala gallega.
UN POEMA DE AQUILINO IGLESIAS ALVARIÑO, primo por parte de mi madre.
Este gran poeta mindoniense envió, como felicitación de Navidad, en 1957, el siguiente soneto que es uno de los poquísimos poemas que retengo en la memoria, quizá porque fue uno de mis primeros contactos con la poesía.
Todos los años regresaba a Mondoñedo unos días. Recuerdo, siendo niño y muchacho, las tertulias en la casa materna, su acerada inteligencia y el frío análisis (es la impresión que conservo) cuando tocaba el tema de la política, frente al apasionamiento de mis tíos. El soneto se titula “Érguete corazón”.
Emporranchiño, ledo, recén nado,
érguete, corazón, levián e puro,
claro milagre á renacer do escuro
onte que me retén encadeado.
Érguete, corazón de amor ousado,
da cinza amargue e triste en que me aburo
e da torre de noite en que me amuro
cara o bruar do mar i o vento irado.
Naz outra vez, naz sempre e, renacido,
puro no puro aire da alborada,
érguete, corazón, fugaz estrela.
Que, ó cabo, da túa luz estóu prendido,
e, se apenas a vexo, e de pasada,
agardo, ano tras ano, para vela.
EL MANJAR BLANCO
A lo largo de mi época de estudiante mi madre contribuía a fortalecer mi fuerza de estudio y de memoria, entre otras vituallas, con una fuente de lo que llamaba manjar blanco, una crema o natilla de leche, clara de huevo, azúcar, maicena y corteza de limón, sobre la que llovía generosa la canela. Se servía muy fría, cubriendo los bizcochos dispuestos en el fondo de la fuente. Algo delicioso.
Más tarde al leer El Quijote (capítulo LXII de la segunda parte) me enteré de que en casa del huésped de D. Quijote en Barcelona, D. Antonio Moreno “caballero rico y discreto y amigo de holgarse a lo honesto y afable” se celebró una comida a la que acudieron algunos de sus amigos, “honrando todos y tratando a D. Quijote como a Caballero andante, de lo cual, hueco y pomposo, no cabía en sí de contento”. Estando a la mesa, dijo D. Antonio a Sancho: “Acá tenemos noticia, buen Sancho, que sois tan amigo de manjar blanco y de albondiguillas, que si os sobran las guardáis en el seno para el otro día”. Negó Sancho “que tengo más de limpio que de goloso”.
En las notas de la edición crítica se explica que el manjar blanco era un plato de lujo que se volvió popular en el siglo de oro y que consistía en una pasta elaborada con pechuga de gallina blanca deshilachada y su caldo, leche, azúcar, sal y sémola de trigo o arroz. Se servía en la calle, bien en cajuelas de papel, bien en fritos como buñuelos. Y que se come en Turquía.
Efectivamente en Turquía hay un plato denominado tavuk göǧsü.ü (pechuga de pollo), un manjar dulce igual al que D. Antonio mencionaba a Sancho.
En el Diccionario Esencial de la Lengua Española se define al manjar blanco como un plato de postre que se hace con leche, almendras, azúcar y harina de arroz.
Corominas en su Dcelc escribe que el menjar blanc en catalán ya se documenta hacia 1460.
En un libro muy interesante de Joan de Déu Domènech “a la mesa con el barón de Maldà”, un estilo de vida del S. XVIII no se menciona explícitamente el menjar blanc pero en la página 66, al hablar de la repostería de un convento, se dice que las monjas estaban especializadas en la “escudella blanca” (una crema). Finalmente el inmenso “petit Robert” me aclaró todas las dudas. En la entrada “Blanc.manger” se dice: “1. gelée faite avec du lait, des amandes, du sucre. 2. Gelée de viande blanche“. O sea, un mismo nombre para dos recetas, diferentes, aunque parecidas. Y el propio manjar blanco materno admite, como se ve en diversos ingredientes.
De esta forma, adobada la receta con esta ensalada de noticias, resulta mucho más sabrosa.
MONDOÑEDO RICO EN CAMELLOS
La fotografía que acompaña a estas páginas contiene una cita extraída del Índice Onomástico del Merlín y familia de A.C.: “Mondoñedo… rica en pan, en aguas e en latín”. El texto referido a Mondoñedo es más amplio en el Í.O. de la edición española que en el de la edición gallega. Reza así: “Mondoñedo. Ciudad de Galicia, nombrada en el prólogo del Quijote por poner Cervantes cita de famosas cortesanas, que la vida de estas escribiera el obispo Guevara. Tiene ferias de fama el día de San Lucas y lo son de caballar bravo, hierro, boj y miel. En ella nació el señor Cunqueiro, donde se oye cantar el agua de la Fuentevieja, que fue quien puso en romance estas historias. Es rica en pan, en aguas, en recoletos huertos, con camellos, naranjas y mirlos y en latín”.
No creo en absoluto en la posibilidad de un error de edición, de camellos por camelios. El Merlín español es un texto con numerosas diferencias con relación al gallego y a A.C. redactó nuevamente la voz Mondoñedo del Índice Onomástico. Idéntico error en Vigo y Barcelona no es posible. A.C. jugó conscientemente con la idea de un posible error y mantener así el equívoco. No olvidemos que uno de los tomos de los enveses lleva como nombre “El descanso del camellero” y que en el libro de Simbad, al puerto oriental que en los ojos de A.C. era Foz, puerto de Mondoñedo, llegan los mercaderes de Farfistán con sus rebaños de camellos. En el propio Í.O. del Merlín (me lo recuerda el editor Xesús Blázquez) figura la voz Rufás al Hach Ismael Ibn Sina, jeque del desierto y castrador de camellos. Y leyendo en la página 87 la historia de “El espejo del moro” se nos dice que el jeque Rufás es entre los reyes arábigos quién sabe cuándo se capan los camellos de guerra. Él vino a Miranda montado en burra y, aunque el texto no lo dice, seguramente trajo camellos para el grueso del camino que este parece demasiado para una simple burra. Y, además, machos y hembras para que mantuviesen el ánimo en tierras tan lejanas de su arena natural. De sus retozos y coyundas vendrá el origen de los camellos mindonienses.
Mondoñedo rico en camellos! Con ellos se adentra la ciudad en la niebla de la imaginación cunqueiriana. Con peso enorme gravita sobre nosotros lo imposible. Yo veo claramente a nuestro obispo realizando sus visitas parroquiales montado en camello. Y en las ferias y mercados de mi ciudad ya no me asombro de verlos, descansando sobre el suelo, una expresión enigmática en sus facciones.
Sin embargo, que yo sepa, en los hábitos alimenticios mindonienses no se ha introducido el consumo de la carne de camello, aunque nunca se sabe con la presencia ahora de población de origen magrebí. De todas formas, ante la ausencia de albéitares o de ganaderos con conocimientos camélidos, pienso que sería importante en Mondoñedo, atendida su nueva fuente de riqueza, la implantación profesional de unas enseñanzas en la materia. El libro base podría ser Estudios saharianos de D. Julio Caro Baroja, con sus páginas tan ricas de información.
LAS CORTESANAS DE LA CARTA LXIII DEL OBISPO GUEVARA
En el anterior boletín hablaba de las tres cortesanas que Cervantes menciona en el prólogo del Quijote en relación con Mondoñedo y el obispo que fue de esta ciudad, Fray Antonio de Guevara. Desde el punto de vista histórico he incurrido en error, puesto de manifiesto y corregido por mi amigo Jesús Blázquez, editor, con el simple envío de la carta 63 del obispo y que la dirige al señor D. Enrique Enríquez. Está escrita en 1520, mucho antes de tomar posesión de la sede episcopal de nuestra ciudad. Probablemente son historias inventadas por el señor obispo (con fama bien acreditada de fantasía, a lo que alude irónicamente Cervantes) sobre tres amantes del mundo grecolatino.
Sin embargo, sus nombres, Laida, Lamia y Flora han calado tan profundamente en mí como vinculadas a Mondoñedo que pienso que la yuxtaposición de estos nombres y de Mondoñedo en Cervantes no puede ser gratuita. Y como a mí, por encima de la historia, lo que me interesa es la gravitación de la imagen, imagino la posibilidad de que el señor d. Enrique Enríquez viniera a Miranda a consultar con Merlín, insatisfecho con la respuesta de Guevara, sobre las tres mujeres. O incluso, por qué no, podrían haber venido a Mondoñedo las tres señoras a retirarse aquí, cargadas de amor y fama, acompañadas de sus riquezas y servidores. Con la oportunidad además de escuchar los consejos de Merlín que, incluso a ellas, serían de utilidad. Y por otra parte, desde el punto de vista histórico es tan probable que Laida, Lamia y Flora estén vinculadas a Mondoñedo como que el apóstol Santiago haya llegado a Galicia en barca de piedra y descanse en la catedral de Santiago. Pero ahí está la imagen, su fertilidad y su gravitación que atraviesa los siglos y alimenta a las generaciones sucesivas y que deja en la sombra y sin transcendencia al puro hecho histórico.
Seguiré investigando, es decir, adentrándome en la imagen.
- BIBLIOTECA MINDONIENSE
- “Mondoñedo 1550-1800. Arquitectura y urbanismo de una sede episcopal” por Javier Gómez Darriba, Lugo, 1990 (doctor en historia del arte). Editado por ediciones Trea S.L. (2021). 407 páginas más otras ochenta con abundante aparato de fotografías, planos y dibujos. Índice Onomástico y Toponímico. Bibliografía Fruto y desarrollo de una tesis de doctorado.
Comienza el libro con una cita de Bonet Correa “nada más bello que una ciudad pequeña, destacándose sobre un fondo de montañas y un primer término de arbolado… la hermosura de su interior, con su dédalo de calles y rincones en los que el tiempo parece fluir, remansándose como en el pasado… Mondoñedo… la lista parece inagotable…”.
En el prólogo se escribe “entre todas las ciudades episcopales que fueron además capitales de provincia en la Galicia moderna, pocas conservan, como Mondoñedo, su fisonomía e identidad urbanas de una forma tan precisa y definida”. Son palabras del prologuista Alfredo Vigo, catedrático de la Universidad de Santiago. Después de la introducción en la que el autor afirma que el hecho de ser Mondoñedo capital diocesana “le otorgó un carácter de ciudad clerical, tanto en lo político como en lo urbanístico, por ser la dignidad episcopal quien ostentaba el poder espiritual de la urbe y buena parte del temporal…”, bajo el título La forma urbana del medievo a la modernidad, estudia el doctor Gómez Darriba la muralla y las puertas de la ciudad y su uso y funciones, y su progresiva destrucción y decapitación. Un especial interés para este lector tiene la descripción del ceremonial de entrada de los obispos nombrados para la diócesis.
Continúa la narración con la descripción de la plaza pública “cuya configuración tuvo lugar durante los siglos del medievo, sin que, a partir del s. XVI y hasta la actualidad apenas haya experimentado cambios notables en lo que se refiere a su perímetro”.
Después, el callejero urbano “sin que se haya podido contar con algún plano general del Mondoñedo moderno”.
El capítulo 3 está dedicado a la catedral de Nuestra Señora de la Asunción, con su claustro. Especial atención a la fachada catedralicia, especialmente a la fachada barroca y al gran papel constructor del obispo Fray Juan Muñoz y Salcedo.
El capítulo 4 estudia la arquitectura conventual. “Resulta exagerado definir a Mondoñedo como ciudad-convento”. Ya que en toda la historia de Mondoñedo solo hubo tres casas conventuales que formaban parte de diferentes ramas de la orden de S. Francisco.
Se describen todas las vicisitudes de ubicación y traslado del convento concepcionista de la encarnación y del alcantarino de San Francisco del Rosal.
El capítulo 5 trata de las ermitas y santuarios, especialmente el de Nuestra Señora de los Remedios. El 6, de la arquitectura penitenciaria (cárceles públicas y eclesiástica). El 7, examina la arquitectura hospitalaria, con los hospitales de S. Pablo y San Lázaro. El capítulo 8, la arquitectura docente, con el seminario de Santa Catalina y el 9, los inmuebles e infraestructuras públicas (casa consistorial, alhóndiga, carnicerías, calzadas y empedrado urbano, puentes, fuentes, canalizaciones y acequias). El último recoge la arquitectura residencial (palacio de Mondoñedo, del Buen Aire en Masma, Pazos).
Finalmente en las conclusiones se afirma que “La historia urbana de Mondoñedo se remonta como mínimo a los siglos XII y XIII, coincidiendo con la fundación regia de la ciudad y el asentamiento definitivo de la sede episcopal…, con una trama viaria hija del medievo, una serie de construcciones emblemáticas fruto de la época moderna y un caserío levantado en buena medida en la contemporaneidad. En definitiva, Mondoñedo mantiene muy vivo su aspecto de urbe episcopal del antiguo régimen”. Nos encontramos ante un libro espléndido no solo un exhaustivo estudio urbanístico de la ciudad sino también entreverada con el mismo una fascinante microhistoria de Mondoñedo llena de noticias sobre las tensiones a lo largo de los siglos entre la diócesis y el cabildo, entre el clero ordinario y las órdenes religiosas, entre las autoridades eclesiásticas y civiles. Sobre las escuelas y procedencia de arquitectos, canteros y maestros de obra, sus contratos y las dificultades de financiación, las catástrofes locales (peste, inundaciones). De la muchedumbre de obispos, clérigos, frailes, arquitectos, técnicos, alcaldes… que florecen a través de los siglos, surgen nombres egregios como el de los obispos Fray Juan Muñoz y Salcedo y Fray Antonio Alejandro Sarmiento o el del arquitecto Fray Guillermo de Cossío y otros.
Es un libro que no se agota con una sola lectura, que en mil cuestiones concretas tendrá que ser consultado una y otra vez y que pasada alguna década merecerá, si es necesaria, una nueva edición actualizada pues parece destinado a ser el Manual básico del urbanismo mindoniense.
Desde luego Mondoñedo y los mindonienses estamos en deuda con el autor, deuda impagable por el saber y trabajo desplegados a lo largo de tantas páginas.
Pienso que, como mínimo, el doctor Don Javier Gómez Darriba debería ser nombrado hijo adoptivo de la ciudad.
2. “Claves para un análisis comparativo de la narrativa de Ítalo Calvino y Álvaro Cunqueiro”. Por la profesora Concepción Sanfiz Fernández (tesis doctoral, editada por la diputación provincial de Lugo, servicio de publicaciones, 2000).
Consta de introducción, ocho capítulos y conclusiones. 347 páginas, 47 de las cuales a copiosa bibliografía en seis lenguas.
La autora manifiesta en la introducción que realizará un análisis comparativo (no genético) basado en la analogía de los contextos (históricos, sociológicos, culturales y literarios en que fueron creadas las obras), así como de determinados datos biográficos y cronológicos de los autores. Y añade que como “la vocación del comparatista ha de ser globalizadora” pretende que su trabajo sea “una aproximación hacia la elaboración de un estudio más genérico sobre determinadas modalidades de lo fantástico y su concreción en distintas literaturas”.
Se pregunta cómo teniendo en cuenta los contextos de neorrealismo en Italia y de realismo social en España, “ambos autores optaron por la modalidad fantástica… ambos fueron contracorriente en una época en que eran conscientes de que el éxito literario se hallaba en otras vías”.
Y una afirmación importante (contra ciertas sandeces interpretativas que algunos siguen afirmando hoy, por lo menos respecto de la obra de A.C.) “ninguno de los dos escritores ha adoptado una u otra modalidad de lo fantástico como una forma de evasión de la realidad circundante”.
De Ítalo Calvino examina la trilogía “Il visconte dimezzato”, “Il barone rampante” y “Il cavaliere inesistente”. Y de A.C., “Las mocedades de Ulises”, “Un hombre que se parecía a Orestes” y “Vida y fugas de Fanto Fantini”.
Después de la introducción y de un cuadro comparativo de las trayectorias vitales y culturales de ambos autores, el capítulo primero lo ocupa “El tratamiento de la naturaleza. El espacio geosocial”. Los dos novelistas, señala Sanfiz, conceden en sus libros una atención preferente al medio rural frente al urbano, a la hora de ambientar sus narraciones. Y destaca otra coincidencia, la riqueza del vocabulario referido al campo de la botánica. “En síntesis… Calvino utiliza los espacios geosociales a lo largo de la trilogía no solo como referentes histórico-temporales, sino también para enmarcar las acciones de los personajes… Y como medio para realizar una dura crítica social…”. En A.C. “el tratamiento de la naturaleza está estrechamente relacionado con la elaboración lingüística… A.C. pinta con la palabra, y se guía por la preocupación estética…”. “Tratamiento subjetivo del paisaje, lirismo omnipresente en las descripciones, presencia de personajes obsesionados por narrar…”. Son características cunqueirianas. El capítulo, como todos los demás, finaliza con tablas de divergencias y convergencias entre ambos autores. Entre estas últimas, “La importancia del humor en las novelas de ambos autores… Y la presencia del a ironía”. Pero en el italiano la ironía se carga de una ácida crítica social frente a la benevolencia de la ironía del gallego.
El capítulo II está dedicado a la tipificación de los personajes. “Tanto I.C. como A.C. no dedican grandes extensiones a la caracterización de los personajes de sus novelas”. En I.C., “a pesar de la brevedad de las descripciones, resultan bastante gráficas, con una atención a la expresión del rostro. Las mujeres amadas suelen presentarse como seres de gran belleza. La caracterización de los personajes se debe más a sus acciones que a su apariencia”.
En A.C. se destaca el especial interés por el rostro. Y los ojos son un elemento al que se confiere importante papel en las descripciones. Con I.C., comparte A.C. la atención a la descripción de los personajes secundarios, con la particularidad cunqueiriana de añadir frecuentemente datos “que en realidad resultan irrelevantes en relación con la historia principal”. El tópico de la belleza femenina se halla también presente en A.C. “aunque no es una cualidad inherente a todas las mujeres”.
El comportamiento de los personajes femeninos es objeto de una sección de este capítulo. “Los personajes femeninos tienen una significación destacada en las novelas de ambos autores, a pesar de no convertirse en ningún caso en protagonistas de las obras… En cuanto al carácter de los personajes femeninos, los que figuran en I.C. suelen ser mujeres que juegan un papel activo, en contraposición con la pasividad de las cunqueirianas… Mientras los personajes masculinos son a menudo seres que sufren un aprendizaje vital… los femeninos… se pueden tipificar como personajes planos”.
El capítulo III estudia “el eje semántico del amor”. “Sin llegar a ser el tema central de ninguna de las obras que analizamos, el amor juega, sin embargo, un papel relevante en el discurso de todas ellas… la pasión amorosa se adensa hasta vincularse con el erotismo… Las relaciones amorosas… Son siempre heterosexuales…”. “El tratamiento de las relaciones amorosas presenta interesantes puntos de confluencia entre ambos autores. El empleo de la ironía o de los tópicos literarios, el recurso a la intertextualidad, la utilización de la temática amorosa como modo de caracterizar psicológicamente a los personajes, o su importancia en su proceso de aprendizaje, o en la consecución de su plenitud como seres humanos”.
En el capítulo IV trata de las interferencias en ambos autores entre las relaciones del campo de la cultura y las transgresiones del campo de la naturaleza. “El erotismo tiene un mayor peso específico en la narrativa de A.C. pero dinamiza también los procesos de las obras calvinianas… La iniciativa de la mujer es más importante en el autor italiano, mientras que en el gallego es el hombre quien la lleva… En la trilogía calviniana el erotismo es un elemento de importancia secundaria… No se recrea el autor en los pasajes de contenido erótico y prefiere la insinuación a las referencias explícitas…”. En A.C. “el erotismo funciona también por medio de un linguaje plagado de insinuaciones…”. Relacionado en su utilización con la presencia del amor o del lirismo o vinculado al humorismo. “El sexo es siempre para A.C. una manifestación de la naturaleza humana, sin connotaciones negativas”. “La sexualidad es alegre y espontánea”. Señala la autora una perspectiva machista en las narraciones cunqueirianas.
El capítulo V estudia los grados de semiotización de la lengua. Aunque en I.C. se rastrean momentos de lirismo “su empleo se dosifica con cuidado, y su aparición nunca resulta gratuita”. Estudia Sanfiz el empleo del polisíndeton y del asíndeton en I.C. así como del símil o la sinestesia, “que colaboran al efecto final… una pintura muy rica en matices”… “Pero lo que I.C. constituye en instantes de lirismo se convierte en A.C. en una presencia casi constante. La prosa del escritor gallego resalta por la poetización, la musicalidad y la sutileza y eficacia de sus sugerencias… Tres son los temas principales a los cuales se vincula la presencia de la semiotización de la lengua: la naturaleza, los sueños y el sentimiento amoroso”.
Estudia la autora los procedimientos cunqueirianos de semiotización de la lengua y considera que se puede hablar “de un arte gráfico” en la prosa de A.C.
El capítulo VI está dedicado a la “realidad y simbolismo de los viajes”. “En todas las novelas de nuestro corpus, el tema del viaje constituye un elemento significativo en la construcción de la estructura narrativa”.
En mi opinión este es uno de los mejores capítulos del libro. Ciñéndonos a A.C., “el viaje es un componente fundamental de su narrativa… los protagonistas de A.C. se aventuran desde el principio en largos viajes… iniciáticos o necesarios”. Coincidencia de ambos escritores es la importancia del regreso y el carácter secundario del relato de viajes en sí. Con referencia a A.C. “lo que en realidad importa son los acontecimientos que se desarrollan en cada una de las escalas de la nave y las historias contadas por los personajes… en tierra o en alta mar la capacidad fabuladora de los agentes es inagotable”.
El capítulo VII examina “los personajes históricos o literarios. Intertextualidad”. “La intertextualidad constituye un recurso fundamental para la construcción de las diégesis narrativas de ambos autores… En lo referente a la técnica narrativa, la complejidad de la utilizada por el autor gallego… Contrasta con la mayor simplicidad del italiano” (en la mención o presentación de personajes históricos). “Otro elemento diferenciador consiste en el cultivo, por parte de A.C. de una variante de la intertextualidad: la intratextualidad”.
El capítulo final (VIII) se dedica a los “niveles de la función humorística”. “El humor es un elemento imprescindible en la obra de los dos autores, y su presencia nunca es gratuita… La actitud distanciadora es el móvil principal perseguido por los dos escritores a la hora de introducir el humor en la diégesis narrativa”. Entre los medios empleados destaca la ironía que en I.C. es con frecuencia crítica y corrosiva, mientras que en A.C. “no se manifiesta tal acidez”. Por otra parte “frente a los numerosos recursos compartidos por ambos autores, en las obras calvinianas la comicidad se centra en el lenguaje del narrador, mientras que A.C. concede una importancia equivalente o incluso superior al lenguaje de los personajes”.
Unas conclusiones cierran la obra, en las que se resume y sintetiza el contenido de los diferentes capítulos.
Es imposible dar en una reseña una idea precisa del rico contenido de este libro. Al acabar la lectura, sabemos mucho más y, sobre todo, sabemos mejor, de la obra de cada uno de estos dos escritores. Un mundo de sugerencias y de reflexiones asaltan al lector, incluso lo arman y equipan, en ocasiones, contra la autora. No es ocasión de exponer y argumentar acuerdos o desacuerdos con la profesora Sanfiz que es natural que broten con lo dicho, y con tanta erudición y agudeza, a lo largo de las numerosas páginas. Cualquier estudio individual de I.C. o de A.C., en los temas tratados por este libro, tendrá que dialogar muy seriamente con lo en él reflexionado. Pues es precisamente en este estudio particular donde los frutos, a mi juicio, son más abundantes. Sin embargo, soy más excéptico en hallar resultados significativos en la comparación I.C./A.C. Son evidentes las convergencias y divergencias entre ambos escritores, y Sanfiz las expone brillante y exhaustivamente. Pero son verdaderamente significativas? Si aplicáramos a la comparación literaria los resultados de la comparación lingüística, aparte del parentesco genético entre lenguas (que podríamos relacionar con la pertenencia al mismo sistema o tradición literaria y los diferentes desarrollos dentro del mismo) el préstamo y las “cultural words” (que relacionaríamos con la intertextualizada) tendríamos la tipología lingüística (comparación de sistemas lingüísticos o de tratamiento de problemas concretos, v.g., lenguas ergativas, orden de los constituyentes de la oración…). En la comparación literaria el equivalente sería el estudio comparativo de cualquiera de las cuestiones examinadas en este libro o la comparación de diferentes sistemas o tradiciones literarias. Pero siempre con un número importante de sistemas o de escritores para que las convergencias/divergencias sean realmente significativas. En caso contrario, y siempre según mi opinión (y salvo el análisis comparativo genético que rechaza expresamente la autora) los resultados se exponen a adolecer de labilidad en el fundamento por falta de generalidad. Y a ello parece apuntar la autora cuando escribe (lo recogimos anteriormente) que “la vocación del comparatista ha de ser globalizadora” y que “consideramos nuestro trabajo como una aproximación hacia la elaboración de un estudio genérico sobre determinadas modalidades de lo fantástico y su concreción en distintas literaturas”. Aquí quiero realizar una observación sobre las siguientes palabras de Sanfiz en la introducción: “siguiendo la clasificación de Antonio Risco, las tres novelas de A.C. podríamos encuadrarlas claramente en el campo de lo maravilloso mientras las de Calvino se aproximarían más a la modalidad de lo fantástico… pero en todo caso… lo maravilloso y lo fantástico constituyen dos modalidades de un concepto más general de lo fantástico”. Aquel que representa un polo de una oposición en que el otro polo sería el “realismo”.
Me pareció siempre insuficiente la caracterización de la literatura cunqueiriana bajo conceptos como “maravilloso” o “fantástico”, demasiado cualitativos y poco precisos y con connotaciones originadoras de efectos no deseados. Yo llevo algunos años hablando, respecto a A.C., de “literatura paradisíaca” dominada “por la causalidad de la imagen” (tan diferente de la relación irreversible y lineal causa-efecto de lo histórico). Esta causalidad por la imagen puede explicar satisfactoriamente el texto cunqueiriano, sus “maravillas” o “fantasías”, el tratamiento del espacio y del tiempo, “los anacronismos” la psicología de los personajes, la intertextualidad, las metamorfosis y el animismo generalizados, el regreso de los difuntos… un texto estructurado por la imagen imposible pero que gravita y tiene tremendo efecto generativo. Finalmente una observación sobre “la mujer pasiva” en el texto de A.C. y “su perspectiva machista”. Si bien ello es cierto desde la realidad social actual, esas características no se oponían, como se oponen hoy, a la situación mayoritaria del espacio y del tiempo en que surgió. Y sobre todo se olvida que el texto mítico griego, una de las fuentes que hizo posible el texto cunqueiriano es el que es, y no olvidemos la situación de la mujer en Atenas en la antigüedad. Todos conocemos los límites de la democracia ateniense. Pero yerran completamente aquellos (no es el caso de la autora) que extrapolan el texto de A.C. al pensar cunqueiriano sobre las relaciones de los sexos, más allá de la literatura. No queda más que agradecer a la profesora Sanfiz tanto esfuerzo, luminoso esfuerzo, en su investigación de los escritores I.C. y A.C. y desearle que continúe con éxito en ese camino de comparación globalizadora de las diferentes literaturas.
LITERATURA Y…
(QUINTA PARTE)
- LITERATURA Y VIDA COTIDIANA (I)
Siempre gusté de las terrazas de los cafés, especialmente ahora que tan cómodas las disponen sus propietarios. Marchas por las calles inmerso en la corriente de la gente, lenta o rápida en su fuerza variable, que a veces se estanca y otras forma remolinos. Cuando ves la orilla favorable, desembarcas en ella y buscas el lugar idóneo para escribir o leer o, simplemente, sentir mientras observas el fluir del agua. En la alternativa de elegir una mesa exterior o un rincón interior la decisión depende de los naturales factores atmosféricos o del grado de comodidad o belleza de los lugares o del peligro de eventuales inundaciones del río próximo con su fragor insoportable de voces y risas.
Pero hoy has hallado un sitio y una hora de soledad y silencio. Depositas el mazo de folios blancos con su blancura de gardenias y bolígrafos de tinta variada en su color. De una guisa refleja, vibra, erecto el pensamiento con esta articulación del recado de escribir. Bebes el café hirviendo o la cerveza helada (“a los tibios los expulsaré de mi boca” según reza autorizada sentencia) y ya la mano tiembla, atrae la pluma y danza ritmos diferentes sobre la pista de papel. Extraordinaria fertilidad de la maravillosa unión del pensamiento en su laberinto y de la mano armada, las palabras recién nacidas llenan las albas cunas y ya te hablan con la frescura de sus significados. El tiempo cronológico, con su asignación de tareas, ese amigo impertinente que te incomoda para que te des prisa, ha desaparecido. Ahora solo está presente y todo lo domina la armonía de la respiración que, más allá de su común y básica función biológica, es irreconciliable enemiga de la urgencia que codifica el calendario.
Tu ocupación intelectual de la terraza es una construcción ambivalente, no es el espacio público de la circulación molesta ni el privado, de paz y silencio del domicilio. Ha operado por un periodo indeterminado una segregación de lo común a todos y alzado una concha de caracol, no por inmaterial, menos evidente para los terceros que, en su caso, se disculpan por la perturbación que pueda originar su aproximación. Se alza una membrana, no por transparente, menos efectiva.
La casa y la terraza poseen ventajas y carencias diferentes si las consideramos desde el ámbito del pensar. Frente a la plenitud del silencio que florece en la primera y la total independencia del exterior, la segunda es como el embarcadero de un río turbio que arrastra en sus aguas vidas procedentes de oscuros puertos. Por un momento pasan delante de ti, con el poder, algunas, de excitación o afectación. O son también el análogo de los pastos de invierno y de verano, de visita acompasada a las variaciones estacionales de tu espíritu.
Sentado en ella, ves como fluye un río, a veces misterioso, un Nilo turbio de seres y cosas que arrastra desde desconocidas fuentes. No es el río del paraíso de Lezama sino el río de la vida, con frecuencia en su exterioridad más superficial, obstáculo a tu propia navegación, corrientes y remolinos de hostil indiferencia. Sin embargo, a veces, brillan los ojos de un tigre. A veces, solo a veces, de lo homogéneo se desprende una pintura magnífica. Y entonces aparece (o puede aparecer) la posibilidad de un camino, una geografía que viene hacia ti. Por ello la terraza, con la imaginación, y el libro, constituyen mis “metaforiká mesa”, mis medios de transporte que hacen posible el viaje. Y no olvidemos que “viaje” etimológicamente viene de viático, es decir provisión o alimento para la jornada. Y es hoy, con la movilidad exasperada de las muchedumbres, cuando se hace prevalente en la palabra la idea de salvar una distancia. Distancia incómoda, además de inútil, ya que lo valioso que sobrevive se oculta, cada vez más, bajo la uniformidad de la globalización. Coincido con Anne Carson: “Travelling, foolish work spending money”. Y sobre todo de la moneda del tiempo, tan escasa. Y una ocupación estéril de las fuerzas.
Hoy ser viajero es ser viajero inmóvil, observando y cerniendo ese río que te bordea, o aspirando a través de la escritura los olores de los espacios y los tiempos. Y siempre jinete de la flecha de la imagen por todo el mundo, como viajó Ábaris, poseído por Apolo.
- RECHAZO DE LA GASTRONOMÍA
Siempre fui partidario de una alimentación sobria dentro del marco de una cocina fiel a sus raíces, tradicional. Y no me interesan, e incluso aborrezco todos los desenvolvimientos y desarrollos tendentes a lo complejo en las preparaciones ordinarias, con aportación de globalizaciones artificiales y aplicación de investigaciones científicas. Y qué absurdo, pero que define a nuestra época, en tantos aspectos indigente, el abrir museos como el dedicado a El restaurante El Bulli y a las “investigaciones” de Ferrán Adriá, invitado como artista en Kassel. Un buen cocinero debería darse por satisfecho con ser considerado un buen artesano, inserto en la tradición coquinaria de su comunidad lo que significa ser parte (e importante) de su cultura, como lo son otros artesanos. Pero no, quieren ser considerados como artistas, algunos con calificativo de genial, jaleados por críticos y periodistas que se toman en serio y se ven, como me decía un “larpeiro” inocente, gastrónomos, es decir, intelectuales del vientre y que escriben textos insoportablemente hiperbólicos y con frecuencia ridículos en sus reflexiones filosófico-literarias con los que desempeñan su papel de “maîtres à penser” de esa variedad de la mala hierba que es la gente rica.
Y hasta la ciencia parece avalarlos cuando afirma (metafóricamente) que hay otro cerebro en el intestino.
Y con el rechazo a la gastronomía, el rechazo de la gula. Nada hay más aborrecible que la boa alimenticia que estrangula la mente y el cuerpo. O mejor que nos estrangula, sin binarismo alguno pues la mente es carne que piensa y el cuerpo mente que camina. El hablar de la gula me trae a la memoria el estómago de Pandáreo quien por don de Deméter, podía comer lo que quisiera, sin malestar alguno. Pero Pandáreo, prudente, no abusaba de ese don, comía normalmente y solo usaba del regalo divino para borrar faltas ocasionales. Lo contrario de Eurisictón, devorador de todo alimento y cuya hija Hipermestra se prostituía, con cambio de sexo incluido, para alimentarlo. Al fin se devoró a sí mismo, metáfora perfecta de la hybris alimenticia, de la confusión del que come y lo comido en un montón de heces que se esfuerzan en restaurar lo dual para proseguir con el banquete.
Una historia semejante a la anterior, y mucho más divertida, es la de “La triste muerte del bachiller Botelus” o “Las gulas del clérigo que sabía etrusco”, y que cuenta A.C. en su “Vida y fugas de Fanto Fantini”. Y parece oportuno concluir estas reflexiones con la aprobación de Baruj Spinoza de la vida moderada del hombre sabio en su ética (escolio a la proposición XLV de la parte cuarta: “viri, inquam, sapientis est moderato et suavi cibo et potu se reficere et recreare, ut et odoribus, plantarium virentium amaenitate, ornatu, música, ludis exercitatoriis, theatris, et aliis huiusmodi, quibus unusquisque, absque ullo alterius damno, uti potest”).
- LITERATURA Y POLÍTICA
Pedro Salinas a Jorge Guillén (carta). “La vida de Madrid es la vidita de Madrid, pequeñez, agitación, malas pasiones, envidias… La política, formidable concentración de asnería, de bajeza, de cuquería, de estupidez y mala entraña… La política que España impone es de tan baja y zafia condición que arrastra detrás de su ejercicio todas las virtudes espirituales. El español llama política a una vacación total de la inteligencia y del libre juicio combinado con una libertad absoluta de los humores. (En la política) todos lo que no tienen nada que decir hablan por los codos”.
- ROMANONES
“Ahora, cuando se pierde una bofetada, ya se sabe a dónde va a parar” (a la monarquía, hoy como ayer).
- EUMONÍA
La palabra griega “eumonía” significa: 1, un régimen de justicia. 2, lugar abundante en buenos pastos. La esencia de una democracia, como poder del pueblo, es una eumonía universal: justicia y buenos pastos para todos.
Constantemente veo en periódicos y revistas imágenes del dictador norcoreano Kim Jong Un. No recuerdo si la correcta designación usada por los turiferarios del régimen es la de “el querido líder” o “el general más joven” u otra análoga. Todas se asemejan en dictadura e incluso en democracia, si ésta es joven y todavía predominan las actitudes de vasallo. En España recuerdo “el rey que no nos merecemos (Juan-Carlos) o “el príncipe más preparado” (Felipe) auténticos mantras repetidos hasta la náusea.
Volviendo al coreano: aparece entre los aplausos de sus súbditos, la mirada perdida, un andar patizambo y vacilante, un peluche que al que no sepa nada de él y lo vea por vez primera, puede inspirar ternura. Pero qué calidad la de su atención en la vigilancia y eliminación de cualquier posible adversario.
Su estética no me deja indiferente: el corte de pelo, las mejillas mofletudas, la redondez de la cabeza, la ausencia de cuello, la boca carnosa y una cierta inocencia que fluye del pliegue mongol. Me recuerda poderosamente la escultura olmeca. Si uno abre el libro correspondiente allí encuentra al “bebé jaguar” o las cabezas colosales que, sin cuerpo, descansan sobre la yerba. Más llamativo, sin embargo, es el contraste entre el rostro felino e infantil del dictador y la vestimenta que cubre su obesidad. Cuando lleva largo sobretodo oscuro y sombrero de fieltro parece que su sastre es el que vistió a la gerontocracia del politburó del partido comunista de la Unión Soviética en los últimos treinta años de la misma. No desdice al lado de un Molotov o de un Brézhnev.
En fin, seguiré coleccionando imágenes del joven Kim. Por ejemplo, la de su nuca, masiva y sin matices, de gran gato, cuando sentado y de espaldas dirige la trayectoria victoriosa de sus cohetes.
- NOVEDADES EN LAS LETRAS CASTELLANO-MADRILEÑAS
Vuelve a estar de actualidad en el mundillo literario de la capital la figura del veterano escritor Pablo Llarena, magistrado del tribunal supremo excedente y autor de relatos de intriga político-policial de gran éxito hace años entre los lectores pertenecientes a las derechas más conservadoras del país. Su protagonista es el comisario Pablo Llarena, un alter ego del escritor, destinado en Madrid pero que pasa la mayor parte de su tiempo en misiones secretas en Euskalherría y sobre todo, en Cataluña, investigando y abortando toda clase de conspiraciones contra la unidad de España y en defensa de la constitución y de la monarquía. Naturalmente los delincuentes acaban en prisión, a disposición de los tribunales. El primer título de la serie fue “En una taberna de Alsasua” donde, bajo una aparente pelea de bar, sin importancia, el comisario se encuentra con una red terrorista con la Guardia Civil en su objetivo. Pero su verdadero éxito lo debe el escritor a sus siguientes novelas, “Rebelión!!” y “Asalto al furgón de la Guardia Civil”. EN ellas Pablo Llarena se enfrenta en Barcelona a otros terroristas, mucho más peligrosos, los revolucionarios catalanes que planean secuestrar a la constitución. El triunfo fue rotundo entre sus lectores que manifestaron su entusiasmo en las redes y en los diversos actos de presentación. Más de catorce ediciones agotadas, con más de un millón de ejemplares vendidos. Especial entusiasmo despertó la pareja criminal, astuta y despiadada, de los Jordi a los que desenmascara el protagonista.
Sobre ambos libros han recaído una marea de premios: Premio “Tribunal Supremo” al mejor juez escritor del año. Premio “Constitución” del Tribunal Constitucional “por haber despertado en los ciudadanos los más generosos impulsos por defender a nuestro amparo más firme”. Premio “Capote Duque de Ahumada” “por su defensa del parque móvil de la Guardia Civil”. El propio rey, al condecorar al escritor en la Zarzuela con el “Borbón de Oro” manifestó: “Estoy seguro de que en el pecho de cada español arde el coraje del comisario Llarena que siempre se halla presente allí donde mayor es la amenaza para nuestra amada España. Y añadió, patético y señalando a la heredera Leonor “que este tierno brote crezca feliz está en manos de hombres como tú”. De fuentes presenciales indubitadas resulta que el señor Juez lloró de emoción, con lágrimas incontenibles que tuvo que secarle con un pañuelo y una sonrisa Doña Letizia.
Su último título hasta el momento es “Operación Waterloo”. El comisario, al frente de un comando de fuerzas especiales, y actuando extraoficialmente, logra apresar y trasladar a España al prófugo rebelde Puigdemont quien, en una escena final de gran dramatismo agradece a su captor el haber puesto fin a un exilio que empezaba a resultarle difícil de soportar. La caballerosidad con la que Llarena trata al expresidente ha hecho recordar a más de un crítico el cuadro de la “Rendición de Breda”. “La España eterna siempre resurge” escribió el conocido autor de españoladas de capa y espada, señor Pérez Reverte.
Todos estos éxitos animaron a Don Pablo Llarena a iniciar una etapa internacional. “Rebelión!!” y “Asalto…” han sido traducidas al inglés, francés, alemán y neerlandés y objeto de abundante publicidad en la euroorden del mes del penclub español. Sin embargo, esta primera salida al extranjero, no obstante las esperanzas depositadas, ha sido un fracaso absoluto. No se ha logrado interesar al lector europeo, y lo que es peor, la crítica ha sido unánime en la descalificación, con una dureza pocas veces vista: “incoherente”, “desproporción entre los planteamientos y el desenlace”, “horrible matrimonio del derecho y la literatura”, “dinámica transparente hacia un fin previsto y deseado”, incluso “panfletos laudatorios de una España que se creía desaparecida”.
Según los amigos del escritor, la primera reacción de éste fue de incredulidad, luego, a pesar de todo el apoyo de aquellos, cayó en profunda tristeza. Su florido rostro de buen pan trigo castellano, aunque parezca imposible, se ha resecado y dos mofletes le cuelgan flácidos como a un letrado chino en destierro hambriento. Parece que en los últimos tiempos nuestro autor se ha reanimado algo con nuevos proyectos literarios que, según mentideros bien informados, consistirían en una nueva colección en la que Pablo Llarena pisaría ámbitos no ollados hasta ahora, de tipo mágico-político. Los títulos previstos “La exhumación” y « La maldición de la momia » son suficientemente indicativos de por dónde van los tiros.
Por otra parte nos llegan rumores sobre la intención del autor de insistir en el terreno internacional, a pesar del fracaso europeo. Analizado éste con profundidad, las conclusiones extraídas por el escritor y los suyos apuntan a la enemistad tradicional europea frente a la grandeza de España en cualquier lugar en que aparezca. Como esto es difícil, sino imposible, cambiarlo, han aconsejado a Don Pablo Llarena que se concentre en el mercado brasileño y, sobre todo en USA, mucho más favorables en principio, y en especial por la especial situación política de ambos países. Eso sí, como le aclaró un amigo norteamericano, residente en Madrid, « Un lector medio de mi país no entendería la detención y entrega a los tribunales de unos terroristas como los Jordi. Asimismo le resultaría aburrido un exceso de disquisiciones narrativas en perjuicio de la acción.
Por ello es necesario modificar los textos, con primacía del ritmo rápido y del disparo fácil, con luchas espectaculares que concluirían con los Jordi acribillados a balazos sobre el capó de los vehículos de la policía. Y no solo los Jordi, la batalla tendría que continuar en las trincheras del Parlamento y de la Generalidad, dependencia por dependencia, con los cuerpos ensangrentados de los políticos mafiosos y traidores, muertos pistola en mano y sin excluir una escena final con el más significativo de ellos precipitándose al vacío desde lo alto de un edificio, por el impacto de un disparo del comisario ». « La inserción » añadió a continuación de las escenas de lucha en la capital catalana, de un plano final con el bombardeo americano de la residencia del califa del estado islámico, daría la puntilla y hasta los propios presidentes Biden o Trump se interesarían, abriéndose así, con seguridad, las puertas de un fabuloso sueño americano”. Con tan hermosas perspectivas nuestro querido escritor que atravesaba una etapa de relativo olvido y aprovechando la vuelta al primer plano del presidente Puigdemont, tras las elecciones del 23 de julio ha anunciado a los medios la próxima aparición de su obra más ambiciosa hasta la fecha: Waterloo 2. La acción transcurre en la ciudad belga, además de en Madrid, San Sebastián, Estrasburgo y Dubai. Resulta que Puigdemont, gracias a oscuras complicidades del gobierno socialista logra fugarse de nuevo a Bélgica. Y de nuevo el comisario Llarena en movimiento a la captura del prófugo. En el curso de la investigación descubre que ETA no está tan muerta como se afirma enfáticamente por el sanchismo y que en Bildu no todo es lo que parece ser. Una trama de sobornos lo lleva hasta el tribunal europeo de justicia. El comisario triunfa de sus enemigos, que son los de España con el apoyo, eso sí, inesperado, del rey emérito que, una vez más, vuelve a jugar un papel decisivo en el mantenimiento de la democracia y unidad españolas. Al final, y con el apoyo de los servicios rusos, huida de Puigdemont que escapa otra vez de las garras del comisario ( y según las lenguas envidiosas, para que haya la posibilidad de un Waterloo 3) y regreso apoteósico de Juan Carlos I a Madrid. La Casa Real, agradecida concede al comisario el título, con grandeza de España, de Marqués “de siempre en combate por España”. Una sutil indicación del escritor, a quien proceda, de por dónde van sus ambiciones.
Nuestro escritor se encuentra esta semana en Florida, protegido por guardaespaldas del servicio de seguridad de Vox. Su finalidad es entrevistarse con el candidato republicano Trump y establecer contactos con sectores de la América profunda en busca de documentación para su próxima novela “La Casa Blanca: ocupación ilegal” que espera sea la llave de sus ambiciones americanas.
- LITERATURA, RELIGIÓN Y FILOSOFÍA
- ÉTICA DE B. SPINOZA (fragmentos)
Homo liber de nulla re minus quam de morte cogitat et eius sapientia non mortis, sed vitae meditatio est (Prop. LXVII).
Quicquid, ut non existens, potest concipi, eius essentia non involvit existentiam (Ax. 7). Hominis essentia non involvit neccesariam existentiam (Prt. II, Dfn. V, Ax. 1) hoc est, ex naturae ordines, tam fieri potest, ut hic et ille homo existat quam ut non existat.
Naturam finem nullum sibi praefixum habere et omnes causas finales nihil, nisi humana esse figmenta (Apénd. final, 1º parte).
Una quaque res, quantum in se est, in suo esse perseverare conatur (prop. VI, 3ª parte).
Conatus quo una quaeque res in suo esse persevare conatur… (Prop. VII, 3ª parte).
Vis, qua homo in existendo perseverat, limitata est et a potentia causarum externarum infinite superatur (prop. 3ª, prt. 4ª) pues nulla res singularis in rerum natura datur, qua potentior et fortior non datur alia. Sed quacunque data, datur alia potentior, a qua illa data potest destrui. (Ax, prt. 4ª).
Deus expers est passionum nec ullo laetitiae aut tristitiae affectu afficitur (prop. XVII, parte 5ª).
Deus proprie loquendo neminem amat neque odio habet. Qui Deum amat, conari non potest ut Deus ipsum contra amet (Corolario).
A cualquier existencia humana convendría meditar con frecuencia los cuatro primeros textos. Y a los cristianos embriagados con el amor de Dios, el último. Un Dios que ama es un Dios sujeto al sufrimiento, vulnerable, afectado por las pasiones. Entonces no es un Dios o por lo menos el Dios omnipotente de la dogmática católica.
Los dioses griegos eran menos ambiciosos. No eran eternos, no todo lo sabían, había poderes por encima de ellos. Y, felizmente, estaban sujetos a pasiones humanas, por ejemplo, a los celos y al deseo erótico, y a la ira.
- PEDRO SALINAS
“Sin saber por cual oscuridad
vendrás, dolor o noche”.
“Acostarse en la verde pradera sonriente”.
“Se resucita siempre en el mismo
espejo donde se ha muerto”.
Tu última figura determina el traje del recuerdo en la memoria. Y también la posibilidad de conjunción de tus sueños que abra el camino de la resurrección.
“Elegir es una muerte”.
- FILOѰEUDHS H APISTωN (LUCIANO) (el amigo de las mentiras o el incrédulo).
Éucrates cuenta a sus amigos que, colgándose de un árbol alcanzó a ver cuanto hay en el Hades. “El Piriflegetonte, la Laguna, el Cerbero, los muertos y hasta reconocí a alguno de ellos. Al menos alcancé a ver suficientemente bien a mi padre que aún iba envuelto en el sudario con que lo habíamos enterrado”.
Ti dè ἒpratton, o͑ ῍iωn ἒfн, ὦ ἔukrates ai͑ yuxaí; (y qué hacían, preguntó Ion, oh Éucrates, las almas?). Ti ἄllo, н̉̂ d’ὅs, н̉ katà fûla kaì frнtras metà tω̂n fílωn kaì suggenωm diatríbousin ẻpì toû ảsfodelou katakeímenoi? (y que otra cosa que, según tribus y fratrías, con los amigos y parientes pasar el tiempo, acostados sobre (los campos) de Asfódelos?).
“… No cesaréis nunca, exclamé, con estas historias mentirosas, ancianos varones?” (oủ paúsesze, н͑̂n d’ẻg ώ, tà toiaûta teratologoûntes yérontes ἄndres).
No, no cesarán nunca estas historias. Los que las inventan, defienden y propagan crecen de la tierra con la misma fuerza de la mala hierba.
Apolo (en Esquilo): “si el polvo bebe la sangre del hombre no hay resurrección. Mi padre, contra este mal, no ha creado encantos”.
- PROCESIÓN DEL CRISTO DE LA VICTORIA
Hoy domingo seis de agosto, primer domingo de mes, las calles de nuestra ciudad se llenan con una multitud de cincuenta mil, cien mil o más personas, un tremendo gentío con motivo de la procesión del llamado Cristo de la Victoria, antiguo Cristo de la Sal. Lo descienden de su altar y es paseado en triunfal procesión presidida por las autoridades autonómicas y locales. Es el día (y los días previos) del disparate retórico y de las barrocas frases vacías. El señor alcalde se pregunta por las razones que llevaron al Cristo a escoger a Vigo, entre tanto destino posible, se escriben sesudos artículos sobre la teología del crucifijo y plumíferos sin licencia hablan del Cristo Victorial y de la correspondencia biunívoca entre él y la ciudad. Pero hombres locales hablan con seguridad de los celestes campos (como el Éucrates de Luciano) y se realizan entrevistas a linajes familiares que expresan su orgullo de cofrades o por acompañar al Cristo el cual, según proclama el señor obispo, define a la ciudad. Con esta referencia a la victoria, se sitúa al Cristo en la línea de las epíclesis divinas guerreras como Santiago Matamoros, aunque hay un progreso en la racionalidad, mientras Santiago llega a Galicia en barca de piedra, el Cristo llega flotando en las corrientes marinas. Siempre me asombró la confusión indiferente del común de los cristianos entre Jesús y Cristo. El humilde Jesús que al ser ejecutado se lamenta al padre por su abandono y que duda, solo un momento?, del “reino que no es de este mundo” ha sido transformado por Pablo que extrajo de él el cristo triunfante y la iglesia oficial y jerárquica, maquinaria terrible desconocida en el mundo antiguo, para aplastar a sus enemigos y lograr el poder político.
Un a ejecución banal en una provincia periférica del Imperio fue convertida en un acontecimiento cósmico que afecta a todos los humanos, culpables del “pecado original”, culpa asumida por el sacrificio del hijo de Dios cuya cruz se extiende sobre toda la humanidad. Un texto gnóstico dice: “Cristo ha venido para crucificar al mundo”. Y frente a un acontecimiento de este calibre, no es posible la indiferencia, la indignación o el desprecio, sobre todo si pensamos en una humanidad culpable por culpa de Adán.
La alternativa a la fe son más de mil quinientos años de persecuciones y muertes que continúan hoy en las tierras del Islam, ese bastardo del cristianismo o “los simios del cristianismo” como se les ha llamado. No ha esperado la iglesia al “volveré” del apocalipsis ni al fuego prometido del infierno. El “volveré” de la iglesia ha sido inmediato, como el de McArthur en Filipinas. No ha habido hoguera encendida, horca alzada, golpe de hacha o espada, acuchillamiento o matanza debidos a intolerancia religiosa en los cuales la cruz no haya ocupado un lugar privilegiado. Los sufrimientos infligidos al hijo del hombre han sido devueltos centuplicados. El sacrificio de la cruz genera una deuda que no cesa, aunque hoy en Occidente pueda suponer, solo en el peor de los casos, prisión o multa. Y, lo que es peor, esta represión con frecuencia no ha distinguido a los creyentes de los infieles (no importa, “Dios reconocerá a los suyos”).
Los que rodean al Cristo de la Victoria no saben bien a qué señores sirven, señores de una religión triste, una de las pocas que se preocupó y legisló sobre los “aidoia” y que según la variedad de avatares pueden hallarse entre las víctimas del fuego o entre los verdugos que manejan la espada y siempre entre los que han despedido a la razón de su posición rectora y que ni siquiera danzan felices en la ebriedad del delirio, no, van caminando lentamente, recitando monótonas oraciones sin sentido, con frecuencia ridículas. Y que nadie se equivoque. Recordaba un monseñor en su habitual asomarse a la prensa en estas fechas (y con ello advertía a “cristianos despistados”) que nadie intente separar al Cristo de la iglesia. Van juntos en el mismo paquete.
3.5.
La carta siguiente, escrita por el filósofo y artista P. Klossovski a su amiga Betty, en su época de creyente (más tarde abandonó el catolicismo) es un buen ejemplo de la argumentación ortodoxa sobre la relación entre la fe y la razón. No hay que intentar comprender antes de creer, en el ejemplo de la carta, no hay que reflexionar sobre la eucaristía, no hay que hacer un problema de una práctica que Dios ha querido sencilla y simple. De la acción nace o se fortalece la fe y con esta aparece el comprender. Claro que este comprender es de una naturaleza muy especial, que no tienen nada que ver con el entendimiento intelectual de un problema, sino una evidencia en el marco de la creencia, evidencia que vuelve inútil todo razonamiento. El creyente ve, mejor dicho, siente una presencia que le interpela y a la que dirigirse en petición de ayuda. La fe tiene su origen, como el amor, en un sentimiento que determina todo lo demás, incluido el cómo se ve ya que la fe no puede surgir de un acto tan simple como ver la práctica de la eucaristía. Utilizando palabras de Tertuliano, creo aunque sea absurdo, ni siquiera se percibe lo absurdo, de manera parecida a cómo la visión de la persona amada está condicionada en el amante por su sentimiento y a este no le afecta cualquier amarga verdad sobre el objeto de su pasión.
CARTA DE P. KLOSSOVSKI A BETTY (nº 19/1941)
“Il vous faut à tout prix éviter de faire de cet acte que le seigneur a expressément voulu aussi simple que celui de prendre du pain et du vin, il vous faut éviter d’en faire au préalable tout en problème qui vous empêcherait -J’entends un problème au sens stérile de ce mot- Qui vous empêcherait de le pratiquer… Si vous ne croyez pas, vous ne comprendrez pas… En recevant son Corps nous recevont sa parole que nous croyons et que nous comprenons… Si vous ne trouvez que de l’aridité dans vos oraisons… Cela vient de cette abstention prolongée a l’égard de l’eucharistie…”.
3.6.
Tres sorprendentes imágenes del Hades, captadas por la cámara del griego Éucrates, acreditado fotógrafo del más allá católico.
- Emigración anual de las almas depuradas de toxinas en el purgatorio y que ya libres de ellas, navegan las aguas que las separan del cielo.
- Cristianos en el paraíso. Vestidos con los mejores cuerpos que tuvieron, se juntan tristes y aburridos bañados en una eterna luz.
- Tarde apacible en el infierno. Las tentaciones y los pecados descansan tras una incansable actividad.
3.7.
M. Heidegger, “Identität und Diferenz”. Texto de dos conferencias publicadas bajo ese título en 1957 en Alemania. Edición bilingüe de A. Leyte y traducción de A. Leyte y H. Cortés. Edit. Anthropos. 1990 (reimpresión).
Pág. 138: “sein zeigt sich als die entbergende Überkommnis. Seiendes als solches erscheint in der Weise der in die Unverborgenheit sich bergenden Ankunft” (el ser se muestra como lo que se recibe desocultándose. El ente como tal aparece en el modo de esa llegada que se oculta en el desocultamiento).
Comentario de Arturo Leyte (pág. 45) del pensar de Heidegger: “El ser del pensar consiste en estar abierto al ser, en ser una relación constante con el ser que de este modo se convierte en una correspondencia porque el ser mismo solo dura en tanto que ocurre, en tanto que se presenta… al hombre. El ser no llega al árbol y así, este, es a secas, un ente. El hombre no es simplemente un ser racional. Con esta determinación la metafísica lo convirtió en un ente. Es pertenencia al ser que resulta mutua porque el ser pertenece al hombre ya que solo así acontece, es… el hombre no es anterior ni tiene por tanto ninguna preeminencia respecto al ser pero el ser mismo tampoco tiene esa preeminencia porque depende de… pues necesita de un claro, Lichtung para llegar a ser presente. Hombre y ser necesitan ese claro donde pueden transpropiarse, pasar a ser propios el uno del otro… esta abertura donde ser y hombre se encuentran”.
Pág. 51: “ser que llega a ser lo ente pero no entendiendo que el ser abandone su lugar para llegar hasta lo ente porque para empezar, quién ha dicho que el ser tenga un lugar? No será que el ser es precisamente ese tránsito? El ser es la sobrevenida Über.komm.nis que va abriendo descubriendo, gracias a la cual algo puede llegar y aparecer”.
La llegada, Ankunft, …es lo ente que aparece y de este modo, en esa apariencia encubre el ser (la sobrevenida).
La apariencia supone ya en todo momento al ser, lo recaba constantemente como su posibilidad pero, a la vez, lo encubre constantemente porque se detiene: llega. El ser, en cambio, es el propio salir, gestarse, nacer que culmina en una llegada. Lo que llega tiene tanta verdad que hace olvidar el proceso de la venida.
Una traducción espléndida, la de Leyte-Cortés. Sin embargo el párrafo de la página 138 que encabeza estas líneas está traducido por mí. La traducción de Leyte-Cortés dice: “el ser se manifiesta como sobrevenida desencubridora. Lo ente como tal, aparece a la manera de esa llegada que se encubre dentro del desencubrimiento”. Después diré el motivo de la diferencia de traducción, centrada en la palabra überkommnis.
No voy a cometer aquí la frivolidad de comentar la filosofía heideggeriana ni el contenido del libro. Ni mi falta de preparación específica para valorar aquella dentro de la historia de la filosofía occidental ni el texto del seminario se puede comentar o glosar en un par de páginas. Diré que siempre leí a M. Heidegger con inmenso interés, una lectura, que no buscaba precisar su relación con otros filósofos o valores de verdad sino una lectura poética. Cuando uno lee a Heidegger poéticamente, como leería un poema o una melodía literaria, se descubre una riqueza tal de intuiciones, ideas, de descubrimientos en lo antes no pensado sobre todos los aspectos de la existencia humana que puedo decir sin exageración que en el crecimiento intelectual del que a M.H. se aproxima hay un antes y un después de la lectura de sus principales obras. El lector se apropia de un horizonte heideggeriano en vista del cual ya siempre se harán determinadas preguntas.
Escogí estos párrafos del comentario de A. Leyte por tratar de ese “claro” (Lichtung) “lo abierto” donde ser y hombre se encuentran, donde recíprocamente se reciben y ofrecen. Idea de abertura, enormemente fértil para pensar la existencia humana. El brillante, brillantísimo, comentario del profesor A. Leyte es una clara y ortodoxa exposición del pensar heideggeriano sobre este punto.
Y vengo ahora a los motivos de una traducción mía ligeramente diferente, del breve párrafo de la página 138. La palabra über.kommnis no la recogen los diccionarios que poseo, Langenscheidt y el Herder de la lengua alemana. Solo el digital traduce como “acuerdo”.
El verbo überkommen se traduce como heredar, recibir. Y como participio, lo patrimonial, lo tradicional. En el texto de la conferencia, überkommnis es un sustantivo determinado por “entbergende” revelador, desocultante (adjetivo, traducible por la correspondiente oración de relativo). En la traducción Leyte-Cortés se invierten los papeles gramaticales: “sobrevenida desencubridora” y además en la traducción de “überkommnis” se descompone literalmente el compuesto. Seguramente así se es fiel al pensamiento de M.H. tan aficionado a una etimología de análisis literal de las palabras. Pero desde el modo de articulación de ese “el ser se manifiesta como la desocultante über.kommnis” en mi modo de concebir lo abierto humano, prefiero traducir como un ofrecer (originado naturalmente en un llegar que implica un recibimiento para el destinatario. Llegar, ofrecer, recibir son en todo caso posibles porque esa posibilidad caracteriza esencialmente la existencia humana, su “dasein” es propia de ella y funda todo acuerdo con el ser.
- LITERATURA Y VERDAD O MENTIRA
- Anne Carson “The beauty of the husband”.
“And from the true lies of poetry trickled out a question.
What really connects words and things? Not much, decided my husband and proceeded to use language. In the way that Homer says the Gods do. All human words are known to the gods but have for them entirely other meanings alongside our meanings.
They flip the switch at will, my husband lied everything.
…He lied when he knew they knew he was lying”.
- Josep Pla “Viaje a pie”.
“La verdad, me dijo un día un payés, no es cosa de compromiso” es decir “la verdad no compromete a nada”.
- Cretenses
Tenían una enorme fama de mentirosos. “Mentirosos empedernidos” según Calímaco.
- Luciano de Samosata “Filopseudes н apistωn” (el aficionado a las mentiras o el incrédulo).
Tixiades: “puedes decirme, Filocleis, cuál es la causa que induce a muchos al deseo de mentir, hasta el punto de que gozan contando falsedades y prestando especial atención a quienes narran cosas de este tipo?… Yo no te pregunto por aquellos que mienten interesadamente ya que esos individuos merecen cierta disculpa, y algunos, incluso, son dignos de elogio… Así obró muchas veces Ulises… No, mi pregunta se refiere… a aquellos que, sin necesidad alguna, aman la mentira por sí misma, y se complacen en emplearla sin que nada lo justifique…” Filocleis “Y, ¿qué otra cosa sino la ignorancia cabe señalar como causa?”. Tixiades: “no, …yo podría nombrarte a muchas personas que, inteligentes en todo lo demás y dignas de admiración por sus ideas, se han visto, no sé como, contagiadas por esa enfermedad, se han convertido en amantes de la mentira… Tales varones, excelentes en toda clase de saber… Se complacen en engañarse a sí mismos y a los demás… Herodoto… Sobre todo los poetas… Homero, todos ellos personas renombradas que han utilizado la escritura como vehículo de sus falsedades… Lo de los poetas aún; pero que ciudades y pueblos mientan privada y públicamente… Y así tienes que los cretenses no se avergüenzan de mostrar la tumba de Zeus y los atenienses sostienen.. que los primeros hombres nacieron del suelo de Ática como si se tratara de legumbres…”. Filocleis: “tanto los poetas como las ciudades merecen disculpa… el caso es que si alguien intentara borrar de Grecia estas leyendas mitológicas (tà muzὡdн), nada podría evitar que sus cicerones (periнgнtás) se murieran de hambre pues los extranjeros no querrían oir la verdad ni gratis. Ahora bien, quienes sin ninguna excusa como esa, disfrutan con la mentira, merecerían ser el hazme reír de todo el mundo…”.
- LITERATURA Y CORRECCIÓN POLÍTICA
Parientes embromados (parents de plaisenterie).
Entre los zarma de lengua songhay, grupo meridional, esencialmente hablado en la orilla izquierda del río Níger, al oeste de la República de Níger, la relación entre primos cruzados (bāse), hijos de hermano y hermana, es de “parentés à plaisenterie” (parientes con posibilidad de decirse bromas y emplear mutuamente un lenguaje injurioso). La relación se caracteriza por la ausencia de límites y la omnipresencia del juego. Las bromas que se intercambian sin riesgo de enfadarse abarcan generalmente temas sensibles como la fealdad, la muerte o la inferioridad del niño de una hermana. Por otra parte hay una relación de solidaridad con derechos y deberes entre ellos.
La misma relación hay entre abuelos y nietos. V.g., un nieto a un abuelo: “muere, iré a danzar, a insultarte sobre tu tumba. Has vivido demasiado, eres una carga para nosotros”. Este parentesco con broma define la relación entre kāyi (abuelos) y hāma (nietos) llena de libertad, ternura, apoyo y comprensión. La abuela llama a la nieta wayče (co esposa) y el abuelo al nieto ankuwa (mi rival). La abuela al nieto, ay kurnye (mi marido) y este a aquella, ay wande (mi esposa). Y lo mismo el abuelo y la nieta. Los abuelos siempre tienen la posibilidad de rehusar y poner fin a la broma.
Contrasta esta relación con la que existe entre suegros e hijos políticos, dominada por la noción de hāwi (pudor, vergüenza) y las reservas del niño frente a sus tíos uterinos y sus tías agnáticas.
La relación entre cuñados y cuñadas (alboray) también se halla bajo el signo de la broma pero solo los hermanos pequeños de los cónyuges, los cuales pueden poner fin a la situación de broma en todo momento. El hombre llama a la hermanita de su esposa ay wande (mi esposa) y la esposa al hermanito de su marido, ay kurnye (mi marido) y lo mismo los hermanos pequeños a los esposos.
La relación entre esposo/esposa (hoy ya solo en zonas rurales muy apartadas) es de una gran distancia en el espacio público (no se llaman por su nombre, evitan hablarse o ayudarse, no marchan ni comen juntos en público).
- Cultura swahili.
Si dos personas pertenecen a generaciones alternas (v.g., abuelos y nietos) mantendrán relaciones con posibilidad de broma. Y se califican recíprocamente de marido y mujer (wako y wake). Si son generaciones seguidas (v.g., padres-hijos) la relación es de diferencia.
Un joven puede ser interpelado como babu (abuelo) y una joven como bibi (abuela). La idea subyacente es que abuelos y nietos pertenecen a la misma generación (esta visión es anterior a la llegada de las religiones monoteístas a la región).
- Nzema (Costa de Marfil).
En la fiesta de Abisa un individuo puede insultar a otro por intermedio de su clan matrilineal. Incluso un niño puede insultar a su padre, por el mismo medio.
- Afar (Eritrea) nangálu, nangaló (hijo, hija de la tía maternal, pl. nangaltá).
Por extensión, este término se aplica a todos los muchachos y muchachas que pertenecen a la misma tribu paternal. Entre los nangaltá hay una relación mutua que les permite insultarse o burlarse sin que haya ofensa.
- LITERATURA Y DISCRIMINACIÓN DE SEXOS
- Élida (Antigua Grecia).
Había una ley que disponía despeñar desde el Tipeo (monte en el camino de Olimpia) a las mujeres que infringiesen la prohibición de acudir a los Juegos Olímpicos. Por ello se aprobó también una ley sobre la obligación de desnudez de los entrenadores.
Atenas. Como es sabido, la mujer carecía de derechos políticos en la democracia ateniense y no podía participar en la asamblea de ciudadanos. Su papel era dar a luz a ciudadanos. Pero en la anticiudad de la brujería y la magia, el papel de la mujer fue destacado. “Soñando con la venganza se ha evitado crímenes y permitido esperanzas” (A. Bernard).
Violaciones. La mujer era regularmente violada por los dioses. Pensemos en los innumerables abusos de Zeus. Pero no solo él:
La esposa de Timóstenes de Tasos, sacerdote de Heracles Tasio yació con el espíritu de Heracles que adoptara la apariencia de su esposo.
El gigante Ticio, hijo de Zeus, intentó violar a su madrastra, Hera.
Poseidón acosó a Demeter quien huyó transformada en yegua. Pero Poseidón transformado en caballo copuló con ella. El fruto fue el caballo azulado, Arión, que más tarde galopó Heracles.
- Sakas (escitas).
Según Diodoro de Sicilia, en este pueblo, las mujeres son fuertes y participan con los varones de los peligros de las guerras.
- Egipto.
Según el mismo Diodoro, se reguló que la reina tuviera mayor potestad y honor que el rey y que, entre los particulares, manda la mujer al hombre, aceptando el novio, en el contrato de matrimonio, obedecer en todo a la novia. Aunque Egipto conoció varias faraonas o reinas (Hatshepsut, Merit-neit, Nitocris, Sobeknefrure, Nefertiti, Cleopatra…) fue en Méroe, al sur, en el país de los faraones negros, donde aparecen las Kandakes, poderosas reinas, en gran número en las inscripciones reales.
El propio Diodoro recuerda que los egipcios consideraban masculinos los árboles fructíferos y femeninos los que no daban fruto.
- Lenguaje y sexo. Lenguas de Pakistán.
Urdu: en el plural de respeto el nombre masculino concuerda en plural con el verbo. El nombre femenino se pone en singular y el verbo en plural.
Punjabí: hay un morfema femenino en i que se emplea con nombres inanimados y supone una disminución del correspondiente masculino: butͅa (tree), butͅi (shrub, plant).
Indonesio: la mujer al marido lo llama kakak (hermano mayor. (Literal) = querido). El marido a la mujer adik (hermano menor (literal) = querida).
- Trans-sexualidad.
En los diálogos de los muertos (nekrikoi dialogoi) de Luciano, se encuentra el de Menipo y Tiresias en que el primero le pregunta al segundo, ya que fue sucesivamente hombre y mujer, cuál de los dos géneros de vida le era más agradable, el de varón o el de mujer. Y Tiresias responde “con mucho el de mujer” (parà polú, o͑ gunaikeîos).
“Porque está más desocupada. Son dueñas de los hombres y no les es además necesario a ellas luchar ni vigilar en las almenas ni argumentar en las asambleas ni ser interrogadas en los tribunales” (ảpragmonésteros gár, kaì despódzousi tω̂n andrω̂n ai͑ gunaîkes, kaì oὔte polemeîn ảnágkн ảutaîs oὔte par’ ἔpalskin ἑstánai oὔte ἐn ἐkklнsíaͅ diaféreszai oὔte en dikastнríois ἐksetákseszai). Y a la pregunta si cuando era mujer dio a luz o pasó ese período estéril o infecunda, responde Tiresias “no era estéril pero no parí” (oủ stεỉra men н̉mнn, ỏuk ἔtekon d’ὅmωs). Y a la pregunta si tenía matriz (mн̒tran eỉ̑xes) la respuesta: “la tenía, claro” (eỉ̑xon dнladн̒).
PARADISÍACA
(SEXTA PARTE)
- NOTICIAS DE LA ANTIGÜEDAD SEGÚN EL TEXTO PARADISÍACO GRIEGO
1.a. De los juicios de los hombres y de los dioses.
Císifo fue condenado por revelar al río Esopo que Zeus raptara a su hija Egina.
1.b. Los dioses juraban por la Estigia (río infernal). El dios perjuro era privado de néctar y ambrosía durante un año. La Estigia era hija de Océano y esposa del titán Palante, su agua causa la muerte al hombre y a todos los seres vivos.
1.c. Teágenes, hijo de Timóstenes de Tarsios. Fue triple vencedor olímpico (pugilato, pancracio y carrera larga). Al morir, un enemigo pasó la noche azotando su estatua de bronce. La estatua cayó sobre él y lo mató. Los hijos persiguieron judicialmente por asesinato a la estatua. Fue arrojada al mar, de acuerdo con las leyes de Dracón que establecían tal sentencia para los objetos inanimados que al caer matasen a un hombre. La tierra, entonces, devino estéril. La Pitia fue consultada y el oráculo estableció la causa en “el olvido de vuestro gran Teágenes”. La estatua fue repescada y se le ofrecieron sacrificios como a un Dios. Ella cura enfermedades, sus estatuas se encuentran en muchos sitios.
1.d. Cleómenes de Astipalea mató en la olimpíada 71 a Ico de Epidauro en el combate de boxeo. Fue privado de la victoria por los Helanódicas. Loco de pena, volvió a Astipalea y derribó una columna que sostenía el techo de una escuela el cual cayó sobre los niños. Perseguido por los ciudadanos se refugió en el templo de Atenea, en un arca que nadie lograba abrir. Rotos los tableros del arca, nada ni nadie había dentro. Consultada la Pitia, esta se pronunció así: “el último de los héroes es Cleomedes de Astipalea. Honradle con sacrificios pues ya no es un mortal”.
1.e. Familias y linajes paradisíacos.
Erecteo, rey de Atenas, tuvo como hija a Oritia que fue raptada por el viento Bóreas. De la pareja procede Quíone quien, casada con Poseidón, parió a Eumolpo, cantor, criado en Egipto y Etiopía, antepasado de los sacerdotes de Eleusis.
Asia es hija de Océano y Tetis y madre de Pro.meteo, Epi.meteo y Atlas (el nombre viene quizá del asirio aṣu (levante) o del hitita, topónimo assuwa).
De las bodas del río Escamandro con una ninfa del monte Ida nació Teucro, antepasado de los reyes de Troya. También de los pontevedreses, si Teucro fundó Pontevedra. El río Lérez sería pariente por afinidad del Escamandro.
Aetlio, hijo de Zeus y Proto.gena, hija de Deucalión, fue el padre de Endimión que tuvo de Selene cincuenta hijas.
De Aeiétès, hijo del Sol (Helios) y de la oceánide Idye nació Medea. Como la maga Circe es hija del Sol y también lo es Pasifa, esposa de Minos, hijo de Europa y madre del Minotauro, resulta que Circe y Pasifa son tías de Medea y esta tiene como primo al Minotauro.
Como es sabido, de los dos huevos que fecundó Zeus.Cisne en Leda, de uno nacieron Pólux y Helena y del otro Cástor y Clitemnestra. Alternativamente, un día sí y otro no, uno de los dos, Pólux y Cástor es inmortal en el Olimpo y el otro sombra en el Hades.
De la unión de Echidna (mujer serpiente) y Typhon (con cien cabezas de dragón) nacieron Quimera, Cerbero (el can de tres cabezas), Orzros (perro de dos), la hidra de Lerna (nueve cabezas) y el león de Nemea. Se ve la poderosa herencia paterna en el número de cabezas. De nuevo se unió Echidna con su hijo Orzros y tuvo a la esfinge. Su secreto era el incesto? Quizá por eso lo adivinó Edipo.
Del caos se originó la noche. Y de la noche, entre otros, la muerte, el sueño y los sueños.
1.f. Noticias varias. Uno de los arquitectos más importantes de la historia de la humanidad fue el griego Deinó.crates (qué nombre!). Dirigió por encargo de Alejandro, las obras de Alejandría. Y también, por orden del mismo, la pira funeraria de Hefestión.
Me gustaría saber el nombre del que dirigió la erección de los doce altares a los Dioses olímpicos que ordenó Alejandro en el río Hífasis, afluente del Indo y que marcaban el límite de la Eurasia griega frente al caos indio.
El macedonio Peucestas, de la guardia personal de Alejandro, nombrado Sátrapa de Persia, adoptó la vestimenta meda, aprendió la lengua persa y dispuso “sus enseres y costumbres a la usanza persa”. Por ello fue elogiado por Alejandro que también vistió a la persa. Mandó que treinta mil jóvenes persas fueran educados en la táctica militar Macedonia y aprendieran griego. Cuando murió en plena juventud parece que tenía planes de guerra en Occidente (cartagineses y romanos). Arriano menciona que le habían llegado noticias del renombre creciente de Roma. De haber muerto anciano y de haber sometido a Occidente, hoy a lo mejor hablaríamos griego, como habló Oriente hasta la llegada de turcos y árabes.
Hoy, en cambio, inclinado sobre los mapas de mis sueños, lamento amargamente la pérdida de Massalia, Magna Grecia, Siracusa, Campania, Mileto, Esmirna, Cirenaica, Alejandría, la Palestina y la Siria helénicas, los reinos griegos de Asia Central, las ciudades del Ponto Euxino. Qué desastre! Estrabón emplea un verbo como ek.barbarosthai para designar la pérdida del elemento griego en Magna Grecia.
La más notable escuela de la historia fue la escuela paradisíaca de Monte Pelión en Tesalia del centauro Quirón. Tuvo como discípulos a Cástor y Pólux, Peleo, Acteón, Néstor, Aquiles, Odiseo, Diomedes y Asclepio, entre otros.
Las yeguas en Élide conciben de los asnos fuera de la región, pero no dentro, por una maldición.
Presencia de los dioses (Homero): “y los dioses, parecidos a extraños forasteros, presentándose de todas formas, recorren las ciudades, observando el orgullo de los hombres y, también, su equidad”.
Cuatro raptos en la base de la enemistad de griegos y asiáticos. Griegos cretenses raptaron a Europa, hija del rey de Tiro. Y Jasón a Medea, hija del rey de la Cólquide. Por su parte, los fenicios raptaron a Io, hija de Inaclos. Y París de Troya, a Helena, esposa de Melenao.
Cuando Jerges llegó a la orilla des Escamandro subió a la Pérgamo de Príamo, escuchó la historia y ofreció un sacrificio de mil bueyes a Atenea Ilias.
El gesto lo repitió el conquistador otomano al llegar a Troya. Visitó la tumba de Aquiles y declaró que Príamo había sido vengado.
Entre el persa y el otomano, el primer sasánida reclamó a Bizancio el derecho de Irán sobre Asia hasta el mar, como habían tenido sus antecesores.
Hoy la balanza, parece que definitivamente, se ha inclinado del lado de los asiáticos.
Una imagen de la geografía antigua. Sátiros cabalgando odres de vino en el mar. El Dios anda cerca.
Cerdeña. En Pausanias nos encontramos con amplias noticias de las sucesivas llegadas de pueblos y gentes a la isla llamada también Icnusa (de ixnos, huella) o sandaliotis (forma de sandalia). En ella crece una hierba mortal, parecida al apio, y los que la toman mueren riéndose sin poder parar. De ahí, risa sardónica. Los primeros que llegaron fueron los hijos de Sardo. Después, los griegos de Aristeo, hijo de Apolo, casado con Autonóe, hija de Cadmo. En tercer lugar, los iberos de Nórax, de Tartesos y nieto de Gerión. Luego, los atenienses, con Yolao de Tespia, Beocio. En quinto lugar, los troyanos de Eneas. Por último, los libios. Qué contraste y qué decadencia si observamos la Cerdeña de hoy, lugar de vacaciones de los Berlusconi y demás megamillonarios internacionales.
1.g. Cicerón. Hay algún país más bárbaro que India, existe algún país más torpe? De ahí la constante presencia en ella de dioses y héroes griegos: Dioniso, Herakles, Alejandro.
Sobre Dionisio Dissótokos (nacido dos veces, de Perséfone y Sémele) tenemos la inmensa obra “Dionisíacas” de Nonno de Panópolis, en el alto Egipto. Nonno era un egipcio del S. V n.e., miembro de una clase alta helenizada que, en una época ya de decadencia de las creencias antiguas, ofreció férrea resistencia a la extensión del cristianismo. Él fue el último griego. Confieso mi pasión por Nonno, a quien veo como en una isla, rodeado por el avance del mar de las sombras, las del cristianismo y poco después, las del Islam. Y en esas sombras continúa Egipto. Volviendo a Dioniso, un Dios muy querido en la antigüedad tardía, Zeus, su padre, deseaba hacer crecer un nuevo Dioniso, de naturaleza taurina a imagen del antiguo Dioniso Zagreo, despezado por los titanes. Transformado en “dulce serpiente enrollada sobre sus hechizantes anillos” engendró en el lecho de Sémele al nuevo Dioniso. En el curso del encuentro Zeus se transformó en león, toro, pantera y serpiente para que el hijo adquiriera las cualidades de las fieras. Sabido es que el joven Dioniso se enamoró en sus juegos de un sátiro llamado Ampelo que fue muerto por un toro y se transformó en viña, proporcionando con el fruto de su sangre, el vino a la humanidad. Dioniso ya siempre se había de dedicar a enseñar a todas las razas “los sagrados misterios nocturnos y el fruto purpúreo de la vendimia”. Al frente de su ejército, con su guardia de sátiros y bacantes conquistó la India, fundó en ella ciudades y les dio leyes y les enseñó la vid y el vino. De retorno a casa en Grecia, donde tendrían lugar los terribles acontecimientos de Tebas, se detuvo en Fenicia en la ciudad de Béroe (Bérito, Beirut) de la cual era patrona la ninfa Béroe hija de Afrodita y de Adonis. Dioniso anuncia el brillante futuro de la ciudad en el terreno del derecho, confirmando viejas profecías: “cuando domine Augusto el cetro de la tierra dará Zeus Ausonio a la divina Roma de la ley el Imperio y a Béroe las riendas del derecho de gentes”. Y así fue, con la famosa escuela jurídica de Bérito donde venían a estudiar el derecho los jóvenes del Imperio Romano. Es notable que la ciencia jurídica quede enmarcada entre el vino de Dioniso y el Eros de Afrodita: la iluminación del jugo de la viña en la decisión jurídica y la empatía con los que la solicitan.
Por cierto que en Béroe sufrió Dioniso una derrota amarga. Enamorado de la ninfa patrona de la ciudad, ella prefirió a Poseidón. Pero hay amores peligrosos y el del sacudidor de la tierra lo es en grado sumo. Varios terremotos sacudieron a Bérito y en 551 fue destruida definitivamente. Así se extinguió la celebérrima escuela de derecho romano.
También Heracles guerreó y ejecutó hazañas en la India. Aún perdura una raza de vacas que nacen marcadas con la maza del inmortal.
Ya en época histórica, en las guerras de Alejandro Magno “el nuevo Dioniso” contra los indios estos iban al combate, haciendo sonar címbalos y tambores dionisíacos, testigos de la antigua presencia del Dios.
Vemos pues que esa torpeza india a que se refiere Cicerón ha sido sacudida tres veces por tres acciones civilizatorias griegas conducidas nada menos que por tres dioses, tres hijos de Zeus. Quizá se pueda explicar entonces que los indios hayan llegado a la cara oculta de la luna.
- VIDA, MUERTE Y RESURRECCIÓN DE K.K.
(P. Klossowsky y K. M. Basquiat en el recuerdo)
“Los sueños de los tres se están buscando en el infinito” (P. Salinas).
“Si pudiese reunir… todos los sueños suyos, este hombre resucitaría. Quizás este sea el gran secreto de la vida futura y eterna.” (El hombre de la capa negra, A. Cunqueiro).
- K.K. a la entrada del laberinto: ceremonia del mutuo reconocimiento.
- K.K., prisionero, en el país de las megaamazonas. Sonrisa enigmática de su reina al imaginar las posibilidades del nuevo juguete.
- K.K. en Egipto. Para curar una dolencia ocular de la reina HatShepsut, el dios de Memfis ha prescrito la necesidad de la Urozerapía, ejecutada sobre el primer extranjero venido de más allá de las columnas de Hércules. En el curso del sagrado ritual una sacerdotisa lee el texto “La petrificación de Niobe” contenido en el papiro P. Klossovski, “vous, fille d’Amon, manifestez le besoin de pisser, on vous en empêche, avant que vous ne soyez assise sur sa bouche et tu, KK, l’étranger venant d’un pays lointain, où se couche le soleil, le pays des morts, es au comble du bonheur car un objet l’est intégralement dans l’accomplissement de toutes ses fonctions. Vous êtes seuls tous les deux, dans le coin le plus reculé de ce temple. Vous, majesté, ne dites mot, en parfait silence. Et tu, KK, étranger de l’occident, devenu une chose, pour la malatie de notre souveraine, un recipient de pierre, impuissant mais conscient sous le corp divin, parfaitement heureux”.
Hatshepsut da libre curso a las aguas divinas sobre KK.
- La sacerdotisa en pleno ritual.
K.K. en Grecia. Disfrazado de ciervo observa el baño de la señora de los animales. Sorprendido, la diosa lo rechaza y le arranca el falo que guarda para sus juegos solitarios en los montes.
- K.K. en su lecho de muerte. Un súcubo lo tranquiliza y serena con sus caricias.
- K.K. avanza por la orilla de la laguna Estigia, en unión de otras sombras. A la izquierda, la barca de Caronte.
- Llegada de K.K. al Hades, a la ciudad de los muertos.
Alojamiento provisional de K.K. en el Hades.
- Perséfone, la reina infernal, ya anciana, pero todavía hermosa y seductora, aguarda a K.K. para recibirlo en audiencia y augurarle el éxito ante el tribunal infernal.
- K.K. ha pasado por el juicio de las sombras. Por haber vivido la imagen como destino, siempre en busca de la imagen prodigiosa, el tribunal lo ha considerado merecedor de una posibilidad de resurrección si logra reunir todos sus sueños.
El tribunal presidido por el rubio Radamantis. Éaco, el ponente del tribunal, escucha el alegato de K.K.
- Después de una eternidad de millones de años luz los sueños de K.K. han logrado agruparse en el infinito.
En el círculo púrpura se ve la conjunción onírica de K.K.
- En el cuadrado blanco de resplandeciente luz se observa el conjunto de los sueños de K.K., adentrándose en una puerta celeste atraídos por su tremenda gravedad. K.K. va a resucitar en un paraíso por él habitado en unión de las criaturas de sus sueños.
- HIPERBÓREOS
En primer lugar expondremos algunas de las principales fuentes griegas.
Diodoro de Sicilia (Biblioteca Histórica, libro II). Después de tratar de Escitia y las amazonas pasa a los hiperbóreos y, con referencia a Hecateo (de Mileto?) y algunos otros que escribieron de antiguas mitologías, dice que afirman que en los lugares frente a la Céltica, por el océano, hay una isla no menor que Sicilia (Inglaterra?). Se encuentra hacia el norte y está habitada por los hiperbóreos, así llamados por estar situados más allá del viento boreal (bóreas). Fértil, muy productiva, famosa por su buen clima, al abrigo de los vientos, que favorece dobles cosechas cada año, cuenta el mito que en ella nació Leto, madre de Apolo y Artemis. Los hiperbóreos honran a Apolo mucho más que a los otros dioses, lo ensalzan continuamente con el canto, son como sus sacerdotes. El santuario de Apolo es magnífico y un templo notable, esférico de forma (Stonehenge?) lleno de ofrendas. También hay una ciudad sagrada dedicada al Dios y donde la mayoría de los habitantes son citaristas y tocan continuamente la cítara en el templo que acompañan con himnos al Dios y alabanzas a sus hechos.
Muy familiarmente dispuestos para con los griegos y de modo principal, para con los atenienses y delios, benevolencia heredada de tiempos antiguos. Cuenta el mito que algunos griegos se desplazaron a Hiperbórea y dejaron ofrendas suntuosas, escritas en letras griegas. Y por parte hiperbórea, Ábaris en tiempos antiguos llegó a Grecia y renovó el parentesco con los delios. Se afirma que desde la isla Hiperbórea, la luna parece poco distante de la tierra y con algunas protuberancias visibles en ella. El Dios (Apolo) cada diecinueve años se presenta en Hiperbórea en los cuales se lleva a término las reposiciones de los astros. Por eso los griegos denominan a ese período año de Metón. Durante su estancia el Dios toca la cítara y baila continuamente por las noches, desde el equinoccio primaveral hasta la salida de las Pléyades (20-21 de marzo hasta 5-10 de mayo), alegrándose por sus propios éxitos. Reinan en esta ciudad y gobiernan el santuario los llamados Boréadas, descendientes de Bóreas y heredan siempre el gobierno por linaje.
Herodoto (libro IV). Sobre los hiperbóreos, ni los escitas ni ningún otro pueblo de los que habitan por esa zona de las tierras más remotas dan noticia alguna, con la única excepción tal vez de los isedones, pero tampoco estos dan noticias pues si lo hicieran, también hablarían sobre el particular los escitas, como lo hacen sobre los hombres que solo poseen un ojo (Arimaspos). En realidad ha sido Hesíodo quien hizo hincapié en los hiperbóreos y también Homero, en los epígonos, si fue su autor. Quienes dan mucha más información son los Delios. Según ellos, ciertas ofrendas sagradas, embaladas en paja de trigo, llegan procedentes de Hiperbórea a los escitas. De estos las van recibiendo sucesivamente todos los pueblos vecinos que las transportan a Occidente, hasta las remotas costas del Adriático. Desde allí, al sur, siendo los de Dodona los primeros griegos que las reciben. Desde Dodona al golfo Melieo y a Eubea. De ciudad en ciudad a Caristo, luego pasando de largo por Andros, los caristios las llevan a Tenos y los tenios a Delos.
La primera vez, los hiperbóreos, para llevar sus ofrendas, enviaron a dos muchachas, Hipéroca y Laódice. Y para velar por su seguridad una escolta de cinco de sus ciudadanos (llamados hoy Per.féreos y que en Delos reciben grandes honores). Pero no habiendo regresado los delegados, los hiperbóreos, por considerar una infamia el no recuperar a los enviados, acabaron por llevar las ofrendas embaladas del modo dicho a sus fronteras, pidiendo encarecidamente a sus vecinos que las entregasen a los suyos y así, hasta llegar a Delos. En honor de esas doncellas hiperbóreas que murieron en Delos, los muchachos y muchachas de esta ciudad se cortan el cabello. Ellas, antes de su boda, se cortan un rizo, lo enroscan alrededor de un huso y lo depositan sobre la tumba, sita a la entrada del Artemisio, a mano izquierda según se entra, y sobre la que creció un olivo. Los mozos enroscan algunos mechones alrededor de un manojo de hierba fresca, que depositan también sobre la tumba. Cuentan también que, a través de esos mismos pueblos, llegaron a Delos otras doncellas hiperbóreas, Arge y Opis, incluso antes que Hipéroca y Laódice, para satisfacer a Ilitía el tributo que los hiperbóreos se habían impuesto por la rapidez del parto de Leto. Ambas acompañaron a las dos diosas a Delos. Los delios les rinden otros honores. Las mujeres organizan en su honor colectas mientras invocan sus nombres (los de las diosas) en el himno compuesto por el licio (o hiperbóreo?) Olén. Y los isleños y los jonios han aprendido de los delios a celebrar con himnos a Opis y Arge, invocando sus nombres y realizando colectas. Por cierto que Olén compuso los demás himnos antiguos que se cantan en Delos.
Cuando sobre el altar se queman los muslos de las víctimas, las cenizas se derraman sobre el sepulcro de Opis y Arge, sepulcro orientado hacia el este, detrás del Artemisio, muy cerca del salón de banquetes de los de Ceos. Finaliza diciendo que basta con lo dicho sobre los hiperbóreos ya que no va a contar la historia de Abaris, hiperbóreo que paseó su flecha por toda la tierra sin tomar alimento alguno. Además si hay unos hombres llamados hiperbóreos, tiene que haber otros que se llamen hipernótos.
En el libro III escribe que según parece las zonas más remotas del mundo que circundan el resto de la tierra y delimitan su extensión poseen los productos que a nosotros se nos antojan más preciosos y raros. Herodoto considera indudable que en el norte de Europa (para Herodoto el norte de Europa ocupa también el norte de Asia) hay una mayor abundancia de oro. Sobre la obtención del oro cita a los Arimaspos que se lo roban a los Grifos, pero él no cree en los hombres de un solo ojo.
Estrabón (1-3-22) cuando Herodoto afirma que no hay hiperbóreos ya que tampoco hay hipernotios, tiene enfrente a Eratóstenes para el que el argumento es risible. Lo verdadero es que se llaman hiperbóreos a los que más hacia el norte viven. El límite de los pueblos del norte es el polo y el de los del sur, el ecuador. E idénticos son los límites de los vientos.
Cuando escribe de los países entre el Rin y el Tanais (Don) y más allá, dice que debido al desconocimiento de estos lugares han sido tenidos en consideración aquellos autores que cuentan relatos fabulosos sobre los montes Ripeos (los Urales?) o los hiperbóreos. Y en el libro XI añade que los escritores más antiguos hacían distinciones y llamaban a los pueblos que habitaban más allá del Euxino (mar Negro) hiperbóreos, sin ser capaces de decir nada con exactitud sobre ellos.
Estrabón cita a Homero según el cual hay dos puertas, una hacia el Bóreas y otra hacia el Noto, a mano derecha hacia la aurora y el sol, a mano izquierda hacia la oscuridad, sin que sepamos por dónde está la oscuridad ni por dónde la aurora ni por dónde el sol. Y el propio Estrabón confirma el parecer de Homero acerca del orbe habitado bañado por todos lados por el océano y su buen conocimiento de las colectividades humanas de las regiones más septentrionales a las cuales identifica, no por su nombre pues ni siquiera ahora hay para todas ellas un nombre común válido, sino por su régimen de vida, describiéndolas como nómadas y como orgullosas criadoras de caballos, con la leche como principal alimento y carentes de medios de sustento. Realiza Estrabón una cita de la Ilíada, de una declaración de Hera “echaré un vistazo a los confines de la tierra, abundantes en pastos y a Océano, padre de los dioses”.
Con relación a los montes Ripeos que mencionan Homero y autores posteriores sitos en regiones desconocidas del norte de Europa y desde donde sopla el Bóreas, Herodoto no habla de ellos. Según la tradición hasta esas “fuentes de la noche” solo han llegado héroes como Perseo o Heracles.
Pausanias. Cuenta Pausanias que con ocasión de la invasión de los celtas gálatas que querían saquear Delfos y los tesoros del Dios, al empezar la batalla, comenzaron a caer rayos y rocas que se desprendían del Parnaso sobre los bárbaros. Los hiperbóreos Hipéroco y Amádoco estaban entre los guerreros terribles que aparecieron para luchar con los delfios contra los celtas gálatas. En el libro I se dice que en Prasias, demo de Ática, hay un templo de Paolo adonde llegaban las ofrendas de los hiperbóreos después de seguir la ruta Arimaspos -> Isedonios ->Escitas -> Griegos de Sínope -> Prasias -> Delos. Allí está la tumba de Erisictión que cuando regresaba de Delos, después de la embajada sagrada, murió durante la navegación. En el mismo libro I, precisa que cerca del santuario de Sérapis, en la parte baja de Atenas está el templo de Ilitía, la diosa que preside los partos, quien vino del país hiperbóreo a ayudar a Leto en el suyo.
En su libro III, escribe Pausanias que hay en Esparta un templo de Kore Soteira enfrente del de Afrodita Olímpica, construido por el Tracio Orfeo o por Abaris el hiperbóreo. Y en el libro V, se dice que Heracles trajo el olivo silvestre de los hiperbóreos adonde llegó persiguiendo la cierva de los cuernos dorados, por mandato de Euristeo. Y que Olén el licio en su himno a Deméter manifestó que Aqueia había llegado a Delos desde los hiperbóreos. Y después Melanopo de Cime compuso un canto a Opis y Hecaerge que llegaron antes que Aqueia y que fueron las primeras en sacrificar a Apolo y a Artemis. También habla Pausanias de Aristeas de Proconeso pues también este ha mencionado a los hiperbóreos, enterado sobre ellos por los Isedones a quienes visitó, según escribe en sus versos. Este Aristeo viajó poseído por Apolo. Tenía un alma en forma de cuervo, ave consagrada al Dios.
En el libro X escribe Pausanias que el oráculo del Dios en Delfos fue establecido por los que habían venido de los hiperbóreos, Olén y otros. Una antigua sacerdotisa délfica Beo habla de que en verdad en Delfos un oráculo memorable fundaron los hijos de los hiperbóreos, Pagaso y el divino Agieo y, enumerando a otros hiperbóreos, nombró a Olén al terminar el himno. “Olén que fue el primer profeta de Febo y el primero que construyó el canto de los versos antiguos”.
Noticias varias. Según Diodoro hay una estela de Osiris en su tumba en Nisia de Arabia. “Soy el rey Osiris que fue en expedición por todos los territorios… hasta los orientados hacia el norte”.
Píndaro. Los hiperbóreos inmolaban asnos a Apolo. Eran un pueblo santo, dedicado a Apolo. Practicaban la justicia, no comían carne ni conocían la enfermedad ni la vejez. Ocupados todo el tiempo en la música y la danza. Espléndido, el templo circular de Apolo. Sita su región detrás de la cadena de los montes Ripeos, en el extremo noreste de Europa “nadie podrá por mar o tierra encontrar la vía maravillosa que lleva a sus fiestas”.
Apolonio de Rodas. Como es sabido, a la llegada del invierno, Apolo dejaba Delfos, camino de Hiperbórea. En el canto II de las Argonáuticas se describe cómo los héroes a bordo de la nave Argos, navegando por el Ponto Euxino, vieron a Apolo en vuelo hacia el “pueblo inmenso” de los hiperbóreos, el arco de plata en la mano izquierda, con su carcaj y oscilando con el viento los racimos de oro de los rizos del cabello.
Grifos. Con los grifos, guardianes del oro, lindan los hiperbóreos que llegan al mar.
Orión. Ártemis mató al gigante Orión, nacido de una piel donde orinaran Zeus, Hermes y Poseidón, cuando intentaba violar a una virgen hiperbórea.
Oritiya y Bóreas. Oritiya, hija del rey de Atenas, Erecteo, cuando se encontraba en la montaña, recogiendo flores y plantas silvestres con su amiga Pнarmakεia, fue raptada por Bóreas el viento del norte. Gracias al parentesco por esa alianza matrimonial, intervino Bóreas decisivamente en la catástrofe de la flota de Jerjes frente al monte Ato. Atenas levantó un templo en el lugar del rapto de Oritiya.
Yámbulo. Diodoro de Sicilia, en el libro II de su biblioteca histórica escribe un viaje contrario al viaje a Hiperbórea, el de Yámbulo, a las islas del sol en el océano. Navegando hacia el sur en el Índico llegará a una isla feliz. Simetría con Hiperbórea con los virtuosos etíopes del extremo sur.
Ábaris hiperbóreo. Viajaba en la flecha de oro de Apolo con la que el Dios matara a los cíclopes y que había depositado en el templo que tenía en el país de los hiperbóreos. También a esa tierra llevó Apolo a Kíbele, hija de un rey de Frigia y Lidia y de la que se había enamorado. El propio Apolo por matar a la serpiente pitón había sido desterrado a Hiperbórea. La cueva de la serpiente se hallaba en el Parnaso, en la cueva Coricia, sitio original del oráculo y luego fue trasladada más abajo, al santuario clásico.
Según la tradición Ábaris se encontró con Pitágoras en Crotona. Pitagóricos e hiperbóreos eran vegetarianos.
Ilitía. Diosa de la maternidad. Por los celos de Hera que obstaculizaba el parto de Leto, embarazada por Zeus de Apolo y Artemis, este no se producía. Con sus ofrendas, las hiperbóreas Arge y Opis convencieron a Ilitía de prestar su ayuda para el alumbramiento de la divina descendencia.
Diálogos marinos de Iris y Poseidón de Luciano de Samosata (“Enlioi dialogi”).
Hera comprometió a la tierra con gran juramento a no dar acogida a Leto en sus dolores de parto pero la isla no forma parte de la tierra, pues no era visible. Zeus, a través de Iris pide ayuda a Poseidón. “La isla errante, arrancada de Sicilia se encuentra ya nadando bajo el mar… Detenla y hazla aparecer y vuélvela visible en medio del Egeo, fijándola sólidamente para que aguante firme con absoluta estabilidad”. Poseidón cumple con lo pedido por su hermano y exclama: ω̂ eủdaimonestátн ω̂ nн̂se (oh isla la más dichosa) ἔsteken н᷾ dн̂los, н᷾keto н᷾ lнtω kaì tiktetω (fijada está Delos, que Leto venga y de a luz)”.
Y Leto vino a Delos, escoltada por lobos en la compañía de Ilitía, Opis y Argé.
Expuestos los principales datos transmitidos por las fuentes griegas sobre los hiperbóreos es preciso pensar esa tradición, cernerla, para ver si hallamos en ella ecos de acontecimientos históricos o por lo menos motivaciones o fundamentos de lo transmitido. Y empezaremos por el examen de los principales nombres propios consignados, a la luz de la lingüística.
Apolo (ʾapóllωn-ωnos). P. Chantraine, Delg (pág. 98). No atestiguado en Micénico. Etimlg. (desconocida). Entre otras hipótesis, se ha partido de *ἅpelos (ỏligн pelíн, sin fuerza, débil). “Como Apolo es un Dios asiático, se ha buscado legítimamente un origen del nombre en Asia Menor. Mais le terrain se dérobe”. A.J. Van Windekens, Declg, págs. 14-15. Piensa que el nombre propio ʾapóllωn no constituye un préstamo sino que remonta a un apelativo puramente griego. No procede exponer aquí su complejo estudio, únicamente la conclusión, que es necesario partir de *ʾapeli֑ωn que reposa sobre ̉a.peni͕ωn (no pobre, es decir, rico. Cfr ploûtos -> ploútωn). Rico en tanto que dispensador de bienes de la naturaleza con la que, como Dios de la vegetación y de la vida de los pastores, mantiene íntimas relaciones. A estos efectos recuerdo las dobles cosechas anuales en el país hiperbóreo.
Me parece que no se puede sostener dogmáticamente la naturaleza asiática (microasiática) de Apolo, cuando tan fuertes son sus vínculos con la geografía hiperbórea según la tradición que la señala como la patria de Apolo. Y sin perjuicio de que una tradición hiperbórea de Apolo se refractara entre los pueblos indoeuropeos que llegaron al Mediterráneo (v.g., el Apolo hitita, el anatólico…). La argumentación de V. Windekens es plausible pero es una hipótesis, a mi ver un poco artificial. Además este autor trata siempre de explicar las etimologías griegas más disputadas por el propio griego. También como hipótesis, si se piensa en una procedencia hiperbórea de Apolo, devenido en Dios griego, tendríamos como un pueblo hiperbóreo a los urálicos. En finés apu es ayuda, apu.lainen, el que ayuda (estonio, abi, abilainen). Húngaro, apolo.nő (mujer que ayuda, enfermera). Hipótesis tan verosímil o inverosímil como la de V. Windekens.
Artemis. P.Ch. Delg, págs. 116-117. Ἄrtemis, idos. Cualquiera que sea el origen el nombre parece bien atestiguado en las inscripciones lidias (artimus). En Micénico, hay una forma atemito (ἅrtemitus). Las etimologías por el griego reposan todas más o menos sobre juegos de palabras, a veces “explicar obscura por obscuriora”. V. Windekens Declg, pág. 19: aproximación con ảrtemн̒s (sano y salvo, intacto). “Calme, ferme” de ả (privativa) y trémω (temblar) con metátesis. “El nombre de la diosa ofrece un carácter auténticamente griego”.
Lнto (lнtω̒). P. Ch., pág. 638, Delg. Etimología oscura. Puede venir de Asia menor, al ser una diosa madre. Se ha traído a colación el nombre licio de la mujer o de la dama, Lada al que se aproxima también Leda. El nombre no aparece en V. Windekens.
Boréās, ou. P. Ch. Delg, pág. 185: “borée, viento del norte, norte”. Boréuω (souffler du nord). Et. desconocida. Se ha interpretado como “viento de la montaña” aproximando términos de diverso vocalismo. Simple hipótesis. No figura en V. Windekens. Griego ὄros (montaña, altura). Finés vuori (montaña), kirgiz boor (pendiente de montaña).
Olen (el cantor de Apolo, microasiático o hiperbóreo). No figura ni en P.Ch. ni en V. Windekens. En dos lenguas turcas del grupo kiptchak, del turco oriental, encontramos: kirgiz: ölön (chanson nuptiale), ölön.čö (cantor, čö=sufijo agente). Kazako: ölen (canto, poema), ölen̩.ši (cantor), ölen̩ ai֑ty (cantar). Parece indudable la relación. Más que anatolio el nombre es hiperbóreo, en el sentido de lo que está más allá de Euxino. En el próximo cuaderno Zoñán estudiaremos detenidamente los nombres de Apolo y de Olen. También la posible relación con el léxico vasco: oler.ki, oler.ti, olen.tzaro.
Nombres de las doncellas hiperbóreas (Arge, Opis, Hipéroca, Laodice). Admiten una interpretación griega, algunos como Opis tienen relación con raíces urálicas (cfr. finés).
Situación geográfica de Hiperbórea.
La relación de Diodoro de Hiperbórea con Inglaterra (?) es minoritaria. Otros autores mencionaron el Danubio, Escandinavia… Al otro lado de las altas montañas donde sopla el viento Bóreas, en el extremo noreste de Europa. Para muchos escritores, si no se precisa, Hiperbórea es lo que hay más allá del Ponto Euxino. Para el clero delio, que informó a Herodoto, el pueblo hiperbóreo, separado de Grecia por una larga lista de pueblos intermedios, linda con el mar que no puede ser otro que el océano glacial ártico.
Tumbas de las doncellas hiperbóreas. Ha sido encontrada la tumba de Hipéroca y Laódice en el recinto del Artemisio, del Micénico 1 y 2. También se encontraron husos. El Artemisio, sito al oeste del templo de Apolo del s. VII, se piensa que está erigido sobre un edificio micénico.
La posición del sepulcro de Opis y Arge (Pausanias) es Prejonia.
Descenso a Grecia de los enviados (y ofrendas) hiperbóreos.
Las posiciones de los diversos autores varían: ecos de la ruta (ritual) del ámbar, ofrendas de un grupo de jonios que quedó aislado en Escitia, cuando la venida de los griegos a Grecia, el transporte del hongo enteógeno Amanita muscaria (que, abundante en la patria indoeuropea, no era asequible después de las migraciones) transporte posible por las relaciones originales anteriores (ver C.A.P. Puck en La búsqueda de Perséfone, que escribe sobre un chamanismo preolímpico, propio de los clanes y jefes que dieron lugar a los reinos micénicos, sustrato chamánico extendido por Escitia, Siberia y Asia central). El hongo sería sustituido en tiempos históricos en los misterios de Eleusis por el cornezuelo del centeno.
Lo que es evidente es que lo mítico envuelve y se introduce por todos los intersticios de lo histórico, que una geografía terrena se mezcla con una geografía de otro mundo y que los viajes (v.g., Abaris) son reales y chamánicos. Por ello, los que procuramos la patria original de Apolo andamos en la niebla, iluminada por los destellos, aquí y allá, de los sucesivos descubrimientos que van dibujando una ruta.