“Ípia apó dinatá krasiá, kazós pu pinun i andrii tis idonís” (Kavafis. “Bebí de vinos poderosos como beben los guerreros del placer”)
El gran poeta alejandrino se embriagó con los más fuertes alcoholes que ofrece Eros y también con los del conocimiento. Su pensamiento poético extrajo de ambos los frutos de los que siempre gustaremos.
Otros no soportamos ni necesitamos destilados del placer de alta graduación. Unas gotas y, mejor, un poco de vino. Pero me pregunto si esa intolerancia a un exceso de placer no influye en la fuerza de la iluminación poética.