MAYO, 5

En la vida cotidiana, una fuente constante de sufrimiento es tropezar con la ignorancia ajena. No me refiero a la ignorancia de un saber concreto sino a la carencia de algo fundamental, por ejemplo, del panorama que se alcanza cuando con esfuerzo y pasión se llega a una altura y al que se renuncia por pereza o insensibilidad. La palabra latina “mediocre” lo expresa muy bien: El que se halla a la mitad de la pendiente de un monte y no tiene fuerzas para seguir hasta la cumbre.-

            En la geografía funeraria egipcia del imperio medio hay puertas guardadas por demonios cuyo nombre significa “el que rechaza a los ignorantes” es decir, las puertas del más allá están cerradas a los ignorantes.-

            El paraíso cristiano, con su criterio democrático de admitir a todos los arrepentidos, resucitados “con los mejores cuerpos y almas” que tuvieron, resulta insoportable, imaginemos millones de tontos, en el momento más hermoso de su ignorancia, tropezando eternamente contigo.-

            Pero la materia es más sabia que nuestras mitologías, ni un paraíso de sabios ni otro de eternas muchedumbres, ni la injusticia del primero ni el infierno del último. Disolución.-

            Y experimentemos y conozcamos nuestra muerte, sabiendo que en ese proceso contribuimos a enriquecer la materia. Si lo consideramos adecuadamente, la aceptación del morir, es una posibilidad de indecible belleza que nos arroja al éxtasis, “el éxtasis de participar en lo homogéneo”, palabra de Lezama.-

MAYO, 4

Continuo, amigo, pensando la muerte, es decir, mi muerte. Tu muerte, y la de los otros, conocidos y desconocidos, y sobre todo, la de los seres amados, exige pensares diferentes.-

            Y al pensar mi muerte, tropiezo con Novalis. Me dice “Der tod ist eine selbstbesiegung, (la muerte es un triunfo, un triunfo sobre sí mismo). Lo comparto si lo dicho significa la aceptación de la muerte. Si, esta aceptación es el máximo triunfo de la persona. Y añade que la vida es el comienzo de la muerte. Lo confirma Lezama Lima “empezamos a morir antes de morir”. No solo en el obvio sentido físico o biológico, sino porque la muerte es “forma vitae” está en el meollo de cualquier momento de nuestra existencia, nos configura esa posibilidad estructural de ausencia en un instante, de ahí la necesidad de ese aprendizaje de la cátedra de morir (o vivir). Y parte fundamental de ese aprendizaje es la eliminación de cualquier ilusión metafísica o religiosa, también de la más pálida y sombría, un hades o el “totensreich” de H. von Hofmannsthal, su reino de los muertos. Pero ello no excluye, antes exige que sobre la base puramente física de nuestra muerte, alcemos una construcción poética en cuyo seno florezca la aceptación. Como seres culturales, nuestra muerte es una construcción cultural, o, dicho de otra forma, con nuestra vida, como muerte en vida, componemos una sinfonía cuyos timbales abren la puerta al silencio.-

            Novalis, muerto a los veintinueve años, se preguntó: “ist denn das weltall nicht in uns? In uns…die ewigkeit, die vergangenheit und zukunft?. (No está el universo en nosotros,…la eternidad, el pasado, el futuro?). “¿No es el hombre completo un pequeño pueblo?”. “(Ein kleines volk?). Tenemos el cosmos inconmensurable y también lo infinitamente pequeño. Pero si nos sumergimos en nuestro interior nos hallaremos en una insondable dimensión en la que flotan extrañas y mudables geometrías pobladas de voces tan numerosas que ni siquiera el propio yo conoce o puede dar cuenta de sus gentes y paisajes. Sí, somos un universo y un pueblo innumerable que solo se hace parcialmente visible al exterior, en una mínima parte, a través de la acción y del lenguaje.-

            Millones, miles de millones de universos constituimos la especie humana a través de los cuales ésta va expresando todas sus posibilidades, en un proceso inacabable, y a su vez la especie es uno de los instrumentos de conocimiento, de autoconocimiento de la materia que experimenta de esta forma todas las posibilidades. La consecuencia, que toda la historia humana, en su conjunto e individualmente, está justificada, desde el más espantoso mal a la acción más generosa y heroica. Todo lo experimenta y conoce la totalidad de que formamos parte (llámalo ser, si quieres) que experimenta y conoce por sus órganos humanos y no solo a través de ellos, ni siquiera de la manera más elevada.-

            Nosotros somos un momento de la especie que desaparecerá o evolucionará a otras, pero que sobrevive y se desarrolla a través de nuestras muertes y nacimientos individuales. Naveguemos como Ulises la cultura de la especie y nuestro interior, y contemos luego lo que hemos visto.-

MAYO, 3

Sólo en regiones liminares, en zonas fronterizas de estatuto incierto es posible el contacto entre dioses y humanos. Sólo así se evita el aniquilamiento que origina la contemplación directa del dios, pensemos en Semele.-

            Urge, entonces, un inventario de estos lugares de posible encuentro que imagino dominados por las sombras y el silencio y en los que nuestros sueños manifiestan su más espléndida figura.-

MAYO, 3

Una gran película, la de François Ozon “Gracias dios” sobre el tema de la pederastia en la Iglesia. Serena, equilibrada, dibuja claramente la complejidad de sentimientos y situaciones, del sacerdote culpable y de las víctimas y de sus familiares no hay atmósfera de caza de brujas, ni simpleza en las descripciones como en algún filme americano sobre el tema. Las tácticas dilatorias de la jerarquía eclesiástica, que también tiene sus razones, están expuestas de modo magistral. Todo ello sobre el fondo hondamente reaccionario y religioso de una importante ciudad de provincias.-

MAYO, 3

Leyendo estos días diversos estudios sobre las representaciones teatrales atenienses en los festivales dionisíacos y sobre el circo romano y el significado institucional y cósmico del mismo, surgen inevitables comparaciones, quizás injustas por la diferencia de contextos y por ello simplistas, pero inevitables.-

            Por un lado las “venationes” o actividades cinegéticas circenses, ofrecidas a la furia del pueblo romano. Se preguntan los eruditos que sucedía con las carcasas o restos de los animales muertos en la arena. Parece según algún texto que alguna vez se ofrecían a los espectadores que en tumulto descendían a la arena y allí “rapuit quisque quod potuit” (cada uno arrebataba lo que podía). Un pueblo brutal y enloquecido.-

            Por otra parte, los “polites”, los ciudadanos de Atenas, escuchando, atentos y críticos en las gradas la musicalidad del verso griego bajo la mirada brillante del dios, de Dionisio cuya estatua se alzaba próxima a la escena y abría un espacio sagrado para la representación.

            Ojos y oídos de los ciudadanos, voces de la tragedia, la protección del dios, luna llena sobre la ciudad. Nunca conoció Roma noches como las noches de Atenas.-

MAYO, 2

Mientras bebo un café enriquecido con un poco de brandi, un café “corretto” según la justa expresión italiana, veo la hermosa caja de música que vino a mí desde el siglo XIX a través de las generaciones familiares. Vuelan lentamente las notas de rigodones, polcas y habaneras aunque es claramente audible un leve chirrido metálico de fatiga. Los años también pasan para los cuerpos mecánicos, de repente recuerdo un fragmento de Novalis: “Jeder geliebte gegenstand ist der mittelpunkt einer paradise” (en todo objeto amado se encuentra el centro de un paraíso). Este paraíso lo recuerdo claro cuando lo habitaba niño, bajo los ojos brillantes de mi madre. Pero ya entonces la música de esta caja me llenaba de melancolía, me impulsaba a un gran río que arrastraba épocas y horizontes diferentes, rostros, sonrisas y lamentos que conformaron escenas vivas, hacia el olvido, incluso mi propio mundo era golpeado por el agua caudalosa. Tenía yo tres tías que en la guerra francoprusiana eran jóvenes de unos veinte años. Lúcidas y con toda su memoria, sus relatos me hicieron vivir unos tiempos muy anteriores. Fácilmente imaginaba la vida cotidiana de épocas pasadas con sus horizontes irrepetibles, las veía como escenas teatrales sustituidas “fatal y babilónicamente” por otras, siempre así, precipitándose, silenciosas o alborotadas por la cascada de la nada. Creo que la melancolía, serena melancolía es el estado de ánimo propio del humano que presta atención, y, también, que es deber sagrado de la especie recordar, alzar una arquitectura, puede ser de fragmentos, pero vivos, por los que circule la sangre, una geografía coloreada en la que florezcan los hermosos rostros que fueron, y ese deber incumbe a todos, y no solo y en primer lugar, a sabios, artistas, escritores y poetas.-

            Recordar, por supuesto, no tiene nada que ver con la actual obsesión de archivar y de fotografiar, vocación y trabajo de sepultureros.-

Abril, 30

Leí una de las obras póstumas de Roberto Bolaño “sepulcro de vaqueros” muerto con solo 50 años, es difícil imaginar cómo pudo escribir tanto y tan bien. Sin duda está entre los más grandes escritores en español. Me es difícil explicar, a mí que no soy crítico literario y que tampoco tengo mayor interés en ello, el atractivo poderoso de cualquiera de sus páginas. Tiene razón Leticia C. cuando señala que el algoritmo literario de Bolaño es mucho más difícil de descifrar que el de otros grandes escritores como Vargas Llosa.-

            En este sepulcro de vaqueros hay capítulos como “gusano” con la geografía desolada de Bolaño y en la que florece una extraña flor de amistad, inolvidables.-

            O el de los “surrealistas clandestinos”, en el que un teléfono nocturno lanza una red que captura al protagonista en una ciudad portuaria caribeña y lo traslada a un misterioso destino en París.-

            Siempre espero que de los estratos espesos de los archivos bolañanos sigan surgiendo obras como la presente, aunque soy melancólicamente consciente de que en algún momento se alcanzará el suelo virgen.-

Abril, 29

Últimamente vi dos películas muy diferentes. Una, “Mula” (en la versión española) del Clint Eastwood, director y actor, que me pareció muy verdadera sobre determinados aspectos de la vida norteamericana: Las interminables carreteras, los omnipresentes moteles y hamburguesas, las áridas extensiones infinitas, la policía con sus actuaciones espectaculares y furiosas, la soberanía de las drogas, flores de humanos sentimientos en los ambientes más yermos. Un anciano Clint Eastwood realiza un hermoso canto de cisne que corona su importante obra. Si la película resulta a veces algo blanda no es un reproche, lo exige el papel de anciano protagonista que desarrolla su actividad de “mulero” con la blandura y amabilidad de sus muchos años. Un anciano muy atractivo, generoso y solidario, al tiempo que deliciosamente racista, nómada y fiel amante de las flores que son el sentido de su vida y con las que comienza y finaliza la cinta.-

            La otra película es “el poder y la gloria” (título hueco y rimbombante) de Pedro Almodovar. Adelanto que, en general, no gusto nada del cine de este director. Solamente recuerdo con simpatía la que creo fue su primera obra, menor pero fresca, “Pepi, Luci y otras chicas del montón”.-

            Frente a la sátira de un Berlanga, Almodovar se siente muy cómodo en una España de tópicos y pandereta sin que se observe una distancia crítica. Por otra parte, la debilidad del pensamiento o discurso intelectual del director manchego es manifiesta y como consecuencia cae con frecuencia en una cursilería atroz. Creo que la gran aceptación de que goza en el extranjero se debe a que ven allí confirmados sus prejuicios y clichés sobre una España ya desaparecida. Añadiría un mundo almodavoriano en el que la homosexualidad es la norma, y en el que el amor, hetero está ausente o tratado desde un punto de vista muy especial, todo lo cual confieso me aburre profundamente (y sin perjuicio de la calidad de la interpretación actora).-

ABRIL, 28

Al abrir este diario escribía que todo podrá ser objeto del mismo. Amo la palabra latina “satura” que designa una macedonia de frutas, una ensalada de verduras, una mezcla de géneros literarios, incluso una ley para vehicular disposiciones diferentes. Los romanos decían “Legem per saturam ferre”, algo parecido a lo que se hacía en España con la ley de presupuestos. Pues bien este diario será una satura literaria que creo es lo más adecuado para expresar la satura en que consiste toda existencia.-

ABRIL, 26

A cualquier eventual lector de este diario, caminante también de su camino, le envío tres oraciones latinas, muy expresivas, en su brevedad, de la actitud necesaria en nuestro andar: Carpe Diem! Ne Caveas! Parce Metus! o sea, aprovecha el tiempo, no te preocupes, no temas. Por supuesto que el Carpe Diem, varía con cada persona, conforme a su capacidad y complejidad. Todos tenemos una voz interior, un “Daimon” que nos plantea determinadas exigencias. Carpe Diem es escuchar esa voz particular y serle fiel, cualesquiera que sean las dificultades. Y no hay comparación posible entre las realizaciones que surgen de la fidelidad a esas voces, tantas como personas y todas imprescindibles.-

 Cesar en la preocupación es cancelar a los ídolos o fantasmas. Nada conspira contra nosotros desde lo invisible, salvo nuestra angustia. Su corolario lógico es la ausencia de temor. Si no hay que preocuparse de ningún dios o demonio, al fin creación humana, a quien o qué vas a temer?

   Piensa que siempre que con barro amasamos o tallamos con madera una imagen divina, si en ella habitase un dios se alzaría vacilante y sorprendido de nuestra devoción y nos honraría a nosotros, que lo creamos, doblando la rodilla.-

 Más tú me dices: “acepto que lo invisible es palabra vacía, pero voy a morir! Y que angustia al pensar un mundo en el que no estaré presente, como puede un organismo con conciencia de su existencia tranquilizarse ante su desaparición?.”

  Reconozco, amigo, que no se puede dar una respuesta general, válida para todos. Cada individuo, conforme a su ser, debe comprender su morir. Por si te es de algún valor te hablaré de como veo mi morir. En los clásicos de la lengua española se halla una expresión, que hoy quizás suena demasiado solemne y barroca, pero muy útil para lo que quiero decirte, “cátedra de morir, su empleo indica ya un proceso de aprendizaje ya que cátedra de morir se resuelve en cátedra de vivir. En la fidelidad a esa voz interior, en ese proceso de escuchar al “daimon” oyes cada vez mayor claridad.-

  Este proceso de interiorización nunca es abandono del mundo ni menosprecio del mismo, pero sí una reconsideración de la exterioridad que implica poda o abandono de ilusiones y poderes que te reducen a servidumbre y angustian al pensar en la necesidad ineluctable de tu desaparición de la órbita de su contemplación.-

  En este proceso de escuchar, en esta cátedra de vivir y de morir, surge la clara visión de la arquitectura irrepetible de la existencia particular, un templo singular, incomparable en el que resuena la melodía de tu vida, el centro desde el que pensar el mundo. Un centro que no puede estar en la exterioridad lo que supondría su adoración y la angustia del morir. Cuando todo esto te resulta claro comprendes que por muchas cosas maravillosas que haya en el mundo, una contemplación indefinida carece de sentido. El mundo, en definitiva, es el reino de la repetición, en la más hermosa sonrisa vemos los rasgos cansados del eterno retorno de lo mismo, la banalidad infinita.-

            En nuestro templo, arquitectura no cerrada sino abierta, escuchamos la melodía de nuestra existencia y sabemos entonces de la esencialidad del límite, que la sinfonía tiene que finalizar, sino no sería tal.-

            Al final, la eliminación del máximo posible de exterioridad te sustrae a la atracción del eterno retorno de lo mismo con serena melancolía, te sumerges en los últimos acordes de tu existencia y te disgregas en el silencio.-