JUNIO, 8

Cuando nos encontramos frente a un pensar ajeno de una densidad que excede de la banalidad de la conversación cotidiana, todos somos agentes y pacientes de una operación de adaptación a las dimensiones de nuestro mundo de ese texto emitido en otro mundo de mayor o menor complejidad que el nuestro o, simplemente, de difícil comparación inmediata. Esa adaptación, si nuestro mundo es menos complejo, implica una reducción del ámbito pensado por el texto. Necesitamos salivarlo, masticarlo y eliminar, para poder digerirlo, la complejidad inasimilable que rechazamos intelectualmente, cada uno según sus posibilidades. Si por el contrario el texto ha sido pensado desde un mundo inferior al nuestro, lo que ofrezca de aprovechable puede experimentar en su asimilación una ampliación, una sobreinterpretación. Nuestro adobe lo enriquece y lo introduce en asociaciones mucho más densas. Cuando los dos mundos, el que emite el texto y el que recibe, son semejantes en sus dimensiones, las diferencias, que son como lenguas hacen que la asimilación/traducción se resuelva en recortar por aquí, añadir por allá y preparar así el alimento con la materia prima cruda.-

            Con esto afirmamos la vanidad de cualquier empresa de averiguación de lo realmente pensado por otro, la imposibilidad de interpretar cabalmente el pensamiento ajeno fuera del ámbito de nuestras necesidades alimenticias. Estudiar el pensamiento de Aristóteles o de Platón, por ejemplo, equivale a examinar los procesos digestivos de esos textos por los diferentes filósofos de las diversas épocas históricas, por supuesto en el ámbito de nuestra digestión y así indefinidamente.-

            Cuando Heidegger habla de exponer lo pensado y no dicho por otro en el estudio de un texto, se halla, con toda legitimidad, inmerso en esa operación culinaria de preparación de una sustancia comestible.-

            La consecuencia es que no debemos lamentar lo que consideramos una incorrecta interpretación de nuestro pensar. Ni tampoco fatigarnos en la búsqueda del Santo Grial de una interpretación auténtica, debe satisfacernos una alimentación correcta adecuada a nuestras características digestivas y que los demás coman con abundancia de nuestros textos. No interpretar o ser objeto de interpretación, sino comer o ser comido, un canibalismo recíproco que no cansa y vigoriza.

            Lo que en la vida intelectual que surge del comercio de los textos es la normalidad en las sociedades democráticas, se revela un peligro mortal para las organizaciones políticas, por naturaleza autoritarias, y para las iglesias, en lo que atañe al mantenimiento de la ortodoxia.-

            Esto lo han comprendido perfectamente los conductores de los procesos que, a través de los siglos, han llevado al triunfo de las concepciones dominantes en las dos grandes religiones de nuestros días: la iglesia católica y el islám. El Jesús de la última cena no pierde el tiempo con abstrusas explicaciones teológicas para oídos de los apóstoles, sobre el misterio de la transustanciación. Dice simplemente, “ésta es mi carne y ésta es mi sangre. Comed y bebed” Y primero los apóstoles y luego la grey cristiana lleva comiendo y bebiendo dos mil años, alimentando su vida religiosa con unos productos alimenticios básicos, máximo común denominador de los paladares creyentes. El dogma, un invento genial, grado cero de la interpretación, cuya asimilación se reduce a un pasivo masticar, una suerte de “pizza religiosa” que evita las diferencias de interpretación (inevitables, como dijimos, pues el pensamiento en sí del fundador es incognoscible, incluso para él mismo) y mantiene la cohesión y fortaleza de la organización, de la Iglesia Católica, por ejemplo, cuyo éxito en el mantenimiento de la ortodoxia es evidente (frente a la proliferación de sectas cristianas y de libertad especulativa de la teología protestante).-

            En el terreno de la política ocurren fenómenos semejantes. Dejando a un lado, de momento, organizaciones totalitarias, como las fascistas o estalinistas, fijémonos en un partido de extrema derecha de este país: El PP, cuando comienza con refundaciones o surgen en su seno reflexiones sobre su ubicación en el espectro político, es decir, interpretaciones sobre el texto fundacional en sentido amplio, abre paso a la fragmentación y a la pérdida de protagonismo. Fraga Iribarne, su fundador, como un nuevo Jesús de Nazaret, redujo la interpretación política al ámbito del simposio: “comed empanada y bebed la “queimada” por mí preparada”. Los continuos banquetes a que se reducía la actividad política, muchos celebrados en un monte de nombre predestinado, “Monte del Gozo” ahogaban en germen cualquier contradicción y mantenían la unidad y fortaleza de la organización. Así el PPGA, que al reducir su nivel de comensalidad, comienza su decadencia.-             Naturalmente, estas crisis religioso/políticas son un enorme progreso del ser humano que no se resigna al dogma e indica a los jefes de religiones y partidos que el infantilismo interpretativo que pretenden imponer, reducido a movimientos mecánicos de mandíbula, no tiene futuro.-           

JUNIO, 3

Leyendo sobre los dioses de la muerte en diversas culturas, me encuentro con Libitina, diosa de la muerte en Roma. De probable procedencia etrusca, me dice mi viejo amigo Ernout que en su templo de Roma se guardaba el material de pompas fúnebres. Libitinarius era el empleado o empresario funerario y el nombre acabó designando el lecho mortuorio y el lugar al que son conducidos los muertos, pero lo más notable, continúa Ernout, es la errónea etimología popular latina que puso en relación el nombre de la diosa con “lubet” o “libet” (tener ganas, de mihi libet, me place, me agrada), palabra que pertenece a una raíz indoeuropea, con abundante presencia en los dialectos: gótico, lubains (esperanza) eslavo (ruso: ljubov (amor) ja tebja ljubliú (te amo), o palabras, hoy internacionales, como libido y libidinoso. No es extraño que los latinos crearan una Venus, infernal sí, pero son la carga erótica propia de una afrodita.-

            Etimología, si bien equivocada, no por ello gratuita. Al contrario, responde a profundas necesidades humanas, pensar la inmensa soledad del morir como una escena de diálogo en la que sea posible una cierta compensación o incluso un afecto, que abra camino a la esperanza.-

            Todos recordamos “el séptimo sello” y la partida de ajedrez que Antonius Block (Max Von Sydow) juega con la muerte (Bengt Ekerot), una fina presencia, en cierto modo tranquilizadora. La ascensión final del monte entre la niebla con los accidentales compañeros de destino, entreabre puertas. Vemos más claramente a Venus infernal en el musical de Bob Fosse (all that jazz) la muerte aquí es una hermosa mujer (Jessica Lange) vestida de traje nupcial que se aproxima lentamente al protagonista a medida que éste va cesando en su frenético baile, hasta que domina la pantalla al sellar con sus labios los del agonizante en el momento en el que se detiene su corazón.-   

            Sería hermoso que el final de la vida estuviera marcado por una partida de ajedrez con la muerte o por el abrazo de Lubitina. Más allá de la belleza de imaginar de tal forma el final y que, como toda belleza, se justifica por sí misma, las ilusiones, si no las vemos como tales (y en su justo papel) nos impiden captar el significado del morir.-

            Hace muchos años, escribí un poema “rota caja de música” del que extraigo algunos versos:

            “La muerte la pensaba cuando joven como alguien que llamaba desde fuera, una diosa ebria de furor antiguo, o muchacha inocente y homicida, quizá inflexible, triste caballero pero cortés en su terrible oficio. Envejecí y sé que no hay llamada, ni voz sin voz, ni funesto lugar que aguarde deseoso mi llegada, nadie a quien decir ¿por qué? o espera! Nada. Mejor todo. Todo está en mí, fruto soy de la muerte que maduro”.-

            Y así es: el cuerpo que tanto amamos puede, en un súbito, transformarse en amenaza, monstruosa, incluso, que crece y se alimenta de sí mismo. Somos inevitable floración de muerte y no hay combates o amores infernales que nos den esperanza. Esta naturaleza “pavorosa” del cuerpo, aún en su plenitud de fuerza y hermosura la podemos experimentar, por ejemplo, en un laberinto de espejos, al ver multiplicada nuestra imagen. Al cabo de cierto tiempo se va desprendiendo algo parecido a una amenaza que fluye sin cesar de las mil miradas que nos observan fijamente e incluso sobra el laberinto, con un espejo es suficiente, pues un espejo es siempre mucho más que un espejo, en él podemos ver lo invisible para nosotros de nosotros mismos, nuestra cara oculta de la luna y su transparencia homicida aclara las grietas de la carne y provoca su hervor.-

            Borradas las ilusiones, sabido que somos planta de muerte, nos queda el más difícil aprendizaje, cesar en el esfuerzo por perseverar en lo heterogéneo, facilitar la disolución de la dureza de las formas y gozar de la dulzura de la disgregación.-

MAYO, 27

Veo en los periódicos nuevas imágenes del dictador norcoreano Kim Jong Un. No recuerdo si la correcta designación usada por los turiferarios del régimen es la de “el querido líder” o “el general más joven” u otra análoga. Todas se asemejan en dictadura e incluso en democracia, si ésta es joven y todavía predominan las actitudes de vasallo. En España recuerdo “el rey que no nos merecemos (Juan-Carlos) o “el príncipe más preparado” (Felipe) auténticos mantras repetidos hasta la náusea.-

            Volviendo al coreano: aparece entre los aplausos de sus súbditos, la mirada perdida, un andar patizambo y vacilante, un peluche que al que no sepa nada de él y lo vea por vez primera, puede inspirar ternura. Pero qué calidad la de su atención en la vigilancia y eliminación de cualquier posible adversario.-

            Su estética no me deja indiferente: el corte de pelo, las mejillas mofletudas, la redondez de la cabeza, la ausencia de cuello, la boca carnosa y una cierta inocencia que fluye del pliegue mongol. Me recuerda poderosamente la escultura olmeca. Si uno abre el libro correspondiente allí encuentra al “bebé jaguar” o las cabezas colosales que, sin cuerpo, descansan sobre la yerba. Más llamativo, sin embargo, es el contraste entre el rostro felino e infantil del dictador y la vestimenta que cubre su obesidad. Cuando lleva largo sobretodo oscuro y sombrero de fieltro parece que su sastre es el que vistió a la gerontocracia del politburó del partido comunista de la Unión Soviética en los últimos treinta años de la misma. No desdice al lado de un Molotov o de un Brézhnev.-

            En fin, seguiré coleccionando imágenes del joven Kim. Por ejemplo, la de su nuca, masiva y sin matices, de gran gato, cuando sentado y de espaldas dirige la trayectoria victoriosa de sus cohetes.-

Junio,7

Antología de antiguos

Julia la mayor, esposa de Agripa: “Nunquam enim nisi navi plena tolle vectorem” (que no suba a bordo un pasajero salvo que la nave esté llena). Respuesta que se le atribuye ante la admiración suscitada por la semejance de sus hijos con el padre. Me asombra la actitud moderna y emancipada de esta matrona romana. No parece que nos separen de ella dosmil años. Si fuese trasladada al seno de la alta sociedad romana de nuestro días, se sentiría muy cómoda aunque creo que le extrañarían unas costumbres tan morigeradas.

Sobre Aristóteles. Un autor afirma que el filósofo niega la naturaleza corpórea de la luz y que es energía en la que hay una fuente luminosa. Que la luz no es “soma” (cuerpo) ni “aporroé” (flujo) ni  “kinesis” (moviemento). Es “alloíosis” (alteración) del medio transparente en el que se instala con carácter instantáneo. Seguramente el valor científico de estas afirmaciones es nulo, pero para la Poesía hay en ellas un altísimo valor poético.

Horacio. “odi profanum vulgus et arceo” (Aborrezco el vulgo ignorante y me aparto). Pero nunca formulemos la ecuación una persona = profanum vulgus. Este sintagma no abarca la totalidad de la persona ni es por necesidad una dimensión permanente. Al contrario, de todos puede ser predicada en algún momento o aspecto la “vulgaridad profana”. En esos términos hay que entender el “aborrecer” y el “apartarse” que siempre implicará rechazo de algo de uno mismo.

Títulos funcionariales del imperio, sobre todo del tardío. En ninguna época histórica hubo títulos más hermosos, incluso poéticos en nuestro occidente: “magister memoriae” (maestro de la memoria), “comes sacrarum largitionum” (conde de las distribuciones sagradas, una especie de ministro de hacienda). “Quindecenvir sacris faciundis” (magistrado de los sacrificios a los dioses). “Procurator metallorum pannoniorum et dalmatiorum” (encargado de las minas de Pannonia y Dalmacia). “Duumvir aquae perducendae” (magistrado para el suministro del agua). Como por mi edad no tengo ya la energía física suficiente para aspirer a la jefatura militar  del “magister militum praesentialis”, aceptaría con satisfacción, de serme ofrecido, el cargo de “praepositus sacri cubiculi” (jefe supremo del sagrado dormitorio) de la emperatriz, si no fuera reservada tal función a los eunucos, aunque mi edad a ellos me aproxime.    

MAYO, 23

           

En una edición bilingüe (en inglés y vasco) del libro “tres mujeres” de Sylvia Plath leo estos versos (relativos a una sala de recién nacidos), cuya belleza me inmoviliza:”I think they are made of water. They have no expression. Their features are sleeping, live light on quiet water. They are the real monks and nuns in they identical garments…they are walkers of air! La potencia de la imagen me arranca de la inmovilidad y me hace oscilar.-

            Releo en una antología de poetas vascos que escribieron en euskera y en español y editada por la euskaltzandia un poema de Bitoriano Gandiaga. El poeta piensa poéticamente una obra del escultor Jorge Oteiza como la figura sufriente de Euskalherría. Su título: “Hutsune nabarmen bat” (Un claro vacío) dice: “…Euskaraz bakarrik aditu ditereen hitz gurutziltzatua” (palabra crucificada que solo puede escucharse en vasco), y finaliza “hutsune antsia den hortaz/galde egiten duenak/ez dauka euskal herriarik…hutsune latz hortaz/galdetzen duenak/ez du begiztatu/euskaldun amarik/ez du begiztatu euskaldun semerik/ez du begiztatu euskal herriarik” (Quien pregunta por ese vacío que vibra/ no ha hecho suyo al Pais Vasco- quien pregunta por ese vacío duro / no ha observado a la madre vasca / no ha visto al hijo vasco/ no se ha ocupado de Euskalherría). Vale la pena esforzarse por aprender un poco de vasco para apreciar el poema íntegro en su lengua.-

            Los ritmos en las antípodas de los versos ingleses y vascos me llevan al tan hollado tema de la posibilidad de traducir la poesía. La máxima dificultad la observo en la traducción del inglés al vasco de los versos de Sylvia Plath, pero tampoco la versión española da cuenta cabal del poema de Gandiaga aunque es menor la dificultad de traducir poéticamente desde el vasco al español que desde el inglés al vasco.-

            Haría las siguientes observaciones: A) La utilidad de una traducción, como las viejas escolares, “ad pedem litterae” para aquellos que empiezan el estudio de una lengua o la conocen insuficientemente, sobre todo en el ámbito de las lenguas clásicas o en el de las germánicas y eslavas por la cercanía de la sintaxis que facilita aquella traducción. B) La edición de poesía debe ser siempre bilingüe, siempre con el texto original a la vista. C) Con excepción de lenguas muy próximas, o que el texto concreto lo permita, la traducción será en prosa, con explicación de palabras clave y de las connotaciones inherentes a los lexemas de un vocabulario. D) Queda descartada la posición que defiende, partiendo de la obra artística en la lengua A, crear con la traducción otra obra artística en la lengua B. Esta “hermosa traducción” podrá ser un gran poema que surge al pensar poéticamente otro al que acompañe, pero ello debe quedar claro. En definitiva se puede traducir en prosa el pensar de un poema pero es intraducible la configuración poética de ese pensar en la lengua de partida, como lo es también el lenguaje poético de un Heidegger que, con Novalis, lo pensamos teoría de la poesía (lo que no excluye traducciones de trabajo, que faciliten la comprensión del texto original).-

           

MAYO, 20

Un pensamiento de Novalis: “Die poesie ist der held der philosophie. Die philosophie ist die theorie der Poesie” (la filosofía es la teoría de la poesía y la poesía es el héroe de la filosofía). Más de doscientos años después esta afirmación revela su verdad. El avance de las ciencias físiconaturales y también de las humanas y sociales, dejan sin su terreno tradicional a la filosofía que queda reducida a su propia historia (historiografía filosófica, ciertamente muy importante para la historia cultural de la humanidad) pero lo que no puede ser la filosofía es un pensar, aún radical, sobre problemas científicos, sociales… que son objeto de las diferentes disciplinas o del ensayo interdisciplinario. La “radicalidad” no es patrimonio exclusivo de la filosofía, resulta penoso el temario de alguna semana de filosofía, no por los temas tratados sino por la calificación de filosofía.-

            Sin embargo, el pensamiento de Novalis rescata a la filosofía de la confusión de su estatuto teórico y le otorga, como teoría de la poesía, la máxima dignidad que no le podrá ser arrebatada. Así, por ejemplo, hay que entender la obra de Heidegger, como teoría de la poesía y de sus héroes, tal Nietzsche o Hölderlin un pensar poético ajeno al valor científico de la verdad pero que en su profundidad, se revela esencial para la humanidad.-

MAYO, 17

Un autor enumera las diferentes posibilidades de que disponían los antiguos para evitar el destino común que es el morir y el ingreso en el Hades. Las estudio atentamente por si me son de aplicación. Deshecho inmediatamente la de los Campos Elíseos pues no tengo parentesco de afinidad con los dioses, como Menelao, yerno del padre de los dioses por su matrimonio con Helena.-

            Olvido la vía del Olimpo, ante la falta de una hermosura que me permita albergar esperanzas de ser raptado, tal Ganímedes, por Zeus enajenado. Por otra parte, no parece muy atractivo un eterno oficio de copero.-

            Más accesible parece la opción de las Islas Bienaventuradas, reservadas a los héroes y a los hombres piadosos. Sin embargo, y aunque tengo por seguro la dignidad de mi comportamiento si a mí, hombre de libros, la muerte, como en el verso de Borges, “me buscara a campo abierto”, es probable que el héroe homérico no me reconocería como su igual e incluso, protestaría por mi presencia. Yo tampoco me sentiría cómodo con su compañía y sus agones. En lo que atañe a la piedad, para con los dioses, no sé lo que es y solo me atrae su belleza resplandeciente.-

            Queda la Arcadia feliz, reservada a los poetas: Modestamente confío en la calidad de mis poemas que me permita la entrada en ese país de música. Descansaré en la yerba mientras observo a los bueyes del sol escogiendo el pasto más sabroso, de la flauta de pan nacen serpientes del aire. Espero, en el calor del mediodía, la visita al arroyo cercano de alguna diosa o ninfa, aunque también sería suficiente el baño de una pastora. Una duda me asalta ¿una eternidad de armonía? Pronto, quizás, desearía menos vida que una sombra en el hades, ser sombre de sombra, fugitivo brillo que vacila, nada.-

MAYO, 14

Una nueva película: “Los hermanos hermanas”, del francés Jacques Audiard. Un cine del oeste diferente. Se dispara rápido pero se habla mucho. Se escuchan conversaciones ausentes en el género, sobre construcción de una sociedad más justa, sobre la violencia inútil y su círculo infernal, de hecho es la vez primera que oigo en una película del lejano oeste la palabra falansterio y un elogio del socialismo utópico. La reflexión de los protagonistas sobre el círculo vicioso en que se mueven, de permanente retorno de la violencia, los lleva al regreso para la eliminación del generador de ese círculo concreto en el que se encuentran y la liberación del mismo, repitiendo, en cierto modo, el asesinato del padre que los lanzó a la espiral de su vida de pistoleros.-

  Aunque la fecha del siglo es temprana (1851) la llegada de los hermanos a San Francisco hace que observen una sociedad urbana que con sus comodidades vuelve poco atractiva y más difícil su clase de vida (y el propio género cinematográfico) la cual liquidan en un final muy brillante e inesperado. Pienso que solo un europeo podría dirigir una cinta del oeste como la comentada, y que siempre es posible renovar el género con una obra, magnífica, aunque aquel parezca agotado.-

  Por tercera o cuarta vez vi “La grande belleza” de Paolo Sorrentino. Es el tipo de película que se conserva en la memoria, con todas sus escenas y detalles, no obstante el paso del tiempo, como las de Fellini. Más allá de la belleza, inolvidable, de todos sus momentos y de la perfección de sus diálogos de acerada y conmovedora sencillez, quisiera hacer dos observaciones de orden general: La primera, que no hay gratuidad alguna en las escenas concretas que con su hermosura dominan la película, las cuales en absoluto constituyen una sucesión arbitraria en perjuicio del hilo argumental. Éste existe, claramente, si bien sobreentendido, es la vida cotidiana del escritor Jep Gambardella, como recogida por una cámara que realiza un reportaje sobre un tiempo concreto de la misma. La cámara lógicamente acentuaría los momentos fuertes y de interés general, acompañada de la voz enlace del locutor, función que aquí incumbe a los espectadores que lo seguimos, invisibles, en sus paseos y actividades romanas.-

   La otra observación se refiere al escritor que representa Toni Servillo, de si es o no un gran escritor. Él expresa sus dudas sobre si ha perdido el tiempo en su conquista de la mundaneidad. Además algún diálogo o reflexión del protagonista las alimenta ¿Cuál es la importancia de su primer y único libro? Pero pensamos que la posible pérdida de tiempo no se deduce automáticamente de la fiesta permanente de la actividad mundana del escritor. Si a Marcel Proust le preguntaran por la pérdida de su vida por frecuentar sus aristócratas franceses, no comprendería. “A la búsqueda del tiempo perdido es el nombre de la ganancia de este genio. No olvidemos que “die Poesie löst fremdes Dasein in eignem auf…alles muss Lebensmittel werden” (la poesía disuelve en su seno la exterioridad. Todo debe servir de alimento). Así el concepto de pérdida de tiempo no tiene un fundamento objetivo, sino subjetivo, la capacidad para revertir en ganancia “el tiempo perdido”, transformarlo en ingrediente de una obra grande. Es obvio que Gambardella es un gran escritor, de hecho ha decidido escribir de nuevo un libro que para el espectador es la película comentada, su “recherche” que destila oro del extraño “Dasein” vivido.-

  Solo del escritor que retorna “al paese” después de haber pasado cuarenta años en Roma donde no ha podido o sabido explicitar sus posibilidades se plantea la pregunta terrible de la pérdida de tiempo, con toda su crudeza y crueldad.-

  Con respecto a la “fauna” que en el filme pasa su vida en diversión perpetua, la cuestión de la pérdida de tiempo ni se plantea pues en el estilo de vida de estos romanos la oposición pérdida/ganancia no es pertinente, como tampoco en el de la mayoría de la gente. Ciertas dimensiones, para ella, son invisibles.-

MAYO, 10

En un ensayo sobre la antigua Grecia: “L’eroe non muore in un qualunque luogo e el sito dove l’eroe é morto non sará mai un luogo qualunque”. Presentes estas palabras veo en la prensa del día unas manifestaciones de un director de una organización de salvaguarda de la memoria histórica y pienso en las decenas de miles de inocentes, asesinados en la guerra civil y en la dictadura por la barbarie. Cuando alguna fotografía de las víctimas nos es accesible vemos en la mayoría de ellas los rasgos sencillos y honestos de hombres y mujeres que sin duda son héroes, de una forma diferente a la heroicidad antigua, pero más elevada.-

            Por ello, el lugar donde han sido asesinados, empapado de sangre y sufrimiento, no es un lugar cualquiera, es un lugar sagrado, un altar, en consecuencia, no deberían ser excavadas y removidas las fosas y dispersados los restos en cementerios de olvido, al contrario, lo más eficaz para una memoria ejemplar es convertir aquellas en monumentos, con listas imborrables de nombres y recuerdos, y conservando así la fraternidad conmovedora surgida del sacrificio.-

  Todos los gobiernos han incumplido la ley de memoria histórica, la mayoría de los políticos quieren olvidar, quizás porque la sangre de las víctimas es exigente e implica deberes o porque el heroísmo es incómodo en la banalidad democrática en la que estamos instalados, pero hemos sido avisados de que hay una ignominia, una infamia aún mayor que la del asesino, es la infamia del que olvida, del que quiere olvidar.-

  Por contraste, políticos de uno u otro signo, ávidos de votos o temerosos de perderlos, jaleados por la sociedad mediática, atribuyen fondos millonarios, y ponen en peligro vidas, para el rescate de restos mortales (recordemos el caso del llamado “pequeño Julen”) de víctimas de accidentes, en vez de alzar en el lugar una tumba sencilla y digna. Recursos que se niegan para las fosas de la guerra, para la fosa de García Lorca y sus compañeros, por ejemplo. Una reflexión final merecen los familiares de las víctimas de accidentes y de homicidios de todo tipo, que con el apoyo interesado de los medios y el seguidismo cobarde de los políticos adquieren un protagonismo casi siempre tóxico, en el mejor de los casos, actores de un melodrama consumido con fruicción por los espectadores-basura (A. Rico) y en el peor, con el ejercicio de una presión continua a los partidos para cambios demagógicos en la legislación. Han convertido exitosamente su dolor en política y terminan muchos afiliados a la derecha más reaccionaria donde encuentran cobijo para el desahogo odioso de su mediocridad.-

MAYO, 6

Leo un poema de Mihai Eminescu en el que aparecen estos conmovedores versos: “O mamâ, dulce mamâ, din negurâ de vremi…Tu mâ chemi…mereu va plînge apa, noi vom dormi mereu” (oh madre, dulce madre, desde la niebla del tiempo, tu me llamas…siempre llorará el agua, para siempre nosotros dormiremos). Me emociona esa llamada, aunque sé que de las cenizas de los cuerpos solo brota el silencio. Pero como seres poéticos que somos los humanos, es decir, como constructores, necesitamos alzar una morada, una morada poética, cuyo rasgo esencial es la posibilidad de escuchar lo inaudible. No hay así contradicción alguna entre las leyes de la materia que se aplican a los cuerpos sin aliento y la vivienda poética que habita nuestro vivir y en la que es real todo lo pensable. Solo la poesía es capaz de tal arquitectura “grössen werden durch grössen konstruirt (lo grande lo construye lo grande). La casa del poeta. Ese es el título de un poema que escribí hace muchos años, al contemplar una obra de Chillida. Sus dimensiones abiertas, que fuera de la poesía se pensarían intemperie, posibilitan aquello de “nicht ist dem geist erreichbaren als das unendlichen” (lo más fácilmente alcanzable por el espíritu es el infinito). A la dificultad o imposibilidad material de acceder a un punto concreto del espacio o del tiempo responde la inmediatez del espacio y del tiempo poéticos en los que cualquier infinito es navegable y reconocible y donde los seres amados nos hablan continuamente.-

 Es esa intemperie de la casa poética, lo contrario de la arquitectura banal que exige el resguardo de la concha de caracol. Solo desde la intemperie, desde el desabrigo, podemos reconocer y escuchar.-